«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un cura bloguero y más

Un año de la gran aventura de Jorge González Guadalix

Los curas con Blogs se multiplican. Alojados unos en webs conocidas, otros manteniendo su página fuera de esos espacios, son muchos ya quienes a su trabajo habitual de ministerio sacerdotal unen el testimonio en internet como segundo púlpito, hoy diríamos ambón, de sus afanes evengelizadores. Los hay de todos los pelajes, jóvenes, mayores e intermedios, seculares y regulares, fidelísimos a la Iglesia y contestatarios, con muchísimos lectores y sin apenas alguno. Los hay que han llegado a ser un verdadero crack mediático y los que terminan aburriéndose por no llegar a casi nadie. Incluso me parece observar una lucha entre las webs por hacerse con aquel que apunta manera.

Es imposible seguir a todos, el día sólo tiene veinticuatro horas y hay otras cosas que las ocupan, y a mí incluso me es imposible acudir todos los días a páginas que me parecen excelentes. En ocasiones una visita semanal me pone al día de titulares entrando en aquellos que me suscitan más interés. Importante, por supuesto, el arte de titular.

En Infocatólica, una de las webs de visita obligada para quienes se interesan por la Iglesia, hay un trío sacerdotal ineludible para mí. Los tres seculares y distintos en su estilo: José María Iraburu, Guillermo Juan Morado y Jorge González Guadalix. Los tres, según me dicen, con muchísimos lectores.

Hoy me referiré al tercero de los citados. Y no por su Blog. Tal vez el más leído de los tres. Iraburu es la doctrina. Guillermo la serenidad aplicada al caso de modo maestro. González Guadalix el roto. Porque el rompe. En lo que dice y por como lo dice. Evidentemente en una ruptura constructiva. Y un deslenguado como yo se alegra de encontrarse con un deslenguado como él. Qué cosas dice y cómo las dice.

Pero ya he dicho que no quería hablar de su Blog sino de otra cosa. Y esa cosa es su parroquia. Y dentro de ella de la locura que emprendió hace un año de mantener al Santísimo expuesto todos los días y las veinticuatro horas del día. Sí, también las horas de comer. Y las de dormir.

En su parroquia de la Beata Mogas Cristo no está encerrado y oculto. Como en tantos sitios con doble llave. La del sagrario y la de la puerta cerrada de la Iglesia. Allí Cristo, las veinticuatro horas del día, se muestra en la custodia a todo el que quiera acercarse. Para estar con él.

Como tengo lectores gaznápiros. a los que hay que explicarles todo y aun así hay veces que no lo entienden, el él, con minúscula, está puesto conscientemente. Porque lo importante, lo verdaderamente grandioso, no es que nosotros estemos con Dios, es que Él, ahora sí que con mayúscula, esté con nosotros.  

No le hacemos ningún favor a Cristo con ir a visitarle. Nos lo hace Él a nosotros en esa visita. Y la locura del párroco, de abrir en una parroquia periférica una capilla de adoración permanente al Santísimo, no ha sido locura ni necedad sino fuente abundantísima de gracia. La parroquia es otra. Verdaderamente se puede decir que Dios está alli. No oculto y olvidado en el sagrario, que así está en tantas iglesias, sino ostensiblemente presente. Y además parece ser que se nota. Su presencia. No sólo en la custodia. 

Os dejo el artículo del párroco contando ese año de Cristo allí. Mi desconocido personalmente Don Jorge, ha hecho usted algo verdaderamente grandioso. Y no es su blog, sé que tan leído. Ese año de Dios en la custodia es la gloria de Él y la suya. En las horas tempestivas y sobre todo en las intempestivas. Estoy seguro de que bastantes veces, algunas por lo menos, a las tres o a las cinco de la madrugada, el párroco o su vicario, suplieron ausencias. Y eso es ya conjetura mía pero tal vez se sintiera usted como nunca, más que nunca, sacerdote de ese Cristo del que está llamado a ser un alter. Una hora con Él, tal vez en alguna ocasión dos. Solos. Él y usted. Usted con sueño y con todas las miserias de la condición humana. Y Él sólo para usted. Su sacerdote. Y en usted para todos sus feligreses. Sus, de usted, y sobre todo, sus de Él. Si alguna vez se la cayeron los párpados, que se le caerían, pueder estar seguro de que era Él quien se los bajaba con inmenso amor. 

Es usted un gran bloguero. De ello tiene ya sus satisfacciones en el reconocimiento de tantos lectores. Pero, sobre todo, y mucho más importante, es, con todas sus debilidades, un gran sacerdote. La hora de intimidad con Cristo de cualquiera que se acerque a acompañarle en su parroquia vale mucho más que todos los artículos que usted y yo podamos escribir. Y usted tiene ya en su haber muchísimas de esas horas. Qué Dios se lo pague. Y es buen pagador. 

http://infocatolica.com/blog/cura.php/1402171042-aniversario-de-la-capilla-de

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