El peor de los mundos posibles para México con el próximo Gobierno: la legalización de las drogas, amnistía a narcotraficantes, pérdida de la soberanía y fuga de capitales.
El panorama para México después de la elección presidencial y el triunfo del comunismo radical encabezado por el aspirante a dictador Andrés Manuel López Obrador, es quizá el más tétrico y desalentador desde que nos fue arrebatado la mitad del territorio por la invasión norteamericana a mediados del siglo XIX lo cual propició y avaló la masonería traidora mexicana del partido liberal del cual López Obrador es heredero ideológico como ya hemos documentado en las entregas anteriores de esta serie.
Por ello esta última entrega de artículos dedicados a analizar el significado de la elección presidencial en México, la dedicaremos a las perspectivas de lo que sucederá de llevarse a cabo las medidas propuestas por López Obrador.
Como vimos en las entregas anteriores, la agenda del Nuevo Orden Mundial para la destrucción de México se ha hecho gradual ya que de hacerse toda en un solo periodo presidencial (6 años), hubiera provocado el estallido económico, social, político, etc. del país. Por ello las medidas que no se iban a imponer sobre México en el gobierno saliente de Peña Nieto le corresponderán a López Obrador hacerlo. Ya mostró que está totalmente alineado y sumiso a esta agenda final de destrucción nacional, lo hizo a través de la que será su “secretaria del interior”, Secretaria de Gobernación en México, Olga Sánchez Cordero, que adoptó como propia la agenda de George Soros para implementarla en México desde la fuerza y poder que da ser la segunda persona en importancia dentro de la estructura del poder político mexicano a partir del 1 de diciembre de 2018.
La agenda propuesta por la ex Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero es la de la legalización de las drogas, así como la aplicación general del aborto en todo México y la implementación de la eutanasia como “ayuda a bien morir” a quienes se considere ya estorbos por parte del gobierno es decir a los enfermos terminales.
Ésta agenda diabólica de esta perversa mujer está totalmente avalada por el que se convertirá en próximo presidente de México, ya que en ningún momento se ha desmarcado de ella, además esta no es la única pieza de su equipo de futuro gobierno que sostiene semejantes y disparatadas posiciones. El que será su Canciller o Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, fue quien legalizó el aborto en la capital del país en el año 2007 y a partir de ahí la violencia sin límites como nunca antes se había visto, se desbordó e inundó de sangre a todo el país.
Este futuro gobierno está repleto de la peor gente del sistema político mexicano, desde los resentidos sociales radicales jacobinos comunistas trasnochados que participaron en el golpe de Estado estudiantil orquestado por el gobernó norteamericano en 1968, además de los simpatizantes y defensores de los subversivos terroristas de izquierda de los años setenta y ochenta, más todo un sector emanado del priismo al que supuestamente combatían y que se constituyó partido político de oposición durante la presidencia del Carlos Salinas de Gortari, a quien López Obrador identifica como el capo de la mafia política mexicana, pero a pesar de ello López Obrador no tuvo empacho ni reparos en sumar a varios que fueron funcionarios del gobierno de Salinas de Gortari a lo que será su equipo de trabajo y gobierno.
Además López Obrador como ya hemos mencionado en las anteriores entregas, se identifica y refleja en el mayor traidor a la patria que hemos tenido en la historia del país y que paradójicamente es el héroe por antonomasia para la masonería y para la izquierda, nos referimos a Benito Juárez García. Además López Obrador se asume como la antítesis de uno de los mejores gobernantes que hemos tenido en nuestra historia el General Porfirio Díaz Mori.
No es casual que esta misma masonería que representa al nuevo gobierno de López Obrador sea la causante de esta terrible situación que enfrentamos actualmente y que ante su desbordante corrupción y delincuencial proceder histórico, esté ahogando al México productivo, honrado que lucha por sobrevivir en una tierra que no merece la clase política que ha convertido el vergel en desierto. El mayor flagelo que azota a la nación mexicana es la falta de honradez, de educación, de patriotismo y de moral en la población en general, pero especial y particularmente en la clase política que ha impuesto como modelo y moneda de cambio la impunidad, que es la absoluta falta de justica ante cualquier clase de delito que se comenten todos los días por miles en nuestro país y esto viene como práctica desde que se impuso de parte de Estados Unidos el primer gobierno liberal masónico republicano en México hace casi doscientos años.
