«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Trump quiere que Rusia vuelva al G7(8), y el italiano Conte le apoya

Cuenta con el flamante nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte, fruto de esa coalición vencedora en las urnas que es la peor pesadilla de eurócratas y globalistas.


Rusia, ya lo saben, es culpable. De todo, en general. Nuestro menguante partido conservador, que no ha querido opinar de ninguno de los nombramientos más egregios de Sánchez, sí se ha sentido en la obligación de advertirle contra el nombramiento del General Baños, sencillamente porque el experto en estrategia no es muy partidario de demonizar a Rusia en la escena internacional.
 
Es como si la opinión sobre Rusia se hubiera convertido en la prueba de fuego de la visión geopolítica internacional, una división que no coincide con la habitual entre izquierda y derecha.
En la reunión del grupo de los países más ricos del mundo, el G7, en Canadá, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desencadenado una tormenta mediática al declarar que es partidario de que Rusia -que ha aprovechado la reunión canadiense para encontrarse con Xi Jiping en Pekín- vuelva al club.
«Antes era el G8 porque Rusia estaba en él, y ahora no está Rusia. Ahora bien, yo amo nuestro país y he sido la peor pesadilla de Rusia. Me imagino a Putin diciéndose ahora: «tío, ojalá hubiera ganado Hillary», porque solo hay que ver lo que hago, pero dicho esto, Rusia debería estar en la reunión».
Y añadió: «Guste o no, y esto podría sonar políticamente incorrecto, tenemos un mundo que gestionar y en el G7, que antes era G8 -echaron a Rusia-, deberían dejar que Rusia volviera porque deberíamos tener a Rusia en la mesa de negociación».
Europa no quiere saber nada de eso. De hecho, Europa no quiere saber nada de ninguno de los dos, ni de Rusia ni de Estados Unidos. El líder manufacturado por las élites financieras para gobernar Francia, Emmanuel Macron, convocó a los otros europeos del G7 para formar un ‘frente europeo’ contra Estados Unidos a cuenta de los aranceles que quiere imponer Trump. Porque, claro, la Unión Europea no impone ninguno (ironía).
Macron se niega a aceptar la ‘hegemonía’ de Estados Unidos (algo, por lo demás, muy francés), asegurando: «Los otros países del Grupo son un mercado mayor que el mercado americano. Quizá al presidente americano no le importe quedar aislado, pero a nosotros no nos importaría ser solo seis si es necesario».
Solo que, Emmanuel, Estados Unidos no está aislado. Por no estar, ni siquiera está ayuno de apoyos europeos, incluso en su curiosa oferta de volver a admitir a Rusia en el club.
Cuenta con el flamante nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte, fruto de esa coalición vencedora en las urnas que es la peor pesadilla de eurócratas y globalistas.
Conte cree que, efectivamente, Rusia debería volver, contraríamente a lo que opinan los demás líderes europeos, y lo ha anunciado ‘a la Ciudad y el mundo’ desde su cuenta oficial en Twitter.
Sobre un ‘pantallazo’ con la noticia de las declaraciones de Trump en un medio italiano, escribe, sucinto, Conte: «Estoy de acuerdo con el Presidente @realDonaldTrump: Rusia debería volver al G8. Nos interesa a todos».
Quizá Macron y Juncker, al leerlo, hayan entendido de golpe que la idea de un «frente europeo unido» no es exactamente la ola del futuro. Mientras, en Pekín, Putin debe de estar sonriendo.

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