La moción de censura contra el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha fracasado este sábado en la Asamblea Nacional debido al boicot casi total del Partido del Poder Popular (PPP), que abandonó la cámara antes de la votación. Solo dos diputados del partido gobernante permanecieron en la sala, lo que imposibilitó a la oposición alcanzar los dos tercios necesarios para destituir al mandatario.
La iniciativa, impulsada por el Partido Democrático (PD) y otras cinco fuerzas políticas, requería sumar al menos ocho votos adicionales de los 108 escaños del PPP para prosperar, algo que no ocurrió. Este fracaso se veía venir tras otra votación realizada horas antes para abrir una investigación por corrupción contra la primera dama, Kim Keon-hee, que tampoco obtuvo los apoyos suficientes, reflejando la férrea disciplina interna del partido conservador.
La moción de censura fue presentada el pasado miércoles en respuesta a la polémica declaración de la ley marcial por parte de Yoon, quien acusó a la oposición de realizar «actividades antiestatales» y de ser «fuerzas pronorcoreanas». Aunque la medida fue revocada rápidamente gracias a una votación parlamentaria, su implementación generó un clima de tensión política y protestas masivas en el país.
Mientras se llevaba a cabo la votación, unas 149.000 personas se congregaron frente a la Asamblea Nacional para exigir la dimisión o destitución del presidente. Este movimiento ciudadano refleja el creciente descontento popular ante lo que muchos consideran un abuso de poder por parte de Yoon, especialmente tras los intentos de la policía y tropas militares de bloquear el acceso al parlamento el día de la declaración de la ley marcial.
En medio de la crisis, el presidente Yoon ofreció un discurso a la nación, en el que pidió disculpas por las «ansiedades y molestias» generadas por la ley marcial. Aseguró que la medida fue tomada «por desesperación» y prometió que «nunca habrá una segunda ley marcial». También afirmó que asumirá la responsabilidad legal y política derivada de los hechos y dejó en manos del PPP la tarea de estabilizar la situación política.
Aunque el intento de destitución no prosperó, la crisis política continúa marcando el mandato de Yoon, quien enfrenta una oposición fortalecida y una ciudadanía cada vez más crítica. Las protestas, sumadas a la fractura interna en el PPP, podrían seguir poniendo en jaque al gobierno en los próximos meses.