«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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CIENTOS DE MILES MANIFESTARON EN 80 PLAZAS DEL PAÍS

México defiende masivamente la autonomía electoral y la democracia en las calles

Manifestantes en el Zócalo de Ciudad de México, contra las reformas de López Obrador. Twitter

Cientos de miles de ciudadanos salieron este domingo 26 de febrero (#26F) en más de 80 ciudades de México –e incluso algunas en el extranjero– a manifestarse contra el llamado «Plan B» de Andrés Manuel López Obrador, el presidente socialista de México, que consiste en destruir el Instituto Nacional Electoral (INE), no con reformas a la Constitución (que era el plan A), sino manipulando leyes secundarias.

Este lunes 27 de febrero se estaría promulgando este conjunto de reformas, al ser publicadas en el Diario Oficial de la Federación. Entre otras cosas reducen el número de oficinas del INE a nivel nacional, le quitan presupuesto y personal, y básicamente le acotan la autonomía, y lo dejan como un apéndice bajo el control central del gobierno federal.

Con esto se da un salto al pasado, de más de 30 años, cuando la dictadura de partido del PRI controlaba las elecciones. Eso mismo es lo que busca emular AMLO, quien creció y se formó con esa «cultura» de gran autoritarismo.

Y es lo que está reconstruyendo con su gobierno de socialismo blando, que no llega al poder con las armas, como en el marxismo clásico, sino con las urnas, con votos, pero justo enseguida empieza a operar este tipo de «reformas» truculentas y antidemocráticas, para buscar perpetuar su dominio durante décadas.

AMLO, admirador confeso de Fidel Castro, y amigo de Nicolás Maduro y de Miguel Díaz Canel, y quien no reconoce al gobierno de Dina Boluarte de Perú, este lunes 27 de febrero en su trillada conferencia de todas las mañanas, como era de esperarse, no sólo subestimó el número de asistentes a la manifestación en el Zócalo capitalino, diciendo que cuando mucho fueron 80 mil o 100 mil personas, sino que además salió con que durante esas horas aumentó la incidencia de robo de carteras, porque andaban por ahí muchos «delincuentes de cuello blanco».

AMLO siempre mostrando resentimiento hacia sus críticos, dividiendo a la población, sólo gobernando para sus seguidores incondicionales, y rechazando a la clase media, poniéndole calificativos negativos.

En realidad, habría marchado al menos el doble de personas en el Zócalo, principal plaza de la Ciudad de México. En las fotos dominaba el color rosa fuerte, de la ropa de los asistentes, porque tal es el color del logotipo del INE. La gente pedía a gritos: «¡Fuera López!». El 2024 y la sucesión presidencial empieza ahora.

El INE es una de las instituciones en que descansa la libertad electoral de México, y costó realmente sangre, sudor y lágrimas construirlo como hoy lo tenemos aún, con autonomía, presupuesto y eficiencia.

En la manifestación hubo sólo dos oradores, la periodista Beatriz Pagés, una de las más persistentes opositoras al gobierno de AMLO, y el ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), José Ramón Cossío Díaz. Ambos criticaron el «Plan B» de AMLO, por considerarlo inconstitucional. Será la SCJN la que revise los al menos 12 juicios de inconstitucionalidad que hasta ahora han sido interpuestos contra el «Plan B» de AMLO.

Cossío lo dijo muy claro: las reformas a las leyes electorales buscan controlar las próximas elecciones. Y a los ministros de la SCJN les dijo: «Confiamos en ustedes, en su talante democrático y en su capacidad de comprender la gravedad de las decisiones que tomarán para preservar la vida democrática del país. Que nuestra mirada a su casa es de respeto, de confianza y de vigilante acompañamiento a su quehacer».

Pagés fue en el mismo sentido: «Venimos a tocar las puertas de la Corte para que los ministros no permitan la pérdida de la nación, para decirles con respeto, pero con absoluta firmeza, manden al basurero de la historia el Plan B, no avalen una reforma electoral inconstitucional e inmoral. La ley es la ley».

La SCJN efectivamente es la única institución que podría salvar al INE, y con ello el funcionamiento –perfectible, sí, pero efectivo–, de la democracia electoral actual. El ministro presidente previo, Arturo Zaldívar, se distinguió por su gran cercanía con AMLO y además por impulsar descaradamente el supremacismo feminista y LGBT, y la ideología de género.

Ahora en enero ha llegado una nueva presidente de la SCJN, Norma Piña, que ha mostrado cierta distancia con respecto a AMLO, pero no frente a la agenda del supremacismo progresista.

Y en este sentido, la manifestación de este domingo 26, también fue criticada desde la derecha, desde voces conservadoras, porque muchos de quienes la organizaron, e incluso altos funcionarios del mismo INE, son de ideología totalmente progresista.

