Un lector me la envía íntegra. Os la enlazo:
https://www.youtube.com/watch?v=DvBjAQjg3uc
Siempre se le pueden buscar tres pies al gato pero en esta ocasión el Papa ha estado prudente y en su papel.
He pensado que Francisco, desde que llegó a Papa tiene muchas cosas buenas y alguna preocupante, Por supuesto que en mi opinión. Todo el que siga mis artículos habrá comprobado que no hago bandera de lo que me parecen cosas menos acertadas. O incluso desacertadas. Yo, si me encontrara a mi padre borracho y desnudo, tirado en la calle, le taparía con una manta en vez de llamar a la gente para que viera a mi padre desnudo y borracho. Pues, en lo que valga el símil.
Eso tampoco significa el ponerme a ensalzar lo maravilloso que es el encontrarse desnudo y borracho por la calle. Siempre dentro del símil, que evidentemente no es aplicable literalmente al Papa Francisco sino con remotísima analogía, caben tres actitudes ante semejante padre. La de hablar contra la embriaguez y el desnudismo sin mencionar para nada a mi padre como ejemplo de todo ello. l Denunciar a mi padre y sus miserias como acabado ejemplar de la degradación y del vicio. Y por último presentar como maravillosa la conducta de mi padre pues, al serlo, todo en él esta bien hecho. Creo que es evidente que me inclino por la primera opción. Y, repitiendo, que he acudido a una caricatura que no es para mí un retrato del Papa. Que nunca falta un tonto que la consecuencia que saque de la lectura es que yo sostengo que el Papa se emborracha y pasea desnudo por la Plaza de San Pedro.
A la entrevista, que para eso os la enlazo. Creo que en esta ocasión no he tenido que tapar nada. Todo lo que dice me parece bien. O al menos no me parece mal. Yo, ante las entrevistasdel Papa, sigo siendo el mismo. Por lo que si en esta ocasión no me he inquietado, no he tenido que esperar a rectificaciones, propias o por medio de persona interpuesta, no he tenido que hacer exégesis a contrapelo ni equilibrios en el alambre, pues me alegro doblemente. Por el Papa y por mí.
Es posible que tantas matizaciones, puntualizaciones, correcciones y hasta desapariciones, hayan enseñado al Papa. Que nadie nace aprendido para todo. Concluyo diciendo que me alegra mucho concordar sustancialmente con el Papa. Que es, además, la situación en la que deseo encontrarme. Pero también estoy convencido de que, sin merma del amor filial, un hijo no tiene porque considerar que cualquier acto u ocurrencia de su padre lleva en sí mismo el acierto y la verdad. Ni que haya que aplaudir todo lo que diga o haga hasta con las orejas.
Creo que Francisco ha aprendido no poco en este tiempo, no llega a año y medio, de pontificado. Personalmente he pasado del sobresalto múltiple al ocasional. E incluso estos últimos de más benigno impacto. En esta última entrevista ni siquiera un amago de leve retortijón.