«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La broma esta

12 de noviembre de 2013

Es muy absurdo que los portavoces oficiales del PP se lancen a criticar con tanta desmesura la Conferencia Política del PSOE. Por pura coherencia histórica, más les valdría tomar buena nota de los caminos ideológicos que marcan los socialistas, porque no tardarán en transitar esas sendas entusiasmados, como lo han hecho siempre, por mucho que lloviese. Así que aunque algunos –de cara a los micrófonos– marquen tantas distancias, es muy probable que los más avispados ya estén preparando los discursos federales, republicanos y laicistas, no vaya a ser que todo se desencadene demasiado rápido. Desde luego, lo de la confrontación ideológica y argumental queda descartada, no vaya a ser que cualquiera les acuse de franquistas.

Ya sabemos que desde que a Felipe González le indicaron que debía renunciar al marxismo en Suresnes, no ha existido PSOE más radical que el de Zapatero, ese presidente autodenominado el rojo, que abrió su legislatura poniendo el cadáver de su abuelo sobre la tribuna del Congreso, como si en vez de un programa de Gobierno trajese bajo el brazo una venganza gitana. Y, como bien saben los sorayos de este Ejecutivo, el Partido Popular no ha modificado ni una sola de las medidas ideológicas que impuso el zapaterismo, desde el aborto barra libre hasta la ley de Memoria Histórica, pasando por la persecución de la libertad lingüística en varias regiones o la continuidad –todavía vigente– de la autorización parlamentaria para negociar con ETA. Ya es una verdad a gritos –en las propias sedes del PP– que el Gobierno tecnocrático de Rajoy parece conformarse con la gestión de la crisis económica, cuyo primer resultado político será, indefectiblemente, la continuidad de un sistema diseñado por la izquierda y los nacionalistas. Es como si los chicos de Génova se hubiesen convertido en consultores de Ferraz, encargados de conseguir que la empresa familiar vuelva a ponerse en marcha.
Asumida esta realidad como se asumen las fases del duelo –negación, negociación, depresión e ira– uno va aceptando que el tiempo político que nos ha tocado vivir no va a resultar precisamente esplendoroso. Siendo españoles de la modernidad, por pura estadística era muy probable que así sucediese, así que el lamento ha de ser breve. Pero incluso revistiéndose de una resignación beatífica, por algún resquicio irracional a veces se cuelan vapores optimistas, casi seguro que inmotivados, pero que dejan ver la posibilidad de una reacción, mejor dicho, de un recambio. Quizá porque la broma esta de la partitocracia ya ha durado demasiado, y en algún momento habrá de irse a hacer puñetas.

.
Fondo newsletter