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El exjefe del Gobierno no comprende a Venezuela o es cómplice del tinglado

González y la Internacional Socialista defienden a la falsa oposición venezolana

El exjefe del Gobierno Felipe González. Europa Press

Los socialistas españoles de ayer y hoy se sienten con más derechos sobre Venezuela que los reclamados en su momento por Fernando VII sobre la Capitanía General declarada en rebeldía desde 1810. Al parecer no se han enterado ni en Ferraz ni en las periferias del socialismo que anida en el PSOE y sus aliados chavistas españoles escondidos detrás de las siglas de Podemos, que la democracia venezolana no les debe nada. Al contrario. Y puede hacerse acopio suficiente de pruebas.

La permanente intromisión en el proceso político venezolano que disfrazan de “interés sincero” y “hermandad”, ha tenido en los últimos años la dualidad del ying y el yang que representan por un lado José Luis Rodríguez Zapatero y por el otro Felipe González. Zapatero se encarga de agenciar como relacionista público del chavismo, vendiendo las estratagemas de la narco dictadura chavista como “muestras sinceras de diálogo”, mientras con el paso del tiempo nos seguimos enterando de la cantidad de negocios ilegales que Raúl Morodo, su embajador ante el gobierno de Chávez, logró establecer durante su estancia en Venezuela y años posteriores.

Felipe González, por su parte, se mantiene como una ficha del socialismo internacional, pero del otro lado de la orilla. Si Zapatero es el expresidente que blanden como bandera los chavistas, González es el que blande la otra pata del sistema chavista que es la oposición falsaria.

El señor González ha emitido una opinión sobre Venezuela y su “oposición” que va en defensa del partido Acción Democrática, al cual tanto le debe él. Y en dicha opinión se expresa simplemente la ignorancia manifiesta o deliberada por un tema en el que ya el socialismo español o peca por ingenuo o delinque por complicidad. Su declaración se enmarca, además, en la línea de opinión que manejó la Internacional Socialista (IS) en su última reunión en República Dominicana, para que quede claro por dónde van los tiros y de quién es el arma homicida.

El Socialismo internacional salvando a su ‘oposición

Queda claro de nuevo que internacionalmente se sigue desconociendo la existencia no de un régimen chavista sino de todo un sistema donde hay tres patas: el régimen, la oposición fabricada a su medida y la burguesía chavista o boliburguesía, como se le ha bautizado popularmente.

En el marco de una nueva reunión de la Internacional Socialista, se ha emitido un comunicado en apoyo a los partidos de esa oposición falsaria que integran la organización. Según la IS, hay que rechazar que el régimen imponga autoridades partidistas y secuestre siglas para otorgarlas, vía judicial, a dirigentes de dudosa reputación.

En su comunicado sobre Venezuela, la IS se despacha en los siguientes términos:

“El régimen de Nicolás Maduro no ha podido ejercer control de los principales partidos políticos de oposición venezolanos, en el curso del año 2020 utilizó al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a su servicio para dictar sentencias mediante las cuales impuso a tres de los más grandes partidos políticos de oposición (AD, PJ y VP) direcciones políticas integradas por ex militantes de esas organizaciones a las cuales les entregó la representación, símbolos y sedes de dichos partidos.”

Eso de que “no han podido ejercer control de los principales partidos de oposición” ya revela dos errores. El fundamental: no hay oposición en Venezuela. Hay una creación del chavismo para seguir los preceptos estalinistas de crear una oposición a la medida antes que una oposición genuina se pueda organizar. Siendo así, cuando la IS habla de “partidos de la oposición venezolanos”, simplemente no sabe de lo que habla o es cómplice de la jugada, cosa que no sería inusual en una organización de la cual forman parte desde los herederos del albanés Enver Hoxha, los herederos del comunismo búlgaro o los vándalos del MPLA castrista angoleño.

Luego se detienen en uno de los partidos fundadores de la IS como lo es Acción Democrática (AD). Sobre ese caso en particular, se afilian a uno de los bandos en pugna dentro de lo que queda de ese partido para despachar que “En el caso concreto del partido AD, entregaron el control a un ex militante del partido, hoy al servicio pleno del régimen venezolano”.

Vaya sorpresa. Resulta ser que la IS no sabe que uno de sus partidos miembros tiene desde el año 2000 unas autoridades nombradas por ese Tribunal Supremo de Justicia chavista. Ese año, luego de la debacle electoral que trajo a Chávez al poder, los adecos se enzarzaron en una pelea por las siglas. Dicha pelea tuvo dos bandos: por un lado, algunos dirigentes históricos y regionales junto al para entonces diputado Timoteo Zambrano. Por el otro, las huestes de Henry Ramos Allup y Rafael Marín.

El caso fue que ambas tendencias se atrincheraron cada cual en una sede distinta del partido. Y para dirimir su conflicto, no se les ocurrió nada mejor que acudir al chavismo. Es decir, el régimen chavista decidió, a través de su Tribunal Supremo, a cuál de las tendencias se le dejaba el partido. Y ambas tendencias lo aceptaron. Se sometieron al régimen y aceptaron su dictamen.

