El hijo del conocido narcotraficante explica qué sintió cuando coincidió con los familiares de las víctimas de Pablo Escobar y carga contra las producciones audiovisuales que dejan a un lado la documentación para hacer espectáculo y para glorificar la figura de su padre. «El caso de mi padre no fue un caso de éxito precisamente».
Un hombre de paz, que busca reconciliarse con su pasado y luchar contra la adulación de los jóvenes hacia su padre. Así es Juan Pablo Escobar, el hijo del conocido narcotraficante colombiano que lucha por la desmitificación del narcotráfico y la apología de esta lacra. Lo hace por convicción y porque quiere que los jóvenes no caigan en una red de la que es imposible salir. Tanto es así que recuerda una y otra vez que este tipo de delincuentes trabaja para «pagar su propio entierro» porque «nunca llegan a la jubilación».
Su vida ha cambiado mucho desde que pronunció esas palabras en televisión que provocaron que tanto él como su familia viviera en el exilio durante 22 años. Ese «los voy a matar a todos» que pronunció tras enterarse de la boca de una periodista de la muerte de su padre y con el que aprendió a «pensar antes que hablar».
Ahora se dedica a contar la historia real de su padre. Pero también la suya propia. Por ello, odia que los productores de la conocida serie de Netflix ni tan siquiera le preguntara por su versión de los hechos y que contara su historia sin ni siquiera conocer al personaje real de la misma. Tampoco lo ha hecho el director León de Aranoa, quien ha contado con Javier Bardem como protagonista en ‘Loving Pablo’.
Después de ser galardonado con el Premio Libro de Oro por su relato sobre Pablo Escobar, Juan Pablo decidió participar en un documental llamado ‘Pecado de mi padre’ para encontrarse con los familiares de las víctimas del narcotráfico y para reconciliarse con ellas. Ahora hace balance y responde a qué sintió cuando miró a los ojos a las víctimas de su padre. «Fue muy difícil. Como si tuviera un puñal enterrado en el estómago«, asegura una de las preguntas de La Gaceta para posteriormente subrayar que ni tan siquiera sabía como saludarles al entrar en la sala.
«Pensaba que hasta decir buenas tardes les iba a causar dolor. Nadie te prepara para algo así pero sí que es verdad que no he sentido en ningún momento su rechazo. Todo lo contrario: las víctimas, que son siempre quien más dolor han sufrido, suelen estar muchísimo más abiertas al perdón y a reconciliarse cuando tienen el derecho legítimo de estar enojados», ha asegurado.
‘Quiero derribar el mito creado en torno a mi padre’
Todos los esfuerzos de Juan Pablo Escobar se basan en acabar con el mito creado sobre Pablo Escobar después de recibir mensajes de miles de jóvenes diciéndole que querían seguir sus pasos. «Están confundiendo sus sueños. La realidad no es la que muestran las películas. Nosotros, cuanto más ricos éramos más como pobres vivíamos», ha señalando recordando que ellos pasaban hambre porque, aunque tenían el dinero para comprar el supermercado entero, no tenían la libertad para ir a por una barra de pan.
Por ello, advierte que será él quien de toda la información sobre su abuelo a su hijo de 4 años, Emilio: «Si confío su educación a Netflix seguramente mi hijo elegiría ser de mayor narcotraficante», ha señalando. No obstante, insiste que su primogénito ya sabe quién es Pablo Escobar:
«Le he enseñado a amar y a respetar la figura de su abuelo, no a la del mafioso«, ha reiterado para posteriormente añadir: «Mi padre me inculcó esfuerzo y educación. Pero, si hubiera seguido sus pasos estaría muerto, por eso quiero convertirme en un Pablo Escobar 2.0″, ha asegurado.
Juan Pablo Escobar se encuentra en Madrid para participar como ponente en el 11 Congreso de la Fundación ‘Lo que de verdad importa’.
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