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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Trump: ‘El Estado-Nación sigue siendo el mejor vehículo para elevar la condición humana’

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump

Trump también ha defendido una política exterior realista, consistente en la libertad de acción del Estado para incrementar su poder en un escenario internacional caracterizado por la anarquía

Todos aguardaban la alocución de Trump ante la Asamblea de Naciones Unidas con una mezcla de tensión e impaciencia. Sus detractores, deseosos de pillar al presidente de Estados Unidos en un renuncio que les diese carnaza para días venideros; sus antiguos seguidores, ávidos de encontrar un motivo para preservar la ya deteriorada confianza en la nueva Administración norteamericana. En cierto modo, Trump no ha satisfecho ni a unos ni a otros.

En la alocución de este martes, el presidente de Estados Unidos ha adoptado una actitud asertiva frente a Corea del Norte, ha reivindicado el Estado-Nación y la soberanía, y ha enfatizado la relevancia de la cooperación internacional. No obstante, todo ello se antoja insuficiente para esperanzar a los desencantados, a ésos que apoyaron a Trump en la campaña electoral y luego han visto cómo éste traicionaba muchas de las cosas que entonces prometió.

Respecto al régimen comunista acaudillado por Kim Jong-un, el presidente norteamericano ha mantenido el tono exhibido en las últimas fechas; un tono que trata de disuadir, mediante la agresividad, a Pionyang de continuar violando la legislación internacional: ‘No se puede aceptar que esta banda criminal se arme con misiles nucleares. Tenemos una gran paciencia, pero si nos vemos obligados a defendernos o a defender a nuestros aliados, no tendremos otra opción que destruir totalmente Corea del Norte. Ya es hora de que se dé cuenta de que la desnuclearización es su único futuro posible’.

Otro de los países merecedores de las invectivas de Trump ha sido el iraní, enemigo de Estados Unidos desde que triunfase, en 1979, la revolución de los Ayatolás. Así, el presidente norteamericano ha motejado al régimen persa de ‘dictadura corrupta, asesina y desestabilizadora’, ha recordado que éste sólo exporta ‘caos y corrupción’ y ha alertado de que oprime a su pueblo.

Por su parte, el presidente no ha perdido la oportunidad de referirse al padecimiento del pueblo venezolano. No en vano, ha amenazado con adoptar más sanciones contra el Gobierno de Maduro si éste continúa oprimiendo a su pueblo. ‘La dictadura socialista de Maduro ha generado un dolor terrible y un sufrimiento al pueblo de ese país (…) El pueblo venezolano está hambriento y su país está colapsando’.

La soberanía nacional y el realismo

En un guiño a los estadounidenses que lo apoyaron en la campaña electoral, el presidente norteamericano ha defendido la vigencia del Estado-Nación – en tiempos en que ésta es reiteradamente cuestionada – y la soberanía derivada de esta forma de organización política. ‘El Estado-Nación sigue siendo el mejor vehículo para elevar la condición humana’, ha aseverado Trump, quien ha llamado, en este sentido, a un ‘renacimiento de las naciones’ que suponga el ‘resurgimiento de sus espíritus, su orgullo, sus pueblos y su patriotismo’.

Trump también ha defendido una política exterior realista, consistente en la libertad de acción del Estado para incrementar su poder en un escenario internacional caracterizado por la anarquía. Una política exterior que no puede sino estar fundamentada en el ya famoso ‘América Primero’: ‘Para mí, América estará siempre en primer lugar, como cualquier dirigente responsable. Pero no queremos imponer nuestra forma de vida; no buscamos la expansión territorial, no perseguimos que todos los países compartan las mismas motivaciones. Queremos naciones soberanas que trabajen juntas desde el respeto mutuo. El mundo será más seguro, si las naciones son poderosas y libre. Buscamos resultados, no ideologías. Es realismo’.

El terrorismo islámico y el Gobierno sirio

En un ejercicio de imposible equilibrismo, el presidente estadounidense ha pedido unidad frente al terrorismo islámico – el apellido ‘islámico’ lo ha añadido Trump – y ha arremetido contra el Gobierno sirio de Bashar Al Assad, que es, junto con el ruso, el que con más ahínco está combatiendo el yihadismo.

Respecto a esta cuestión, el presidente norteamericano ha demandado firmeza frente a quienes dan refugio a los yihadistas: ‘No aceptaremos santuarios; hay que expulsarlos y exigir responsabilidades a sus financiadores’.

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