Esto, como cualquier enfermedad en un organismo, ha debilitado a tal punto la sana convivencia y el estado normal de las relaciones humanas, que el país completo está en los estertores de la muerte, enfrentando una metástasis delictiva que parte desde la cabeza misma del gobierno: La Presidencia de la República, descendiendo desde ahí a todos los niveles de poder y gobierno, sea legislativo o judicial, así como policiaco, estatal o municipal, igual que los partidos políticos, medios de comunicación, parte de la iniciativa privada y evidentemente toda clase de actividad ilícita que se ve arropada, protegida, promovida e incentivada por los que deberían combatirla.
Este es el escenario en el que las reciente elecciones solo sirvieron para hacer un cambio de cartel delictivo en el poder y prolongar la enfermedad, que en el estado agónico en el que se encuentra, terminará matando al país.
Andrés Manuel López Obrador ahora fue aprobado por el sionismo angloamericano como su representante en México durante seis años ya que está hablando el lenguaje que ellos querían escuchar al dar cabida a una posible legalización completa del narcotráfico como actividad lícita, además de brindar la más ominosa impunidad a los delincuentes que tanto han lastimado el tejido social mexicano al ofrecerles amnistía total, imponer el aborto y echar a andar proyectos de infraestructura para el sector energético que ahora ya en manos extranjeras, beneficiando directamente a sus dueños norteamericanos con sus socios mexicanos, resultando subsidiados por el presidente que se presenta como “nacionalista” cuando es todo lo contrario, ya que con los recursos nacionales construirá refinerías y obras de infraestructuras multimillonarias que solo beneficiarán a los dueños de los energéticos es decir, a los de intereses extranjeros que recibieron el sector energético en este gobierno que está de salida encabezado por el repudiado Enrique Peña Nieto.
Pero eso no es todo, su visión económica de izquierda asistencialista incapaz de generar riqueza o de promover el desarrollo de la iniciativa privada con reglas y leyes que promuevan su crecimiento, sino por el contrario con modelos que limitan e impiden el crecimiento y desarrollo de la iniciativa privada, va a propiciar una salida de capitales, no sólo ficticios, es decir, de los capitales especulativos, que son tan nocivos, ya que solo llegan a jugar en la ruleta de la bolsa de valores, comprando documentos, derivados y deudas y exigiendo condiciones brutales a las empresas en las que invierten, sino y sobre todo nos referimos a los capitales reales que invierten en la generación de empleos, inversión en infraestructura, apertura de plantas de trabajo y capacitación de mano de obra calificada que ante un panorama adverso y de medidas económicas que apuntarían a modelos probadamente fracasados como lo son todos los gobierno comunistas del mundo, optarán por retirarse a lugares incluso como Estados Unidos, que ahora con Trump en la Casa Blanca, está buscando convertir a su nación en la más atractiva para captar inversiones y hacia allá se irán todos los capitales que vean peligrar su seguridad en un país con un gobierno tan errático como el que representa López Obrador que maneja un doble o triples discurso dependiendo la audiencia, tratando de decir a cada uno lo que desea escuchar pero él no escuchando a nadie más que a su testarudez y necedad.
La delincuencia y los índices de violencia como no se habían visto en cien años en México, no se solucionan legalizando el narcotráfico, ni dando amnistía a los delincuentes, que con ello se sentirán incentivados a continuar con su actividad nociva sabiendo que ahora lo hacen con la venia pública del gobierno, como lo exigen históricamente los traidores al país y principalmente todas las corrientes de izquierda que quisieran ver todas las calles de México con adictos que son incapaces de exigir, protestar y de pensar y por tanto tampoco de trabajar, ni de aportar nada positivo al país, pero que son el caldo de cultivo de votos que ellos necesitan y con los cuales se nutren ya que son incapacitados laborales por su adicción, pero sí votantes cautivos que apoyarán a quienes les den droga barata que se pueda comprar subsidiada por los que sí producen riqueza real y que ellos pueden adquirir en cualquier tienda de la esquina.
Así que no solo tendríamos un nuevo grupo social de jóvenes en su mayoría que estarían en plenitud de facultades y fuerza y que además componen el grueso de la población mexicana convertidos en alterados de la conciencia, que provocarían toda clase de males a la sociedad, ya no se requeriría que las bandas de narcotraficantes causen terror en donde aparecen asesinando sin distinción, sino que ahora en cada hogar y familia habría un asesino en potencia en donde haya un adicto a las drogas, que al estar en estado de conciencia alterada y al provocar esto un alto estado de agresividad, provocaría una convulsión a su círculo inmediato, así que la delincuencia y muertes violentas podrían aumentar aún más y peor ahora pues serían cometidas de hijos a padres, abuelos, hermanos o viceversa con lo que el daño al tejido social sería mucho peor que el actual.
