La ONU dijo que ha constatado que el grupo yihadista Estado Islámico, responsable de actos terroristas en distintas partes del mundo, cometió «crímenes internacionales», como genocidio, de guerra y contra la humanidad, en su intento de repeler la ofensiva del Ejército iraquí para recuperar el control de la ciudad de Mosul.
Tales crímenes se prolongaron durante los nueve meses de la campaña militar, que concluyó con la victoria de las fuerzas iraquíes, que recibieron la ayuda de grupos afines y de una coalición militar occidental.
Al menos 2.521 civiles murieron en la operación armada, la mayoría como resultado de ataques del Estado Islámico e incluyendo a no menos de 741 personas que fueron ejecutadas a sangre fría.
Adicionalmente a los caídos durante las hostilidades, el Cuerpo de Defensa Civil iraquí ha comunicado a la ONU que al pasado 26 de octubre había recuperado los restos de 1.673 personas de los escombros de edificios bombardeados en Mosul.
Un informe, elaborado por la Misión de Asistencia de la ONU en Irak y la Oficina de Derechos Humanos de la organización, documenta raptos masivos y el uso de miles de civiles como escudos humanos, así como el asesinato de personas que intentaban huir de la ciudad.
Mosul ha sido la ciudad más importante que ha llegado estar bajo control total del Estado Islámico, que la capturó en junio de 2014 y cuya liberación se consiguió -tras meses de incesantes hostilidades- el pasado julio.
Allí, el grupo terrorista estableció lo que llamó su «califato», lo que llevó a un éxodo masivo de más de 800.000 personas- hacia otras partes de Irak.
Entre las situaciones concretas que relata el informe de la ONU está el anuncio por altavoces que empezaron a hacer los milicianos de la organización terrorista advirtiendo de que todos los civiles que se encontraran en áreas recuperadas por el Ejército serían considerados «blancos legítimos» de bombardeos y otros tipos de ataques.
«Nadie consiguió salvarse del reinado de terror de Daesh (denominación del Estado Islámico en árabe), que infligió un sufrimiento intolerable a residentes desarmados, únicamente porque vivían en las áreas que controlaba», explicó el representante especial de la ONU para Irak, Jan Kubis, sobre los tres años durante los que controló Mosul.
Además de las pérdidas humanas, el informe denuncia que los terroristas no tuvieron ninguna contemplación a la hora de destruir todo lo que pudieron de monumentos religiosos y culturales, «en total menosprecio por la historia del islam, religión que falsamente dicen representar».
Entre las conclusiones del informe figura un llamado al Consejo de Seguridad de la ONU para que tome acciones que garanticen que los responsables de todos estos crímenes paguen por ellos ante la justicia.
Con ese fin, se pide que se enmienden rápidamente ciertas normas legales para que tribunales nacionales puedan juzgar crímenes internacionales y, que al mismo tiempo, se acepte la jurisdicción penal internacional.
Igualmente se pide al Gobierno que investigue las violaciones de los derechos humanos perpetradas por miembros de su ejército, ya que el informe indica que se registraron al menos 461 civiles muertos en bombardeos aéreos que coincidían con los periodos más intensos de la ofensiva iraquí.
Sin embargo, en este caso la ONU reconoce que no ha podido establecer la autoría de los ataques desde el aire.
Por otra parte, se recuerda en el informe que desde 2014 se han encontrado 74 fosas comunes en Irak ?con números de cadáveres muy variables, que han ido de menos de una decena a miles de cuerpos- y se pide a las autoridades que preserven esos lugares, como evidencias de los crímenes.