«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Constituplastia

28 de noviembre de 2023

El ministerio de la Presidencia de Fénix Bolaños anuncia unos actos de celebración de la Constitución. La van a explicar a los niños. Esto sucede mientras se atornilla la fiscalía y se anuncia la cumbre bilateral con Junts en Ginebra porque todo es perfectamente compatible. Los constitucionalistas descubrirán pronto que los auténticos constitucionalistas ya no son ellos.

La Constitución, la que entre algunos nos dieron, cumple 45 años. Ya es una machucha ibérica en ese trance de saber si podrá engendrar o no, si se recurrirá a la fecundación in vitro con esperma de pajuela separatista o si todo quedará en un estiramiento más lifting más todas esas ‘plastias’ que se hacen ahora: abdominoplastia, rinoplastia…

Todo lo que está pasando y lo que va a pasar se hace contra la Constitución pero con la Constitución. La loan, la violan. Son como los pedófilos: aman a los niños pero los dañan y pervierten. La reciente gestión del Covid fue en su mayor parte anticonstitucional, y no hubo consecuencias, así que es entendible que decidan seguir por ese camino. De hecho, lo que hacen con la gente en Ferraz (encapsular y filiar) es, en cierto modo, ‘covificarlos’. Covificar y someter a vacuna ideológica irrechazable. Es el Estado del Covid (total e ilegal) al servicio de la venta a plazos de la nación española: la política, la histórica y la cultural. Cobrándose cada una de ellas.

La Constitución no controla a los partidos, entes soberanos; al revés, es el instrumento que tienen los partidos para controlar. El PSOE cría la fama pero el PP ha cardado mucha lana y borda su papel de despistado y encontradizo.

Observen el fin de semana que ha regalado Feijoo a la parroquia. El PSOE normaliza el golpismo separatista en Cataluña con su Ley de Amnistía y el PP normaliza al PSOE en Madrid. Ya se ha escuchado el primaveral «hablemos de economía», que es un poco el «circule, caballero» intelectual, pero ha sido más escandalosa su enésima petición de Pacto de Estado. Le pide Feijoo al PSOE que en su muro divisorio contra los españoles de derechas establezca un pasadizo para que pueda entrar el PP. ¿Para qué? ¿Por qué? Por la violencia de género, lo que deja claro el carácter instrumental de este dogma que sirve para que del amurallado castillo progre-separatista se pueda tender un puente medieval por donde pase el PP. Bajo ese puente habría un foso de ostracismo y exclusión con los cocodrilos de la criminalidad importada, oscurecidos por la estadística.

Por tanto, el dogma de la violencia de género, o viogen, no solo sirve a la izquierda sino también y muy especialmente a la derecha moderada, pues le daría la excusa (las mujeres, el dolor de las mujeres) para cruzar ese puente y ser reintegrado a la ciudadela del consenso (que ya es el ajo de lo venidero). Que el PSOE haya resignificado la viogen como un nuevo terrorismo le viene aun mejor, pues el PP funciona sobre las oposiciones comunismo o libertad, populismo o antipopulismo y, sobre todo, terrorismo o lucha contra el terrorismo…

«EL PP es el partido de Estado a favor de los pactos de Estado», dijo Feijoo. Y ya más claro no puede hablar.

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