Estaba en la cafeterĆa del Congreso de los Diputados. Se me resbaló un euro de las manos y me bastó ver los ojos brillantes de un lĆder del PNV siguiendo la danza de la moneda por el suelo para saber que la fe ciega de la parte alelada del PP en que se comportarĆan con lealtad ante la enloquecida moción censura contra Rajoy solo podĆa entenderse bajo los efectos del whisky. ĀæAlguien del PNV leal, con sentido de Estado, responsable? Eso no lo supera ni Leo Harlem.
AllĆ se habĆa organizado durante largo tiempo un golpe de Estado cuidadosamente empotrado en la frontera del bien y del mal de la legalidad democrĆ”tica, aprovechando el limbo de la figura constitucional de la moción, y nadie se habĆa enterado de nada, incluyendo a los 47 millones de espaƱoles. Estaba el guion y toda la escenografĆa lista para el primer capĆtulo de la serie de SĆ”nchez, que se rodó allĆ en el debate de la moción.
No habĆa nadie mejor que Pedro SĆ”nchez para liderar un Gobierno surgido de un engaƱo masivo
De una inmensa trola solo puede salir una sucesión de mentiras. Y aquella moción, con su sobreactuada y repentina indignación de las izquierdas, fue la gran patraƱa polĆtica de nuestro tiempo, y la segunda llegada al poder de la izquierda en extraƱas circunstancias, tan solo unos aƱos despuĆ©s de la intoxicación masiva del 13-M. Ahora ya sabemos por quĆ© no habĆa nadie mejor que Pedro SĆ”nchez para liderar un Gobierno surgido de un engaƱo masivo. En estos casos, conviene dejar las cosas siempre en manos de un profesional.
Por lo demĆ”s, en las calles se respiraba cierto consenso āincluso hubo rechazo unĆ”nime al golpe secesionista catalĆ”n-, y EspaƱa iba razonablemente bien, si exceptuamos los ramalazos progresistas y los miedos del PP a abordar cualquier cuestión que no sea económica. Quiero decir que no habĆa nada parecido a un clamor contra el Gobierno, a menos que consideres un clamor esas marchas feministas aisladas rodeando ministerios con lemas bastante groseros, y las manifestaciones sindicales a las que no acudĆan ni los organizadores. La mayor de cuĆ”ntas vi en aquellos dĆas fue contra el cambio climĆ”tico y el grueso de manifestantes eran escolares cuya alternativa a participar en la marcha era quedarse en clase. De niƱo, ante la posibilidad de fumarme un par de horas de MatemĆ”ticas, me habrĆa apuntado incluso a una manifestación contra la cerveza.
Sea como sea, SĆ”nchez, los golpistas, los comunistas y demĆ”s animales de la granja parlamentaria se aliaron para arrebatar por su cuenta en el Congreso lo que las urnas no le daban y, ciertamente, jamĆ”s iban a darle de otro modo. Lo que ha venido despuĆ©s ya lo conocemos: tanto la ruina económica como las lunĆ”ticas polĆticas de tipos que jamĆ”s soƱaron con que les tocarĆa en suerte un ministerio, que dicen las malas lenguas que SĆ”nchez diseñó su Gobierno pidiĆ©ndole a sus asesores que averiguaran quiĆ©nes era los tres tipos mĆ”s tontos y analfabetos de entre sus socios comunistas.
Tendremos que seguir haciendo horas extras para poner en evidencia todas y cada una de las trolas que tratan de colarnos los de La Moncloa
Sin embargo, si hay que hacer balance ahora, la nota comĆŗn a todo lo que ha venido con SĆ”nchez en el Gobierno es la irrealidad. Todo es mentira. Y todo lo que dicen es mentira. Mienten hasta cuando es innecesario. Mienten sin parar. Mienten con absoluta deshonra. Mienten como si fuĆ©ramos gilipollas, lo que deberĆa llevarnos a meditar si tendrĆ”n razón en sus sospechas.
Andaba hoy dĆ”ndole vueltas al asunto de la gran farsa sanchista y tal vez tenga una sencilla explicación: la verdad del Gobierno es insoportable para la opinión pĆŗblica. Es tal el desastre, la incompetencia, la amoralidad, y las corruptelas, que la Ćŗnica salida posible, desde el dĆa uno despuĆ©s de la moción, es inventar cada maƱana una realidad paralela y jugar en ese terreno ficticio las cartas de la polĆtica, con toda la apariencia de normalidad que sean capaces de ofrecer los diferentes ministros.
CaerĆ”, sin duda, este Gobierno de la mentira. Y caerĆa hoy mismo sin dudarlo, de celebrarse elecciones. Pero mientras tanto tendremos que seguir haciendo horas extras para poner en evidencia todas y cada una de las trolas que, dĆa y noche, tratan de colarnos los de La Moncloa, como si fueran parte de una vulgar secta luciferina.
EspaƱa estƔ llena de gente infinitamente mejor y mƔs preparada que esta banda de Golfos Apandadores.