Este domingo se celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil. El actual presidente del país, Jair Bolsonaro, se enfrenta a Lula da Silva, que quiere volver a la Presidencia, cargo que ocupó durante dos mandatos consecutivos, desde 2003 hasta 2010.
Lula, que ha sido candidato presidencial en seis de las nueve elecciones que se han producido desde la restauración de la democracia en Brasil, ha visto estrecharse la enorme ventaja que le auguraban las casas demoscópicas frente al presidente Bolsonaro y las últimas encuestas pronostican su victoria superando por muy poco el 50% de votos necesarios.
¿Es posible la victoria de un candidato en segunda vuelta cuando no lo fue en la primera? ¿Qué papel juega la abstención, el número de indecisos o el trasvase de votos desde los candidatos que quedaron fuera en el primer asalto? Hagamos un repaso a la historia electoral de Brasil.
Las primeras elecciones: 1989
En 1989 tuvieron lugar las primeras elecciones presidenciales directas desde 1960 en Brasil, la primera que se realizó con un sistema de segunda vuelta y el primero que tuvo lugar bajo la Constitución Federal de 1988, que siguió a dos décadas de gobierno autoritario después del golpe de Estado militar de 1964.
El popular gobernador de Alagoas, estado situado al noreste del país, Fernando Collor de Mello, venció en primera vuelta con el 28.52 % de los votos. Mello, el candidato de la derecha, se enfrentó al segundo candidato más votado: Luiz Inácio Lula da Silva. El líder sindical, que tenía entonces 45 años, miembro del Partido de los Trabajadores, superó por poco ―el 16% de los votos frente al 15.45%― a Leonel Brizola, otro candidato de izquierdas.
La segunda vuelta llevo a Mello a la Presidencia, venciendo a Lula con el 53% de los votos frente al 46% el electorado que apoyó al líder izquierdista. A pesar del apoyo de las élites intelectuales, que se plasmó en el apoyo de numerosos artistas en la canción ‘Lula Lá’ ―que, por cierto, ha sido rescatada para las elecciones de este domingo―, Lula se quedó a las puertas del Palacio de Planalto.
En cuanto a la abstención, en primera vuelta participó el 88% del electorado, cayendo 3% en la segunda vuelta. Mello acabó salpicado por la corrupción, siendo destituido en mitad de su mandato. Le sucedió su vicepresidente, Itamar Franco, quien gobernaría hasta 1994.
Victoria incontestable de Cardoso: 1994
El arquitecto de una importante reforma fiscal durante el Gobierno de Franco, el ministro de Hacienda Fernando Henrique Cardoso se presentó por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) a los comicios de 1994. Su principal rival fue de nuevo Lula, que ya aglutinaba la mayoría de los votos provenientes de la izquierda.
Cardoso, de ideología socialdemócrata, pero aliado con liberales y conservadores, venció de manera rotunda, obteniendo el 54% de los votos. No hubo, por tanto, segunda vuelta, al superar la mitad de los votos totales. Lula, por su parte, fue apoyado por un 27% del electorado. Meses antes, las encuestas apuntaban a una clara victoria del líder del Partido de los Trabajadores; sin embargo, las duras críticas de Lula al plan impulsado desde el Gobierno por Cardoso, que tanto éxito tuvo y tan bien acogido fue por los brasileños, hicieron que las tornas cambiaran.
De estos comicios cabe destacar el gran resultado de Enéas Ferreira Carneiro, al que votaron más de 4 millones de brasileños, que era un candidato soberanista y conservador ―en fin, al que hoy tildarían de extrema derecha― y el récord de abstención, que rozó el 30%.
Reelección de Cardoso en primera vuelta: 1998
El caso no fue muy distinto cuatro años después. Cardoso volvió a arrasar con el 53% de los votos. Lula da Silva, en su tercer intento de alcanzar la Presidencia del país, recibió casi el 32% de los votos, mejorando respecto a 1994 y doblando sus resultados de 1989. Destaca la aparición de Ciro Gomes, entonces miembro del Partido Popular Socialista ―heredero directo del Partido Comunista Brasileño―, que quedó en tercer lugar, con casi el 11% de los votos.