La tendencia ganadora fue la de Henry Ramos Allup. Este personaje se mantuvo a la cabeza del partido, primero como presidente (2000-2004) y luego como Secretario General (2004-2021). A su lado estuvo siempre, fiel e inamovible, su secretario de organización Bernabé Gutiérrez (2000-2021). Durante todo ese período, la democracia interna no existió. Jamás hubo elecciones internas como cualquier partido democrático debería tener, pues el chafarote impuesto por el chavismo a través de su tribunal, se encargó de modificar con la venia de esos tribunales los estatutos internos para garantizarse que nunca hubiese una propuesta en contra capaz de disputarle el control del partido. Fueron veintiun años de omnímodo poder.

¿A cambio de qué? Es importante esta pregunta. Ramos Allup mantuvo a su partido como el opositor “sensato” frente al chavismo, jugando siempre dentro del grupo opositor como la voz discordante. Si se llamaba a la calle, AD decía que era una locura. Si se llamaba a participar, AD se abstenía. Si se llamaba a la abstención, AD participaba. Si se llamaba a la unidad, AD participaba fuera de las alianzas. Y así, durante años mantuvo a su partido creando discordia para que el régimen que le había entregado el control, pudiese decir: Vean, en esa oposición nunca se ponen de acuerdo.

Y por supuesto que hay más. Porque no se trata solo de posicionamientos por gusto, si no hay quien pague la música. El suegro de Ramos Allup es Franco D’Agostino, uno de los constructores más importantes del país, quien durante los años de poder de AD en la administración pública fue el gran contratista del Estado en obras públicas. El posicionamiento de AD y su líder, permitió a D’Agostino no solamente mantener su posición sino aumentarla, siendo el gran constructor dentro del desaguadero de recursos llamado “Gran Misión Vivienda”.

Siguiendo con los negocios del señor, aparece España. Resulta que el cuñado de Ramos Allup, Francisco D’Agostino, logró casarse con la hija del ínclito banquero Víctor Vargas Irausquín, uno de los preferidos de la boliburguesía. Gracias a eso, entró en la Junta Directiva del Banco Occidental de Descuento, donde comparte sillón con Luis Alfonso de Borbón, otro de los yernos del dueño del banco.

Y para rematar, el ilustre Secretario General de AD impuesto por el chavismo vía tribunalicia logró colocar a sus hijos en el lucrativo negocio de la intermediación del negocio petrolero, terreno que en Venezuela obviamente es exclusivo de los muy altos y encumbrados miembros del régimen y relacionados, pues el comercio de petróleo es un monopolio estatal.

¿Cómo se explica entonces que uno de los principales líderes “opositores” tenga a toda su familia “enchufada” en los negocios con el régimen? Obviamente una cosa tiene que ver con la otra y por sus frutos los conoceréis. Pero más allá de todo esto, vale la pena preguntarse ¿Es lógico que se confíe en ese sujeto como un opositor genuino? Según la Internacional Socialista, sí.

Y Felipe también le cree

Es aquí donde uno espera cordura de un antiguo jefe de Gobierno, que seguramente está bien informado y con moderación valora las cosas antes de fijar posición. Pero no. Distintos medios de comunicación venezolanos se hicieron eco esta semana de una nota de prensa en la que Felipe González declara que “el Gobierno de Nicolás Maduro utiliza la justicia para despojar a los venezolanos de las históricas siglas del partido político Acción Democrática”. Afirma también el expresidente que “el atropello para apropiarse de esa formación política y “ponerla al servicio de la dictadura” desprecia los valores democráticos del pluralismo político. “Pero también muestra el miedo de los tiranos a la libertad”.

En realidad, lo que demuestra la declaración de González es su incomprensión de Venezuela o su complicidad con el tinglado. Las siglas de AD fueron despojadas en 2000 y más que despojo fue entrega voluntaria. La alta dirigencia de AD está entregada al chavismo desde la primera hora, y por intereses bastardos que están a la vista y no necesitan anteojos.

¿Qué motiva a González? Pues que en 2020 Henry Ramos Allup mandó a su Secretario de Organización Bernabé Gutiérrez a negociar con el régimen lo relacionado a su participación en las elecciones parlamentarias que el chavismo organizaría con el sistema fraudulento de siempre. Después que se pactó la participación de AD, saltaron las alarmas en la familia de Ramos Allup: el expediente de las sanciones de los EEUU se cebaron con Francisco D’Agostino, su cuñado. Ramos decidió retroceder, pero dejó a su secuaz Bernabé Gutiérrez en el juego con el régimen. Y el régimen le entregó el control del partido a Gutiérrez, en desmedro de Ramos Allup.

Esa es la historia, Don Felipe. Sus compañeros venezolanos son unos bribones, unos farsantes y unos bandoleros de la política. Unos traidores a la causa democrática y unos corruptos. Unos delincuentes que no les alcanzará la vida para pagar el daño que le han hecho al país.

Pero para los socialistas, mientras más afrentas y delitos, mayor puntuación para recabar apoyos.

¡Y pensar que a Felipe González se le tiene como referente ético del socialismo europeo! ¡Válgame Dios!

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