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MIEDO ANTE EL LIDERAZGO DE MELONI, ABASCAL, MILEI…

Steven Forti y el pánico de la izquierda global frente al avance de la «derecha 2.0»

Javier Milei y Giorgia Meloni. Twitter

Una gran preocupación por el avance de distintas organizaciones de derecha en el mundo, que van desde VOX en España, hasta Javier Milei en Argentina, pasando por Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Giorgia Meloni en Italia y Viktor Orbán en Hungría, se pone de mafiesto en el libro «Extrema Derecha 2.0» del profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, Steven Forti. 

El pasado 2 de abril, The North American Congress on Latin America (NACLA), publicó un revelador artículo de Forti, basado en el libro mencionado, con el título «Extremas derechas 2.0, una gran familia global».

En el escrito, Forti señala que «La llegada del líder de La Libertad Avanza a la Casa Rosada es solo la última muestra de un proceso que se viene dando desde hace al menos tres décadas y que se ha acelerado tras la crisis económica de 2008. En la actualidad, además de Argentina, la extrema derecha gobierna en cuatro países europeos (Italia, Hungría, Finlandia, y la República Checa… sin contar el terremoto político que podría causar un avance electoral en las elecciones al Parlamento Europeo del mes de junio y, sobre todo, en Estados Unidos en noviembre, con el posible regreso de Trump en la Casa Blanca».

El profesor de la Universidad de Barcelona añade que la derecha 2.0 -como él la denomina- ha logrado normalizar sus ideas: «Estas fuerzas políticas…se han convertido en actores políticos relevantes y han accedido al Gobierno en distintos países. Sus ideas se han normalizado; marcan las agendas políticas y son compartidas también por espacios convencionales», enfatizando que han logrado «conquistar la calle».

Forti opina que «aunque todavía no hay intelectuales de cabecera ni un manifiesto del partido ultraderechista mundial, esto no significa que no se trate de una fuerza política organizada globalmente, si bien heterogénea. Los acontecimientos a los que hemos asistido en los últimos tiempos a un lado y el otro del Atlántico nos lo muestran con creces».

Para combatir este fenómeno, el autor recomienda no calificar a la derecha 2.0 como fascista, porque «El fascismo, que se creó en Europa tras la Primera Guerra Mundial, tenía también otras características nucleares que no encontramos en las extremas derechas de la actualidad, como el ser un partido milicia, el totalitarismo como forma de Gobierno, el imperialismo como proyecto de expansión militar, el encuadramiento de la población en grandes organizaciones de masas o el presentarse como una revolución palingenésica y una religión política».

Al parecer, el régimen dictatorial venezolano no tomó nota de este concepto, porque hace pocos días insistió en llamar fascista a la oposición venezolana, aprobando además una absurda «Ley contra el Fascismo», cuyo único objetivo es perseguir a sus adversarios.

El artículo al cual nos referimos, señala que uno de los motivos por los cuales la derecha 2.0 ha logrado apoyo popular es «lo que se ha denominado cultural backlash, es decir, la reacción cultural a la globalización liberal. Nuestras sociedades se han transformado paulatinamente en multiculturales y muchas reivindicaciones puestas bajo la etiqueta de post-materialistas se han convertido en derechos en las últimas décadas, desde el divorcio y el aborto hasta el matrimonio homosexual. Esto ha conllevado, según diferentes especialistas, a una reacción por parte de sectores de la población que ven amenazada su posición en la sociedad e incluso su identidad. De ahí, pues, que voten por partidos que rechazan la inmigración, critican lo que consideran excesos progresistas y defienden la familia tradicional».

El autor reconoce, correctamente, que la sociedad está asustada, y que muchos se preguntan «¿Qué pasará en nuestros barrios si siguen llegando migrantes de otros continentes? ¿Qué será del modelo de familia en que muchos se han criado si se permiten adoptar hijos a parejas homosexuales o se acepta la fluidez de los géneros?». Forti piensa que «la derecha 2.0 sabe ofrecer seguridad y protección a mucha gente que vive con miedo y temor lo que nos puede deparar el futuro, dando respuestas sencillas a problemas complejos».

Forti alega que Trump, Milei, Bolsonaro, Abascal, Meloni y Orbán comparten «un marcado nacionalismo, una crítica profunda al multilateralismo y al orden liberal, el antiglobalismo, la defensa de los valores conservadores, la defensa de la ley y el orden, la crítica al multiculturalismo y a las sociedades abiertas y el antiprogresismo».

Al autor le preocupa que todos estos líderes políticos tengan relaciones personales. «Se conocen, hablan a menudo entre ellos, se felicitan en las redes sociales, se reúnen y participan en encuentros organizados por los demás partidos. En la Unión Europea, además, la existencia de los partidos de Identidad y Democracia (ID) y de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que reúnen a las formaciones ultraderechistas del continente, ofrece unos lugares donde compartir ideas y experiencias».

Claramente, al profesor Forti le preocupa que muchos de estos partidos hayan creado sus escuelas de formación resaltando que «entre los profesores tienen miembros de las extremas derechas de otros países. Marion Maréchal Le Pen ha creado en Francia el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política que, de la mano de Vox, abrió una sede también en Madrid. Entre las muchas organizaciones progubernamentales creadas por Orbán en Hungría, cabe mencionar el Mathias Corvinus Collegium que en la actualidad cuenta con más de 20 sedes en el país magiar, Rumania y Bruselas, y alrededor de 7.000 estudiantes. Entre los ponentes estuvo el experiodista de Fox News, Tucker Carlson».

Sobre la Fundación Disenso, en particular, explica «el papel que está jugando Vox en relación con América Latina. A partir de la Fundación Disenso, el partido de Abascal ha desarrollado la noción de Iberosfera, que promueve lazos entre los partidos de la derecha en ambos lados del Atlántico, en la Península Ibérica y América Latina. Vox también ha lanzado la Carta de Madrid, un manifiesto programático que oficializa el concepto de Iberosfera y que ha permitido crear el Foro Madrid. Esta organización, que se presenta como el contrapeso del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, ha venido organizando varios encuentros en la región, como en Bogotá en 2022 y Lima en 2023, además de las cumbres de la Iberosfera… Uno de los principales trait d’union ha sido el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch, vicepresidente tercero de la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana (Eurolat), lo que muestra una vez más la importancia de las redes que se van tejiendo desde Bruselas».

A manera de conclusión podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el planteamiento del profesor Forti no es una mera opinión personal. Más bien parece el pensamiento compartido de un amplio sector de la izquierda internacional angustiada por la posibilidad de un cambio de rumbo en el mundo, producto de las próximas elecciones europeas de junio y la alta probabilidad de un cambio de Gobierno en Estados Unidos.

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