Vivimos en la era de las tecnologías, en un mundo lleno de información en el que todo está al alcance de la mano, pero donde nos cansamos muy rápido de todo. Si un contenido no llama la atención, en pocos segundos se pasa a otro. Y por ello cada vez resulta más complicado ser creativo y arriesgar, puesto que muchas veces alejarse de lo seguro supone un fracaso.
Eso mismo parecen pensar las grandes plataformas de streaming. En los últimos años se ha producido el auge de adaptaciones de literatura juvenil como After, El Stand de los Besos, A través de mi ventana o la recientemente estrenada Culpa Mía en plataformas como Netflix o Amazon.
Todas ellas tienen factores en común: son obras ya conocidas que han causado furor en su campo y todas tratan de relaciones tóxicas que muestran todo lo que, en principio, quiere eliminar el feminismo radical.
En un mundo feminista, resulta paradójico que sean las mujeres quienes consuman mayoritariamente estos contenidos, que muestran comportamientos que son criticados en la vida real
Por ejemplo, en After (la historia con la que toda esta tendencia comenzó) se cuenta la historia de Tessa, una chica perfecta a ojos de todo el mundo que va a comenzar su primer año en la universidad. Todo cambia cuando conoce a Hardin, un chico misterioso que le acaba poniendo su vida patas arriba. Cuando se lo encuentra en una y se niega a besarlo, él se enfurece. Hardin lanza entonces una apuesta a su grupo de amigos: que conseguirá que se enamore de él y le robará la virginidad.
La protagonista de esta historia termina estableciendo una relación amorosa con Hardin y cuando entra en la vida de Tessa un nuevo compañero de trabajo, su pareja saca a relucir una faceta posesiva con ella.
La mayoría de estas novelas provienen de Wattpad, una plataforma gratuita de lectura que se ha dado a conocer por encumbrar historias no demasiado destacables pero que triunfan en el sector juvenil. En estas, los personajes principales se ven envueltos en relaciones disfuncionales que se retratan como románticas y deseables. Los protagonistas masculinos a menudo exhiben comportamientos posesivos, celosos y controladores, mientras que las protagonistas femeninas suelen caer en roles de sumisión y dependencia emocional. La trama gira en torno a las idas y venidas de la pareja y los personajes carecen de desarrollo y profundidad.
La influencia en la percepción de las relaciones
Estas adaptaciones cinematográficas son ampliamente consumidas por un público joven, quienes, expuestos a estas representaciones distorsionadas del amor y del romance, pueden llegar a internalizar estos patrones de comportamiento y considerarlos como modelos a seguir. Esto puede resultar en la aceptación de relaciones abusivas, así como en una falta de conciencia sobre los límites personales y el consentimiento mutuo.
La paradoja feminista
La popularidad de estas historias románticas tóxicas en un mundo donde el feminismo actual critica estos comportamientos en la vida real plantea una paradoja. Mientras el feminismo busca promover relaciones basadas en el respeto mutuo, la igualdad y el consentimiento, estas adaptaciones normalizan la violencia emocional y el control en las relaciones. Esta contradicción genera un debate entre lo que se predica y lo que se toma como válido en estas obras.
La mayoría de este público se excusa en que se trata de una ficción, en la que ni los personajes existen, ni la historia existe. Sin embargo, el cerebro no realiza esta distinción y muchas veces toma por válidos los comportamientos mostrados, normalizando de ese modo situaciones cuestionables y dañinas.
En una época en la que se censuran o corrigen algunas obras por no adaptarse a lo «políticamente correcto» y promover «valores obsoletos» (Tintín, las novelas de Roal Dahl y Astérix son algunos ejemplos), la mayor paradoja es que este tipo de contenido sea el que triunfe.