La abstención, de nuevo, fue muy alta, aunque no llegó tan lejos como en 1994, situándose en el 21,5%. Cardoso salió reelegido por mayoría absoluta, pero se debió más a su persona que al partido que representaba, cuyos resultados no fueron buenos a nivel de estados.
A la cuarta va la vencida: la llegada de Lula al poder en 2002
Cardoso no podía optar a un tercer mandato ―la Constitución brasileña sólo permite dos consecutivos―, y por su partido se presentó el entonces ministro de Salud, José Serra. Lula se presentó por cuarta vez a las presidenciales, y en la primera vuelta ganó con contundencia a Serra con el 46.44% frente al 23,19%, pero no alcanzó el ansiado 50%.
La crisis económica iniciada durante el segundo mandato de Cardoso, la estrategia de moderar el mensaje del PT, el apoyo de figuras del centro y centroderecha ―eligió a José Alencar, un empresario liberal, como número dos― hicieron que Lula ampliara su base electoral y que la gente perdiera el miedo al socialismo. En la segunda vuelta Lula, por tanto, arrasó con el 61% de los votos, viéndose beneficiado por los votos de los candidatos de izquierda que quedaron fuera en la primera vuelta.
La abstención bajó considerablemente respecto a 1998: 17,7% en la primera vuelta; pero en la segunda, como suele ocurrir, está aumentó, en este caso llegó al 20,5%. Lula ganó en todos los estados excepto en uno, y se convirtió en el primer presidente de izquierda desde la dictadura.
La reelección de Lula: 2006
El gobernador del estado de São Paulo, Geraldo Alckmin, fue el candidato del principal partido de la oposición, el Partido de la Social Democracia Brasileña, en las elecciones de 2006. A pesar de rehusar participar en los debates electorales, Lula obtuvo mayor apoyo que en 2002, llegando al 48,6% de los votos. Alckmin consiguió un excelente resultado: el 41,6%.
En la segunda vuelta Lula cambió de estrategia y sí participó en los debates contra Alckmin. Lula fue reelegido viéndose beneficiado por los votos de Heloísa Helena, candidata de izquierdas que en la primera vuelta había recibido más de seis millones de votos, y venció con el 60% de apoyo, mientras Alckmin perdió casi 2 millones y medio de votos. La abstención fue menor que en 2002, situándose en un 16,8% en la primera vuelta, y en un 19% en la segunda.
Dilma Rousseff toma el relevo: 2010
Lula no podía presentarse a un tercer mandato consecutivo, así que ungió a Dilma Rousseff, ministra de Minas y Energía en el Ejecutivo de Lula, como candidata a la Presidencia de Brasil. El PSDB volvió a nominar a José Serra, el exministro de Cardoso al que Lula aplastó en 2002.
En la primera vuelta Rousseff consiguió un excelente resultado, rozando el 47% de los votos, mientras Serra fue respaldado por el 32% del electorado, superando ligeramente su anterior participación en la contienda electoral. Sin embargo, la sorpresa la dio Marina Silva, ex ministra de Lula y ex miembro del PT que era conocida por sus posiciones ecologistas. Silva, que dejó el Gobierno por discrepancias con Rousseff, obtuvo 20 millones de votos, rozando el 20% del electorado que acudió a las urnas.
Rousseff y Serra se enfrentaron en la segunda vuelta, recibiendo un 56% y 44% de votos, respectivamente. La abstención subió respecto a las elecciones anteriores, llegando al 18,1% en la primera vuelta y a un 21,5% en la segunda. El Partido de los Trabajadores se perpetuaba en el poder.
Victoria ajustada de Rousseff: 2014
La presidente del Partido de los Trabajadores venció por la mínima en sus segundas elecciones presidenciales. La fuerte crisis económica que vivió el país en 2014, con manifestaciones multitudinarias avivadas por el Movimiento Paso Libre, hicieron peligrar su segundo mandato, el cuarto del PT.
