El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, inició el lunes en La Habana un periplo que contempla a Cuba, Venezuela y Brasil como destinos, en una clara señal de las intenciones de Moscú por reforzar sus vínculos con varios regímenes izquierdistas en Iberoamérica.
Desde Cuba Lavrov fustigó la política exterior de Estados Unidos, cuyos medios «no incluyen la diplomacia, sino el chantaje, los ultimátum, las amenazas, el uso de la fuerza militar bruta y las sanciones», además de enfatizar las habituales críticas al «embargo total» que Washington ha impuesto a la isla.
En los últimos tiempos Rusia ha enfatizado su acercamiento al régimen de Miguel Díaz-Canel. En noviembre de 2022 el dictador cubano incluso asistió a Moscú, donde sostuvo una reunión con Vladimir Putin. Posteriormente, en abril del año pasado, Lavrov estuvo de visita en Cuba.
El especial interés de Putin en extremar sus vínculos con La Habana se refleja incluso en los números oficiales que maneja el Kremlin sobre el intercambio comercial entre ambos países, los cuales en 2023 crecieron nueve veces si se comparan con los registrados en 2022. Esto en una situación en la que además la isla registra una fuerte crisis económica que ha dejado oleadas de apagones eléctricos, escasez de combustible y un radical programa de ajustes que aún el régimen comunista intenta poner en marcha.
«Recibí al canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, a quien trasladé un afectuoso saludo para el presidente Vladimir Putin. Intercambiamos sobre dinamización de las relaciones bilaterales en temas de interés común y acerca de asuntos relevantes de la agenda internacional», dijo esta vez Díaz-Canel en la red social X tras reunirse con Lavrov.
El régimen cubano no descarta que en un futuro próximo el propio Putin efectúe una visita de Estado a La Habana.
La gira continúa en Venezuela y Brasil
El martes el canciller ruso continuó su periplo en Venezuela, donde se prevé que mantenga un encuentro con el dictador Nicolás Maduro, en un momento en el que se han reavivado las tensiones en el país sudamericano a partir de una oleada de detenciones a opositores, la falta de garantías para la realización de elecciones presidenciales este año y la expulsión de la oficina de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que estaba asentada en Caracas.
Sobre esta visita Moscú ha dicho que «Venezuela es un socio estratégico y aliado de Rusia. Las relaciones bilaterales basadas en fuertes lazos de amistad y solidaridad están en alza y las estamos desarrollando activamente en todas las áreas clave».
La relación de Putin con Maduro también se ha mantenido a lo largo del tiempo. El año pasado ambos mandatarios sostuvieron al menos dos conversaciones telefónicas. La última vez que el dictador venezolano estuvo en Rusia fue en 2019, en plena efervescencia del llamado «Gobierno interino» del exdiputado opositor Juan Guaidó. Estaba previsto que en diciembre pasado el jefe de Estado sudamericano acudiese nuevamente a Moscú, pero el viaje fue pospuesto.
Además, Cuba y Venezuela se han posicionado públicamente a favor de Rusia tras la invasión a Ucrania ocurrida hace dos años.
«En las plataformas multilaterales, Rusia y Venezuela abogan constantemente por la formación de un orden mundial multipolar más equitativo, manteniendo el papel líder de la ONU, la supremacía del Derecho Internacional y defienden los principios de respeto a la soberanía, la integridad territorial y la igualdad de los Estados», dijo Lavrov a propósito de su visita al país caribeño.
El punto final de la gira de Lavrov lo comprende una visita a Brasil, donde participará en Río de Janeiro en la cumbre de ministros de Exteriores del Grupo de los Veinte (G20). Sin embargo, no se han dado detalles sobre una eventual reunión del funcionario ruso con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