El INE tuvo la ocurrencia de impulsar, por ejemplo, que ahora haya credenciales de elector, para «personas no binarias«, sea lo que sea que eso pueda significar.

Otro de los organizadores, el empresario Claudio X. Gonzáles, muy conocido para tender puentes entre los partidos políticos de oposición, por ayudar a generar frentes opositores, se define a sí mismo en su bio de twitter, así: «Demócrata, liberal y de centro-progresista. Todos los derechos para todxs».

Así las cosas, no pocos de derecha conservadora se preguntan si se puede combatir al socialismo blando de AMLO con progresismo y social-democracia.

También estuvieron en la marcha liderazgos de los principales partidos de oposición. Marchó Marko Cortés, líder nacional del PAN, junto con el expresidente Vicente Fox y Santiago Creel, actual presidente de la Cámara de Diputados, y uno de los “gallos” que podría contender en 2024 por la presidencia de la República.

Se vio en la marcha también a Alito Moreno, el impresentable líder del PRI, que nadie sabe cómo es que posee autos de lujo que costarían cantidades estratosféricas.

Jesús Zambrano, líder del PRD, también andaba por ahí. Fernando Belaunzarán, un muy activo e incansable opositor a AMLO, estuvo en el escenario y dio gran impulso a la manifestación.

AMLO no perdió la oportunidad de ensañarse con algunos de los convocantes a la marcha y este lunes 27 en su mañanera fue capaz de incluso poner sus fotos en una pantalla y decir que pertenecieron al «narco-estado».

Señalamiento muy en la misma línea de una manta gigantesca que alguien afín a él y su narrativa colocó ayer en un edificio que da al Zócalo y que luego fue retirada por los manifestantes de rosa.

La manta tenía una foto de Genaro García Luna y el logotipo del PAN, con un letrero que decía el nombre de este ex jefe policiaco hoy acusado de narco en Estados Unidos: “García Luna no se toca”, decía, como aludiendo a que todos los que marcharon defendían al narco. Totalmente absurdo.

En la pantalla en su conferencia AMLO mostró las fotos de Jorge Castañeda, Enrique Krauze, ambos intelectuales más bien liberales progresistas, pero muy opuestos al gobierno del socialista tabasqueño; de Marco Adame, un ex gobernador panista de lo mejor, muy centrado, defensor de valores, conservador; María Amparo Casar, intelectual; Elba Esther Gordillo –una legendaria líder sindical del sector educativo–; la del propio Claudio X, la de Belaunzarán, la de Ana Lucía Medina; la del senador muy progresista Emilio Álvarez; la de Héctor Aguilar Camín; y la de José Woldenberg, el primer presidente del entonces Instituto Federal Electoral.

AMLO soltó en su conferencia: «Entonces, cuando dicen: ”No se toca el INE, el INE no se toca”, pues lo que hay que estar pensando es: No se toca —que es lo que ellos quieren— la corrupción, la corrupción no se toca, según ellos; los privilegios no se tocan, el narco-Estado no se toca. Esto es hablando en plata, ¿no?».

Empero, en una sola cosa sí tiene razón Obrador, cuando dice que las manifestaciones de este domingo 26 son pequeñas si atendemos «al potencial conservador en México, porque simpatizantes del conservadurismo en nuestro país deben de ser como 25 millones de ciudadanos, que los tenemos que respetar porque ese es su pensamiento, y hemos dicho de que siempre ha habido conservadurismo en nuestro país».

Es verdad que las marchas son numerosas, pero efectivamente hay muchísimo mayor potencial del conservadurismo en México que lo que vemos por ahora. El pasado 13 de noviembre de 2022 hubo una marcha en la que acaso se reunieron cerca de 700 mil personas, para parar el Plan A de AMLO contra el INE y la democracia.

Y el 9 de octubre de 2022 marcharon cerca de 1 millón de personas, por la defensa de la vida desde la concepción. Igual número de activistas provida marchó el 3 de octubre de 2021, un año antes, sin gran presencia del PAN.

México es un país más bien conservador, y esto queda claro porque hay un 88% de cristianos (77% de católicos y 11% de protestantes), que deben despertar contra la llegada de una incipiente dictadura socialista, con todos los problemas, además, de la agenda progresista que ahora se integra dentro del espectro del marxismo posmoderno.

La Iglesia Católica no pudo convocar a esta marcha del 26 de febrero, por las leyes vigentes jacobinas, pero los ciudadanos católicos deben movilizarse ya, antes que perdamos todo lo que nos queda.

El Padre Mario Ángel Flores, director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y director de la Dimensión para la Doctrina de la fe de la Arquidiócesis Primada de México, comentó muy atinadamente que ningún ciudadano puede oponerse a la democracia y optar por un sistema autoritario, cercano a una dictadura, pero mucho menos si es un católico…

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