Una de las primeras medidas anunciadas por López Obrador en su plan de gobierno populista desastroso es la despedida o echada a la calle de al menos doscientos mil trabajadores al servicio del Estado de confianza que son los que ocupan los cargos intermedios del cual el 80 por ciento votó por él, así que recibieron su remuneración por tamaño error quedando en la calle desempleados a partir del 1 de diciembre próximo.
Pero la tijera continuará con al menos otros cien mil trabajadores de este sector que he mencionado que son los mandos medios que no están en el olimpo burocrático que es puesto por los gobernantes en turno, sino que éstos son los empleados que si saben hacer su trabajo, los que hacen que las oficinas, dependencias y direcciones funcionen, los que saben el cómo hacer las cosas, esos que son los que mantienen en funcionamiento al gobierno independientemente de quien ocupe la silla presidencial son contra quienes López Obrador enfocó sus baterías para sumarlos a la de por sí bastante numerosa cantidad de desempleados, pero con el agravante de que López Obrador en su ceguera y torpeza está quitando las columnas y soportes del edificio gubernamental y si de por sí ahora en México padecemos una gran cantidad de males por la ineficiencia del aparato de gobierno que es lento y corrupto, con esta medida aumentará la corrupción y se entorpecerá aún más.
Pero falta lo peor que es el factor externo. En medio de la vorágine que estamos viendo en la política internacional de golpes y embestidas de los gobiernos de Europa contra Trump y Putin, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la inminente cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la convulsión de los regímenes de izquierda de Hispanoamérica, el descubrimiento de las corruptelas cometidas por los presidentes de izquierda que recién han salido de su gobiernos y su enfrentamiento a la justicia y nada de ello ocupa la atención de López Obrador que no tiene visión más que para lo interno de México, buscando aislarse y mantener a México en una forzada e irresponsable neutralidad ante las definiciones que se están dando en el mundo y que serán las que marquen el futuro inmediato de la mayoría de los países.
Para un experto negociador y más experto en imponer su voluntad como es Donald Trump, el próximo presidente mexicano es poco menos que un juguete con el que se divertirá a sus anchas aprovechando las armas que tendrá de su lado el presidente norteamericano como es: la ignorancia y torpeza del que será su par mexicano, su enanismo en asuntos internacionales, su jacobinismo y su muy limitada visión estratégica y nula capacidad para reactivar eficientemente la economía nacional, son el mejor escenario que podría presentarse para los intereses de Donald Trump y su América first ya que sin problema impondrá su agenda sobre la mexicana.
Exactamente como lo hizo hace 170 años Benito Juárez, el alter ego de López Obrador ahora él se pondrá de rodillas y suplicará que venga Estados Unidos a violentar nuestra soberanía y a comprometer la integridad territorial además de hipotecar el futuro nacional como lo hizo Juárez con la única intención de que el gigante de Norteamérica le dé el respaldo y apoyo para sostenerse con uñas y dientes sujeto a la silla presidencial en medio del repudio general de la población mexicana que vale la pena recordar una vez más, que cien millones de ciento treinta repudiaron y rechazaron a López Obrador es decir un ochenta por ciento de la población y solo el otro 20 por ciento es decir unos treinta millones le dieron su confianza y apoyo, por eso la situación que vendrá en los próximos meses y años para México es el peor de los escenarios posibles y así como Juárez cuando se hizo con el poder de manera ilegal y espuria provocando con ello una guerra civil, una intervención extranjera y además comprometiendo el territorio nacional y dando todo ello como resultado la quiebra económica y la muerte de miles de mexicanos por defender su patria, ahora el resultado no podrá ser distinto ya que López Obrador está empeñado en aplicar la misma receta desastrosa que ya nos ha llevado, siempre que se ha aplicado, al mismo resultado.
Finalmente ese slogan de campaña creado por un español y que se lanzó desde su primera intentona de llegar al poder en 2006 se ha cumplido al pie de la letra y lo será aún más con sangre y fuego en los próximos años: López Obrador es un peligro para México.
Leer la serie completa:
El nuevo gobierno mexicano: Malas noticias para toda la hispanidad (I)