«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

Air Europa

26 de febrero de 2023

Tras el anuncio de compra de Air Europa por parte de IAG, la matriz de la aerolínea Iberia, se imponen algunas reflexiones.

La primera surge de la memoria. Coincidiendo con la venta de Iberia a British Airways (aunque lo disfrazaran entonces como integración en IAG, una sociedad anónima española pero que se dirige y paga impuestos en el Reino Unido), la prensa inglesa publicaba un anuncio de la Aena británica (BAA) para apoyar la muy polémica ampliación de la tercera pista del aeropuerto de Heathrow. El argumento era sólido: esta tercera pista permitiría abrir muchos más destinos desde Londres; se cifraba en más de 600 millones de libras el incremento del comercio anual por cada destino que se abriera.

Así, tenemos una empresa inglesa, BAA, pero controlada entonces por españoles apelando al patriotismo (comercial) británico para ampliar su negocio, mientras aquí nos lavábamos las manos cediendo el control de Iberia a los británicos. Habría que preguntarse cuanto hemos perdido en comercio exterior con la evidente perdida de líneas que ha provocado la venta a British Airways.

España apenas está conectada con África o con Asia. No se abre una línea nueva desde hace años. IAG impone para muchos de sus destinos la escala en Londres, en un aeropuerto como es el de Heathrow que está muy saturado y que además tiene una climatología que hace que la escala se convierta en una auténtica lotería o pesadilla.

Nos someterán, ya lo hicieron cuando la venta de Iberia, a enormes y muy elaborados informes sobre las bondades de la desaparición de competencia en España. Pero son elaboraciones, el liberalismo económico es mucho más intuitivo, y los monopolios nunca han sido buenos.

La paradoja que esta operación pase impoluta por «competencia» (como afirman los diarios) es otro síntoma de la absoluta parcialidad de los organismos de control cuando se trata de cuestiones estratégicas. ¡La CNMC española y también las autoridades europeas están negociando la desaparición de la competencia del transporte aéreo de viajeros en España! Supongo que tras esta «desaparición» también se inmolarán.

Estos organismos de control son cruciales para tener una sociedad sana; con mercados competitivos la economía progresa y se produce la necesaria movilidad social. Pero en España, muchas veces, estos organismos de control se convierten en baluartes para las peores prácticas de inmovilismo y opacidad. Un ejemplo es el ICAI (Instituto de contabilidad y auditoría de cuentas) que es un chiste de opacidad y defensa de las grandes firmas de auditoría cuando debería proteger a los inversores y demás agentes del mercado. La consecuencia es clara: las auditorías en España carecen de credibilidad y han estado envueltas en casos absolutamente escandalosos de las que han salido impunes.

Finalmente, quizás lo que se busca en última instancia, es un intento más de forzar una subida de precios por viajar y que, en consonancia con la agenda 2030 y demás sovietismos (sic), nos obliguen a convertirnos en esos ciudadanos ejemplares que sólo se mueven caminando y en bicicleta en un área de quince minutos. Unos ciudadanos que no necesitarán que se les mida su trazo de Co2 para prohibir su movimiento, será simplemente imposible de caro para la gran mayoría.

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