«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semalmente una columna satírica en The American Spectator, The Western Journal y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative. Licenciado en Sociología, ha sido también asesor del Ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, y ha publicado anteriormente nueve libros: desde obras de humor como Yo maté a un gurú de Internet o Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti, hasta antologías de columnas como El siglo no ha empezado aún, la crónica de almas Dios siempre llama mil veces, o la historia sentimental del pop español Nos vimos en los bares. Todo iba bien, un ensayo sobre la tristeza, la nostalgia y la felicidad, es su nuevo libro.
Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semalmente una columna satírica en The American Spectator, The Western Journal y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative. Licenciado en Sociología, ha sido también asesor del Ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, y ha publicado anteriormente nueve libros: desde obras de humor como Yo maté a un gurú de Internet o Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti, hasta antologías de columnas como El siglo no ha empezado aún, la crónica de almas Dios siempre llama mil veces, o la historia sentimental del pop español Nos vimos en los bares. Todo iba bien, un ensayo sobre la tristeza, la nostalgia y la felicidad, es su nuevo libro.

El circo y los payasos en Sevilla

3 de julio de 2025

Antonio Guterres tiene calor. El loco del clima que aúlla en la ONU ha venido a España a decir que tiene mucho calor en Sevilla en julio, y que los sevillanos ya están sufriendo los efectos del cambio climático. Claro. Que cuando mi abuelo nació en Sevilla hace un siglo la gente iba en julio con chaquetita de lana y doble calcetín, por si refrescaba fuera del mojito. La reunión de la ONU ha sido lo más parecido al festival de Eurovisión, pero en el ámbito político, valga la redundancia. Muy divertido para echarte unas risas hasta que descubres que estamos financiando la juerga entre todos y que las pajitas de cartón después te las comes tú, que a ellos se las ponen de plata.

Si quieres hacerte una idea de lo que representa la ONU hoy, sólo tienes que fijarte despacio en el rey Mswati III, prototipo de mandatario influyente en esta organización, y muy querido por todos los Guterres y semejantes. El tipo se hospedó en un hotel de lujo de Sevilla, y pidió en el establecimiento un trono para poder sentarse, importante el matiz: nada que ver con la amplitud del lenguaje vulgar español, es que es rey. Un trono. Y demos gracias a Dios que no pidió una manada de mamuts sueltos por recepción para salir a cazar con flecha antes de la primera reunión del día, para matar el gusanillo. También exigió a su séquito, no sé si antes o después de los latigazos, que imprimiera una imagen gigante de sí mismo, a tamaño real, para verse por las mañanas. Aprovechó la estancia para dar con un hallazgo científico de primera: el espejo del baño del hotel de lujo está bien, pero la imagen se distorsiona extrañamente cuando se acerca a darle el beso de buenos días.

Una de las principales características de su peculiar forma de vida es que, a sus 57 años, Mswati III se ha hecho con 16 mujeres; de hecho, en su visita a Sevilla le ha acompañado su novena esposa, a la sazón, hija de Jacob Zuma, otro inmenso pájaro que apasionaba a los globalistas, empezando por el mencionado climatólogo Guterres.

En lo que respecta al chico del inminente pijama de rayas, Pedro Sánchez, ha proclamado en la cumbre de la ONU que debemos de elegir entre «solidaridad o indiferencia». ¿Solidaridad o indiferencia? Indiferencia. Cero dudas. Siguiente pregunta, Pedro. 

Mientras repaso la web de la ONU en busca de las tonterías habituales que los gurús multiculturales sueltan en estas citas, me encuentro un titular fascinante: «Das un dólar para la educación de una niña y la economía mundial crece tres, así funciona la ayuda al desarrollo». He estado a punto de emocionarme. Me encantan las novelas románticas. 

Si no se trataba de ficción, entonces hemos de contar toda la verdad: das un dólar para la educación de una niña, cae en manos de la ONU el 70% porque el Gobierno transportista se ha quedado el resto para pintar murales feministas en edificios públicos —y lo que sobre, para sobrinas—, entonces la organización invierte la mitad en las dietas de lo que cuesta al Secretario de Niñas ir al Congo a decir que es muy importante la educación femenina, y a la vuelta nadie le pide el resto, de modo que lo emplea en comprar unos terrenos congoleños que ha visto por el camino, para plantar unos molinillos y paneles solares de una empresa de un tío suyo, a su vez financiados por otro Gobierno que invierte en salvar el planeta lo que han recaudado para la educación de una niña. Y así sucesivamente. Las niñas siguen igual y los chicos de la ONU se lo pasan bomba. Y de nuevo hemos de dar gracias de que alguno no intente comprarse a la niña como esposa número 25. 

Otro titular de la ONU: «No todos los países están reduciendo su ayuda al desarrollo, España la ha aumentado un 12%». O sea, que mientras miles de españoles estaban tirados en arcenes, encerrados sin aire acondicionado en trenes, o bloqueados en aeropuertos colapsados, pagando impuestos de Suecia y disfrutando de servicios públicos de Sudán del Sur, el aspirante a Soto del Real anunciaba el regalo de 12% más a ayuda al desarrollo, mientras lanza a España al peor subdesarrollo. Se está riendo de nosotros. Pero el consuelo está en el refranero: reiremos últimos.

Es más. En cierto modo, las risas ya han comenzado. Guterres dio una noticia extraordinaria en Sevilla: «La Agenda 2030 está en riesgo» porque «se necesitan más de cuatro billones de dólares al año». ¿En riesgo? No creo que fuera la intención del célebre calentólogo, pero admitido el abismo que se cierne sobre la basura de los ODS, yo ya he descorchado un champán caro para celebrarlo y me da exactamente igual que sea la hora del desayuno. El horizonte de la libertad no se abraza todos los días.

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