Una última encuesta de Datum Internacional para el diario El Comercio arroja que la aprobación a la presidenta peruana Dina Boluarte llega a su punto más bajo, reduciéndose a solo un 3% de respaldo a nivel nacional.
El rechazo a su gestión subió a un 94%, dos puntos porcentuales respecto al sondeo de octubre, lo que la acerca a mínimos que empiezan a bordear márgenes de error.
En la misma línea, su primer ministro Gustavo Adrianzén recibe un 81% de rechazo mientras que su ministro de Economía y Finanzas, José Arista, también se ubica en una posición deshonrosa con 75%.
Este estudio también recoge la desconfianza ciudadana hacia fiscales y jueces, con 80% y 77% respectivamente. La población los señala como los responsables de que los delincuentes capturados por la policía sean liberados.
La Policía Nacional (PNP) tampoco se libra del rechazo ciudadano, pues un 62% los considera corruptos y un 23% incapaces.
La impopularidad aumenta mes a mes
En octubre, dos encuestas de Datum e Ipsos coincidieron en que un 92% de la población desaprueba su gestión. En el caso del sondeo elaborado por Datum para el diario El Comercio, el rechazo a Boluarte llegó al 94% en las regiones sureñas -un bastión de la izquierda indigenista y antisistema-, mientras que, en el oriente, que corresponde a las regiones amazónicas, registró un 87%.
Boluarte, quien sucedió constitucionalmente al golpista Pedro Castillo en diciembre de 2022, inició su mandato en medio de violentas protestas auspiciadas por la izquierda radicalque la acusó de traidora por asumir la Presidencia del Perú a pesar de haber asegurado en mítines que no lo haría en caso Castillo sea destituido.
Previamente, Boluarte tomó distancia del partido marxista leninista Perú Libre, la organización política liderada por el prófugo Vladimir Cerrón, que terminó expulsándola de sus filas. También se alejó de Castillo y del círculo de confianza que lo acompañó hasta su detención por el frustrado golpe de Estado que encabezó, como el ex primer ministro Aníbal Torres -al momento del golpe, asesor del Consejo de Ministros- y la última primera ministra de esa administración, Betssy Chávez, quien hoy purga prisión preventiva al igual que su antiguo jefe por quebrar el orden constitucional.
Aunque los partidos de centroderecha respaldaron a Boluarte durante la crisis política que resultó de las protestas, que terminó con un saldo de más de 50 muertos -entre civiles, militares y policías-, su Gobierno mediocre y las denuncias periodísticas que la vinculan en casos de corrupción -que también alcanzan a su hermano Nicanor-, pronto debilitaron su reducido capital político que depende, considerablemente, de la paciencia y conveniencia de un Congreso que la mantiene en la Presidencia para no generar un vacío de poder que pueda ser aprovechado por los radicales que salivan con la idea de convertir al Perú en un remedo de Bolivia, Cuba o Venezuela.