«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
LA GACETA DE LA SEMANA

Del olimpismo ‘woke’ al repudio de los venezolanos a Zapatero

Juegos Olímpicos. Europa Press

Olimpismo woke. Algunos detalles de la ceremonia en París, que más bien daba el tono de un bodrio político, han causado revuelo. También indignación, pues una de las escenas televisadas recreaba la última cena de Jesús con un ramillete de mamarrachos y un niño, la cuota pedófila del wokismo. Mi opinión es que estos diseñadores del imaginario contemporáneo se encuentran ya en la fase autoparódica. Y esto suele acabar cansando, provoca hastío e indigestión. 

Longitudinal rostro. El senador Juan Espadas, antiguo alcalde de Sevilla y excitado esparcidor de fango sanchista, ha afirmado sobre el borrado de los ERE fraudulentos que “la trama de corrupción que se inventó el PP sobre los gobiernos socialistas es mentira”. Del mismo modo, Manuel Chaves decía: «Se trató de buscar a la cúspide del PSOE, a la cúpula de la Junta para implicarnos en una trama que no existió». Recordar solamente que fueron sentenciados en el Supremo tras un juicio con todas las garantías. Y, ahora, exonerados por un tribunal a las órdenes del ejecutivo. 

El comidista. A Mikel López Iturriaga, el de las recetas culinarias fáciles y, sobre todo, antifascistas le traiciona el subconsciente. O le gasta una broma. Fan de Sánchez, describe así, sin quererlo, la estrategia de nuestro presidente. Cambien trumpismo por sanchismo y sale esta brillante sentencia: «Primero de trumpismo: hacer creer a tus seguidores que eres una víctima, y que cualquier proceso judicial contra ti o tu entorno es parte de una conspiración de tus adversarios».

Los catalanes. En su inabarcable amor al presidente, Papell va sembrando las redes de margaritas como esta: «Es asombroso que Puigdemont utilice como chantaje al gobierno la posibilidad de aliarse con el PP y con VOX a la vez. La fórmula es nauseabunda. Los catalanes se merecen algo mejor». Asombroso es el giro argumental, la capacidad del vocero de retorcer la realidad y no romperse la cadera. Se llama a esto periodismo de goma, extraordinaria elasticidad.

El feminismo como negocio. Es ya notorio que la izquierda concibe sus luchas identitarias bajo dos prismas inseparables: hacer del mundo un lugar conflictivo y robar de las arcas públicas. Mal rollo y corrupción endogámica. Tras el cese de la manirrota directora del Instituto contra la Mujer, se despachó la ministra del ramo sobre el porno, género que debe ponerles mucho a tenor del caso. La señora Redondo afirmó que «un adicto a la pornografía nunca tiene suficiente y siempre quiere un grado más. Ahí tenemos un problema y tenemos que abordarlo como sociedad. Hay una preocupación en la calle». Uno espera algún detalle sobre eso de los grados, si se refiere la ministra a temperatura o a las artes del marqués de Sade. La calle anda muy preocupada.

Cuéntame un cuento. En las últimas semanas, los grandes medios, dinosaurios de poderosas lealtades, se han esforzado mucho en darle una bonita pátina al asunto de los menas. Acrónimo cancelado en aras de un mundo rosa-woke, el problema ha derivado, un poco forzosamente, en cosa de niños y niñas. Pero resulta que el relato Disney no funciona del todo. Informa La Gaceta, reflejando datos de la propia Fiscalía, que sólo el 45% de los menas a los que someten a pruebas son menores de edad. “Así, del total de más de 36.000 menas sobre los que se practicaron las pertinentes pruebas para la determinación de edad poco más de 16.000 (16.144) fueron declarados menores de manera firme. Sin embargo, casi 10.000 eran mayores sin ningún atisbo de dudas”. 

De Maduro a ZP. El conductor de autobús que finalizó la misión del golpista Chávez, esa de construir un régimen autoritario y hundir a Venezuela en la miseria socialista, amenazó la semana pasada con un «baño de sangre» si él no ganaba las elecciones. En ese ambientazo, vimos a Monedero moviendo el esqueleto a ritmo de la música en un mitin electoral de Maduro, su caudillo favorito, tan generoso con él. También apareció Zapatero, máximo encargado internacional en dar lustro al régimen chavista. Todavía recuerdo cuando algunos le llamaban Bambi, luego descubrimos la naturaleza monstruosa del cervatillo. El mismo Felipe González se despachó así hace poco: «Yo no hago lobby en la UE, como Zapatero, a favor de violadores de derechos humanos». En fin, el de la ceja torcida «tuvo que escapar apresuradamente, bajo una lluvia de botellas, de un centro electoral en Venezuela», comenta La Gaceta. Se ve que el pueblo, precisamente, no le adora.

De Cuca a Kamala. La señora Gamarra posa y declara para El Español: «Normalmente en las crisis aparece una mujer con fuerza; Kamala Harris ha revolucionado la política». Repasemos la trayectoria de esta revolucionaria. Su carrera política se inició en California gracias a ser pareja de un capitoste del Partido Demócrata, Willie Brown. Quizás la fórmula meritocrática nos suene en España por las ascensiones en Podemos vía Pablo Iglesias, ese machote. Brown tenía fama de relacionarse con mujeres mucho más jóvenes que él. Un afamado periodista, al enterarse de la relación, comentó que Harris era «algo nuevo en la vida amorosa de Willie. Ella es una mujer, no una niña». Bajo la influencia de aquel hombre fue colocada en cargos públicos y alternó con donantes y miembros del aparato demócrata. Luego, ya separada de su mentor, hizo campaña para fiscal de distrito en San Francisco. Y después, Biden la eligió para cumplir la cuota femenina y racial, cosas que enamoran a la izquierda, muy preocupada por el sexo y el color de la piel. Escribe Carlos Esteban: «Hace no mucho calificar de «cargo de cuota» a una mujer o una «persona racializada» era la versión laica del pecado contra el Espíritu Santo, imperdonable, y aún lo es si lo declara alguien ajeno a la tribu. Pero, entre ellos, cada vez es más común presuponer mérito en rasgos inmutables que convierten a ciertos individuos en «minorías» selectas».

Veraneo. Llega el mes de agosto y muchos de ustedes, pacientes lectores, se van de veraneo. Les dejo, con los deseos de un plácido periodo y un mejor retorno, estos versos de Cecilia: ·Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra / De tu santa siesta, ahora te despiertan versos de poetas / ¿Dónde están tus ojos?, ¿dónde están tus manos? ¿dónde tu cabeza?» Ah, no olviden darse a los placeres y al amor, es decir, cultivar la belleza.

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