«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Audiencia Nacional y Preferentes

18 de diciembre de 2013

Ayer se conoció una nueva resolución de la Audiencia Nacional por la que se ha decidido investigar a la cúpula de las cajas de ahorro que integraron finalmente el “fenómeno Bankia”, en este caso por la comercialización que se hizo de las preferentes pero en especial en el denominado “case de operaciones”. A mucha gente, no tanto así a los perjudicados, eso del case de operaciones les sonará a chino, pero créanme que tiene su aquel. Procedo a relatarlo brevemente.

 

Uno.- Caja Madrid puso en marcha una emisión de preferentes entre 2008 y 2009 de unos tres mil millones de euros. Primero se lo quiso endosar a los inversores profesionales, pero estos no mordieron el anzuelo y Caja Madrid se dirigió a sus propios clientes minoristas, pequeños ahorradores. Los tres mil millones pasaron así del pasivo exigible (eran deuda que Caja Madrid tenía con sus ahorradores) al capital (pasivo no exigible), mejorando impunemente a costa de los pequeños ahorradores el ratio de solvencia de la entidad. Para ello les prometieron a los preferentistas el oro y el moro, y de manera hiperarriesgada, inconsciente y tramposa provocaron el lío o el fraude financiero más espectacular de los últimos tiempos. Entre las promesas, la de que podían recuperar su dinero cuando quisieran.
Dos.- Como habían prometido eso, Caja Madrid montó no un mercado secundario, sino un mercado puramente interno, totalmente opaco al inversor, oscuro como boca de lobo, en el que cuando un preferentista quería recuperar lo invertido se buscaba otro pardillo al que se le proponía comprar lo que el otro quería vender. Daba igual el valor de mercado real que tuvieran las preferentes; lo importante era que ya la supernacida Bankia mantenía una cotización artificial del cien por cien. Casaba así las operaciones de forma artificial, como digo, y sin conocimiento por parte de quien compraba de que el papel de las preferentes ya no valía un carajo. La CNMV, aunque tarde, advirtió no sólo a Bankia pero sí vivamente a ésta de esas prácticas irregulares, pero tampoco hubo ninguna sanción ni impedimento de que continuaran así. Efectivamente, tal como la Audiencia dice, es impensable, imposible, que todo esto lo hicieran los empleados; esta trama la urdieron los gerifaltes, esos irresponsables que jugaron con el dinero de los otros.
Hasta ahí los hechos, pero ¿qué ocurre en la actualidad? Los juicios los estamos ganando en su práctica totalidad, pero aun cuando me afirmo en que los empleados no fueron los autores de este diseño, los abogados que defendemos a los preferentistas vemos cómo hay algunos de estos empleados que por miedo o por servilismo falsean su testimonio ante los jueces. Peor para esos empleados, porque tengo muy claro que aparte del trabajo que haga la Audiencia Nacional, nosotros nos querellaremos contra todo empleado que no diga la verdad, que no tenga el mínimo de honestidad para ayudar a los que engañaron.

 

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