«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

Buenos acuerdos

18 de junio de 2023

La irrupción de VOX en el panorama político español trajo no sólo aire fresco frente al desprestigio de los viejos partidos, pues implicaba nuevas caras sin los vicios de los políticos profesionales; en cierto sentido, una modernización de la política con gentes procedentes de la sociedad civil. También para muchos, el principal atractivo de VOX era la falta de complejos a la hora de abordar ciertos temas que se habían convertido en auténticos tabúes intocables (valga la redundancia).  

Arrancó un disenso muy atractivo frente a la cultura woke, las políticas de género, el estatismo apabullante, el globalismo, el desprecio a la familia, la cultura de la muerte con el aborto y la eutanasia y demás etcéteras de los que nadie hablaba, pero que estaban en el pensamiento de muchos. Al fin, alguien se sacudía los complejos y se atrevía a cuestionar estos consensos.

Poco a poco se ha ido minando el consenso, y ello ha permitido el éxito de VOX. Se ha creado el caldo de cultivo para ir creciendo. El éxito de VOX y su resistencia en expectativas de voto está precisamente en haber sido capaces de cambiar la opinión pública. Ya no hay paz en el consenso progre.

Hoy se han roto las unanimidades que sustentaban unas políticas de género muy injustas donde se había roto incluso el principio de igualdad entre el hombre y la mujer. La familia y la vida vuelven a ser ejes esenciales de nuestra sociedad y requieren de la máxima protección.  

La ciudadanía cada vez está más harta del estatismo imperante, de la escalada suicida de deuda pública y del sadismo fiscal al que nos someten. Incluso empieza a resquebrajarse las unanimidades con respecto de las bondades, muy ficticias, del disparatado sistema autonómico. Hay un clamor entre los autónomos y pequeños empresarios para que les dejen trabajar sin tantas trabas administrativas.

Vivimos una época en que empezamos a recuperar el orgullo de una idea de comunidad nacional que ha sido zarandeada desde hace décadas. España es algo más que una potencia deportiva. Hoy, hay un renacimiento de los estudios históricos, incluso de nuestro afán colonizador, quizás el más generoso de los imperios históricos. Nuestras instituciones, nuestra cultura, la corona, el ejército y las fuerzas de seguridad son tratados con respeto y cariño incluso por nuestros culturetas que antes los denostaban o ridiculizaban.

La protección del medio ambiente es un mantra que ha dejado de ser hueco. Nuestra preocupación va mucho más allá del mero cálculo del CO2. VOX ha puesto en valor la vida en nuestros pueblos (la España vaciada), las necesidades de abordar el problema del agua y de los rigores del clima. Incluso se empieza a hablar de soberanía alimentaria y energética.

Todas estas cuestiones eran hasta hace poco simples puntos de vista en apariencia, y reitero en apariencia, pues estaban en el pensamiento callado de muchos españoles. Hoy con VOX se les da voz y pronto se convertirán en políticas en algunos gobiernos municipales y también autonómicos mediante los buenos acuerdos, pormenorizados y por escrito, que se están suscribiendo con el PP.

Margaret Thatcher en sus memorias al reflexionar sobre algunas de sus actuaciones más polémicas, afirmó que su error fue no saber distinguir entre una opinión y una política. VOX lleva tiempo poniendo sobre la mesa puntos de vista y opiniones, creando opinión pública, o en términos del tan manido, pero acertado en esto, Antonio Gramsci, generando un nuevo sentido común. Ha llegado la hora con estos acuerdos por escrito y pormenorizados con el PP, de convertirlos en política. Por ello les votamos, y les votaremos, con tanta ilusión.

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