Su Señoría ejerce como jueza de familia en la gallega ciudad de Vigo, en donde fuera alcalde su marido, Ventura Pérez Mariño, uno de esos jueces que, como Baltasar Garzón, cree que se puede dar el salto a la política y luego volver a la judicatura sin que la calidad de la democracia o la confianza de los ciudadanos en las instituciones se resienta. En el fondo, tiene razón. Porque peor que un juez que pasa a la política activa para a continuación volver al Juzgado, lo son los jueces que hacen política desde el feudo de la señora de los ojos vendados, que en España hace tiempo fue secuestrada por las oligarquías. La división de poderes es, desde hace lustros, una broma de mal gusto.
Pues bien, doña Lola Galovart, ex asesora del Defensor del Pueblo Gallego y ex Vicevaledora, chiringuitos que pagamos entre todos, acaba de ser premiada por su “combativa” defensa de los derechos de la mujer. Enhorabuena, Señoría.
Empero, sucede que doña Lola no sólo es magistrada, sino que es una jueza “comprometida”, es decir, socialista. Del PSOE. Y ya se sabe que la ideología, esa triple dispensa moral como la calificaba el gran liberal francés Jean François Revel, está por encima de todo. Es por eso, no quiero pensar que por desconocimiento, que doña Lola acaba de pegarle una patada en el tafanario al Derecho. Cosa tengo para mí que grave en un jurista.
Y es que ha afirmado doña Lola, en declaraciones a un medio de comunicación gallego, que” la nueva Ley del Aborto criminaliza a la mujer”. Quizá se refiera la política-magistrada a que liquidar la vida del que está por nacer deja ,como había legislado esa ruina moral llamada José Luis Rodríguez Zapatero, de ser un “derecho”.
¿Criminaliza, Señoría? Precisamente, uno de los grandes fallos de la propuesta del ministro Alberto Ruiz-Gallardón, derivado del intento del político popular de quedar bien con todos, es colaborar, mediante esta legislación, a la destrucción de lo que queda del Derecho, al introducir en nuestro ordenamiento jurídico comportamientos tipificados como delito, en este caso el aborto -despenalizado según la propuesta sólo en diversos supuestos-, sin contemplar sanción penal por su comisión. Es decir, que no sólo no se criminaliza a nadie, sino que ni siquiera se sanciona a quien cometa el delito. Cosa que ya no un juez, sino un estudiante de primero de Derecho debería de saber. Pero estamos a otras cosas. A hacer política. A comprometerse. O sea, a socialistear.
Es por todo ello que desde esta tribuna que tan generosamente me brinda el diario La Gaceta, quiero aprovechar la ocasión para desearle a doña Lola una larga y fructífera carrera política. Porque lo del Derecho, como que no lo tenemos muy claro.