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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Y más también sobre Marini, el «Malo»

 

O sea Piero, no Guido.

Sigo con Wanderer. Donde por cierto veo que cita a esta humilde cigüeña. Y este es el retrato que nos deja de ese liturgista «creativo» que nos vestía a Juan Pablo II con modelitos que parecía salidos de Ágata Ruiz de la Prada.  

A mí Marini el Malo me pareció deplorable y si Francisco la rescata para Culto Divino y lo inserta en el Sacro Colegio también me parece deplorable. No habrá que esperar mucho para ver si Marini se confirma o no. Caso de que fuera sí pues otra patada en determinado sitio de los tradicionalistas. 

«Desde hace más de un año la Cigüeña de la Torre viene graznando una noticia:   quien reemplazaría al cardenal Cañizares como prefecto de la Congregación del Culto sería Mons. Piero Marini. La noticia ha sido replicada en la última semana por varios blogs generalmente bien informados, y parecería que es una decisión ya tomada y que sólo espera su publicación.

Veremos si realmente es así y, en tal caso, procuraremos elaborar un boceto bien delineado de Marini. Baste mencionar por ahora tres detalles:
a. . Marini fue durante años el secretario de Mons. Bugnini, el arzobispo probadamente masón y desterrado por ese motivo a la nunciatura de Irak por Pablo VI, autor de la desastrosa reforma litúrgica del Vaticano II y ariete de su aplicación.
b. Marini fue durante décadas el maestro de ceremonias de Juan Pablo II y, en cuanto tal, responsable del carnaval en que se convirtieron las ceremonias litúrgicas de ese triste pontificado y que sirvieron de modelo para el resto del mundo.  
c. Nombrar a Marini en Culto y elevarlo al cardenalato sería la peor bofetada que Bergoglio pudiera pegarle al papa Benedicto (y debo decir que bien merecida la tiene, que no si no hubiese sido por su renuncia, no estaríamos ahora como estamos). Fue el papa Ratzinger que alejó a Mons. Marini de su cargo de maestro de las ceremonias pontificias confiándole la tarea de wedding planner de los congresos eucarísticos. Y Marini se vengó publicando un libro vergonzoso en el que no se priva de destilar todo su rencor sobre Benedicto XVI.
 
La mascarada se está terminando. El verdadero rostro se está asomando».
 
Prefecto de Culto Divino no es ser ceremoniero pontificio. Con lo que las casullas que entusiamaban a Marini el Malo no aparecerán en el vestuario pontificio y si alguna llegara por casualidad habría que oír a Francisco: Esa boludez se la ponés voooos. Pues si el estilo Bergoglio, mucho más casual por no decir desarrapado, está en las antípodas del lamentable liturgista, ¿por qué le nombra?, en el caso de que lo hiciera. La respuesta sería complicada y hoy no quiero meterme en berenjenales. O en más berenjenales. 
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