El acceso a financiamiento de organismos internacionales, el sustancial incremento de las remesas y el apoyo del Ejército y la policía son en gran parte la base sobre la que Daniel Ortega sostiene su dictadura.
Pese a las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea al régimen de Ortega por corrupción y violaciones a los derechos humanos, la macroeconomía nicaragüense se ha mantenido “a flote” después de las protestas de abril de 2018, que logró vencer a sangre y fuego con la complicidad del Ejército -y dejando más de 350 muertos-.
Las remesas juegan un papel importante en la economía. Así lo refleja un informe del Banco Mundial que revela que en 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) creció en un 10,3 por ciento, esto luego de dos años de recesión debido a la crisis sociopolítica de 2018, y posteriormente la pandemia del covid-19 en 2020.
El Banco Mundial atribuye el crecimiento del PIB real al “consumo privado impulsado por las sólidas entradas de remesas, el consumo y la inversión pública destinados a atender los impactos del covid-19 y los daños causados por los huracanes; la inversión privada y las exportaciones respaldadas por precios favorables de las materias primas. La minería, la manufactura, la construcción y el comercio han sido los principales motores del crecimiento».
La pandemia y los huracanes Eta y Iota que causaron daños a su paso por Nicaragua en noviembre de 2020 han permitido al régimen tener acceso a fondos externos, un financiamiento que la oposición asegura oxigena al tirano debido a que es empleado en la represión a la disidencia. Y es que Ortega ha contratado más policías, invierte en compras de patrullas y ha logrado instaurar un Estado policial en el país con el que impone el terror.
Durante el año 2021, el régimen recibió una inyección de 1.162 millones de dólares en concepto de préstamos externos que representó un 40.1% más en relación a 2021. Dichos fondos fueron otorgados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Hasta junio, el régimen había recibido cerca de 150 millones de dólares para supuestos “proyectos de desarrollo” y se espera reciba más de 350 millones en créditos por parte del BCIE para supuestas “mejoras” de carreteras.
Las leyes de sanciones estadounidenses como Nica Act y Renacer aprobadas contra el régimen de Ortega, no han surtido efecto ante los organismos financieros internacionales, pese a que ambas legislaciones establecen impedir la aprobación de créditos al régimen sandinista.
Remesas en aumento
Las remesas familiares van en aumento en la medida que se incrementa el éxodo de nicaragüenses que desde finales de 2021 aparece en el radar de la migración hacia Estados Unidos, debido a la crisis sociopolítica del país, la represión y la falta de oportunidades.
Las cifras de migrantes nicaragüenses publicada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), indican que en los tres trimestres del año fiscal 2021-2022 ingresaron a Estados Unidos un total 122.376 nicaragüenses (desde el 1 de octubre al 30 de junio). Lo anterior representa un aumento del 250% en este indicador, con respecto al periodo fiscal 2020-2021.
Durante los doce meses del periodo fiscal 2020-2021, la cifra total de nicaragüenses que entraron por la frontera sur a Estados Unidos fue de 50.722. En el año anterior solo 3.164 lo habían hecho.
Así, el total de migrantes nicaragüenses que ha ingresado de manera irregular a Estados Unidos entre enero de 2021 y abril de 2022 es de 141,000. La mayoría está solicitando asilo político, aunque buena parte ha huido por razones económicas.
A medida que incrementa la migración también aumentan las remesas en Nicaragua. En 2021, el país recibió 2.146.900 millones de dólares por este concepto (16% más respecto al año anterior, cuando captó 1.854 millones de dólares). Para el 2022 la tendencia va en aumento. Hasta mayo, el país había recibido 1.132,5 millones de dólares en concepto de remesas, una cifra que, en comparación al mismo periodo de 2021, representa un incremento del 32%. Esto pese a que el régimen regula las remesas.
En 2019, Ortega puso control a las remesas familiares a partir de los 500 dólares. Quienes reciban esa cantidad o más asumen que las entidades financieras deberán reportarlo a la llamada Unidad de Análisis Financiero (UAF). Ortega teme que la oposición reciba financiamiento externo para poder reorganizarse. Sin esa regulación Nicaragua estaría captando más fondos por remesas.
“Mientras organismos multilaterales como la OEA sigan con resoluciones, y el régimen tenga acceso a financiamiento internacional, Ortega seguirá adelante. Las remesas, el DR-Cafta y el BCIE son importantes para la economía”, afirmó un exanalista del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), cuya identidad pidió resguardar por temor a represalias.
Nicaragua mantiene beneficios arancelarios para las exportaciones con Estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio que incluye a los países de Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta). Sectores de la oposición nicaragüense han solicitado a EEUU que Nicaragua sea expulsado de ese tratado para evitar seguir oxigenando a la dictadura. El Departamento de Estado estadounidense ya anunció que evalúa la medida.
El negocio de la reventa de oro
El oro en Nicaragua se ha convertido en el principal rubro de exportación durante los últimos tres años consecutivos, desplazando así a la carne bovina y el café. Parte del mineral dorado que Nicaragua exporta proviene de Venezuela y lo vende en el mercado internacional como oro nicaragüense, afirma Douglas Farah, consultor en temas de seguridad nacional, y presidente de IBI Consultants.
Pero las recientes sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a la Empresa Nicaragüense de Minas (Eniminas), encargada de regular la producción y la exportación de oro, le han asestado un duro golpe al lucrativo negocio controlado por Ortega, en tiempo de bonanzas en los precios.
Farah explicó al Diario Las Américas que el oro está produciendo más dinero que el narcotráfico, el factor riesgo es menor y las ventajas de comercializar el oro en el mercado global consisten en que es una operación que puede parecer legal.
“La economía en el país sigue creciendo, no al ritmo de antes de las protestas de 2018, pero este año seguramente terminará en positivo. Las remesas han aumentado, entonces con una economía más o menos estable, por un lado; el poder y el respaldo de las armas por otro, no se vislumbra que por ahora se organice un movimiento similar a 2018”, aseguró el exanalista del sector empresarial privado.
Otros analistas estiman que la economía nicaragüense, afectada por la crisis, da para vivir en las actuales circunstancias, pero no para crecer debido a la crisis sociopolítica y la falta de un Estado de derecho que ofrezca garantías a la inversión extranjera. A pesar del discurso oficialista, la realidad es otra y la tendencia es al deterioro económico.
“El régimen va hacia la consolidación de un modelo al estilo Cuba, Venezuela, y Corea del Norte, es una realidad”, sostiene el exanalista al señalar la pobreza y extrema pobreza que viven los ciudadanos bajos esas dictaduras.
A lo anterior se suma que Ortega lleva al país hacia el unipartidismo con una oposición neutralizada con presos políticos y exilio.