En la primera vuelta, Rousseff obtuvo el 41,59% de los votos, por delante de Aécio Neves, candidato del PSDB, con el 33,55% y Marina Silva con el 21,32%, que mejoró sus resultados de 2010. En la segunda vuelta Rousseff fue reelegida por un estrecho margen, 51,64% frente al 48,36% de Neves, la distancia más estrecha de la historia democrática de Brasil: 3,5 millones de votos de diferencia. La abstención volvió a crecer: 19,4% en la primera y 21,1% en la segunda vuelta.
La alegría por la reelección le dudaría poco a Rousseff. La presidente de Brasil fue destituida tras un juicio político en agosto de 2016, provocado por la violación de la ley presupuestaria y por las sospechas de su implicación en actos de corrupción en la Operación Lava Jato ―trama que salpicó a políticos y poderosos empresarios de Brasil; entre ellos, Lula―, de la cual después salió exonerada. Le sustituyó su vicepresidente, Michel Temer, miembro del partido de centro Movimiento Democrático Brasileño.
El ascenso de Bolsonaro: 2018
Ante el descalabro sufrido en el seno del PT, y con la imposibilidad de que Lula se presentara ―estaba inhabilitado por corrupción― el candidato fue Fernando Haddad, ex alcalde de São Paulo y ex ministro de Educación con Lula y Rousseff. Geraldo Alckmin se volvió a presentar bajo las siglas del PSDB, al igual que el izquierdista Ciro Gomes. Pero hete aquí que la sorpresa la iba a dar Jair Bolsonaro.
En la primera vuelta de los comicios de 2018, Bolsonaro quedó en primera posición con el 46% de los votos. Haddad recibió el 29,2% de los votos, el peor resultado de un candidato del PT desde 1994. Gomes recibió más de 13 millones de votos, un 12%, mientras Alckmin alcanzó un 4,7%, el peor resultado en la historia del PSDB hasta el momento.
Bolsonaro, que fue apuñalado en plena campaña y que recibió una feroz campaña en su contra durante todo el proceso electoral venció a Haddad haciéndose con el 55,1% de los votos, siendo apoyado por casi 58 millones de brasileños. La abstención subió de nuevo, al 20,3% en la primera vuelta y al 21,3% en la segunda.
Lula contra Bolsonaro: 2022
La restauración de los derechos políticos de Lula en 2021, han permitido que éste vuelva a presentarse a las elecciones tras su paso por la cárcel. El presidente Bolsonaro, tras cuatro años en el poder ―con pandemia de por medio― aspira a ser reelegido.
En la primera vuelta, en la que las casas demoscópicas pronosticaron una victoria aplastante de Lula ―dijeron que superaría el 50%―, el líder del PT obtuvo más de 57 millones de votos, superando el 48%; Bolsonaro superó las expectativas y llegó al 43,2%, perdiendo 7 millones de votos respecto a 2018. Simone Tebet, candidata del histórico MDB, fue apoyada por 5 millones de brasileños mientras Ciro Gomes apenas alcanzó 3,5 millones. La participación fue la más baja en una primera vuelta desde 1998: el 20% del electorado se abstuvo.
Nunca antes el segundo candidato más votado había recibido tanto apoyo en la primera vuelta ―sólo en 2006 Alckmin superó el 41%―, lo que denota una fuerte polarización en el país. Descontando que los votos de Ciro irán a Lula y gran parte de los de Tebet a Bolsonaro, la clave la marcarán los indecisos, un 7% según las encuestas.
Ante la pregunta de si alguna vez alguien ha vencido en segunda vuelta tras no hacerlo en la primera la respuesta es que, en la historia de Brasil, esto no ha ocurrido. Sin embargo, hace menos de un año, en la también nación iberoamericana Chile, sí ocurrió. José Antonio Kast, candidato del Partido Republicano ganó el primer asalto con el 27,9% de los votos. El actual presidente, Gabriel Boric, quedó segundo con el 25,8%. Y ya sabemos cómo acabó la historia.
¿Bolsonaro lo tiene difícil? Sí. ¿Es improbable dada la historia democrática de Brasil? También. Pero no es imposible, prueba de ello es el creciente nerviosismo en la sede del PT. Lejos queda el triunfalismo de hace unas semanas. Este domingo saldremos de dudas.