Porque superan todas las expectativas. Y cuidado que soy generoso en elevar el listón de la estupidez católica. Llega a cimas inmarcesibles.
Me dicen qu la persona que quiere cerrar la capilla universitaria a la que hacíamos mención en el anterior artículo es autor de un texto escolar que distribuye feliz una editorial religiosa. Con el consiguiente lucro del autor.
Tengo de la editorial y del instituto religioso propietario el peor de los conceptos. Tan malo que no creo que tenga posibilidad de mejora alguna salvo su desaparición. A la que por otra parte está abocada. Pero en los institutos religiosos cabe distinguir entre necedad y maldad. En la primera están incluidos muchísimos.En la segunda, menos. Los mencionados, sin duda. Lo peor de lo peor.
Pues a seguir haciendo negocio el autor y los religiosos. Aunque sea a costa de la Iglesia. Qué importa la misma al uno o a los otros.
Pienso que a ese sujeto habría que barrerle de toda editorial o centro católico. Pero antes, mucho antes, habría que barrer a quienes siendo religiosos le editan.