Los candidatos a la Presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro, se han enfrentado en un tenso debate cara a cara televisado en el marco de la campaña para la segunda vuelta electoral que se celebra el 30 de octubre.
Los principales temas del debate han sido la situación económica y la corrupción durante los mandatos de la izquierda en Brasil. «No hizo nada por el país (…), solo desvió fondos públicos para su bolsillo y el de sus amigos», ha señalado Bolsonaro sobre el candidato izquierdista.
Cuando el presidente a cuestionó a Lula sobre los escándalos de corrupción que involucran al gigante petrolero estatal, el dirigente de izquierdas trató de cambiar de tema, sin éxito, empleando demasiado tiempo a la respuesta. El tiempo debían gestionarlo los candidatos, de forma que proporcionó cinco minutos seguidos a Bolsonaro al final del cara a cara.
Bolsonaro también le recordó sus amistades con los dictadores comunistas en la Iberosfera como Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y reiteró que está deteniendo a sacerdotes, expulsando a monjas y cerrando canales de televisión, ha prohibido la conmemoración del Día de la Biblia, prohibió procesiones…», ha afirmado el presidente, antes de recordar que en la Asamblea General de la ONU abrió las puertas de Brasil a los religiosos perseguidos por la tiranía.
Lula ganó la primera vuelta de los comicios con un 48 por ciento de los votos, mientras que Bolsonaro consiguió el 43 por ciento de las papeletas. Según los sondeos, el presidente ya está en empate técnico con el candidato del Foro de Sao Paulo. La última encuesta publicada, de Futura Inteligência, señala que Lula obtendría el 46,9% de los votos y el presidente Bolsonaro, el 46,5%.
