«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Quince años en el diario líder de información económica EXPANSIÓN, entonces del Grupo Recoletos, los tres últimos años como responsable de Servicios Interactivos en la página web del medio. Luego en Intereconomía, donde fundó el semanario católico ALBA, escribió opinión en ÉPOCA, donde cubrió también la sección de Internacional, de la que fue responsable cuando nació (como diario generalista) LA GACETA. Desde hace unos años se desempeña como freelance, colaborando para distintos medios.
Quince años en el diario líder de información económica EXPANSIÓN, entonces del Grupo Recoletos, los tres últimos años como responsable de Servicios Interactivos en la página web del medio. Luego en Intereconomía, donde fundó el semanario católico ALBA, escribió opinión en ÉPOCA, donde cubrió también la sección de Internacional, de la que fue responsable cuando nació (como diario generalista) LA GACETA. Desde hace unos años se desempeña como freelance, colaborando para distintos medios.

La excusa perfecta

3 de octubre de 2021

Debatir sobre la efectividad y la seguridad de las vacunas es bueno y necesario, pero también es una distracción en la discusión sobre el ‘pase verde’ que los gobiernos de todo el mundo van imponiendo con la inestimable ayuda de los medios del régimen (todos los grandes). Porque lo que está en juego no es una medida sanitaria, sino un precedente de control político para el que habrá una difícil vuelta atrás.

Uno solo tiene que ver las imágenes que nos llegan de Australia, una democracia de la anglosfera que en los últimos meses se ha convertido en un estado policial, como si tuviera prisa por volver a su condición primera de colonia penal. También arde Francia por la insistencia de Macron en convertir la patria de la ‘égalité’ en un país con ciudadanos de primera y de segunda. En Estados Unidos, después del demencial decreto de Biden, hay ya hospitales que han tenido que cerrar plantas enteras por falta de personal -todos los sanitarios que se han negado a vacunarse y han sido despedidos-, por no mencionar problemas similares en otras empresas. En Italia es peor: por ley, el no vacunado no solo no puede trabajar, sino que tampoco será despedido de modo que pueda cobrar el paro, sino suspendido de empleo y sueldo, la receta perfecta para una catástrofe humanitaria.

Pero otro caso de libro, de manual, es Holanda. Desde el pasado sábado, todo holandés mayor de 13 años necesitará un pase covid digital para entrar en bares, restaurantes, cines, teatros y, en general, cualquier lugar público cerrado, en el que se indicará que su poseedor está vacunado con la pauta completa o haya dado negativo en una prueba de diagnóstico reciente.

El control ha llegado para quedarse, si no se le para en el primer paso

Ahora, no estamos hablando de un país especialmente irresponsable o rebelde. El 85% de la población está vacunada, una proporción muy por encima de la proporción que hasta hace nada se consideraba necesaria para alcanzar la ansiada ‘inmunidad de grupo’. Tampoco es que esté siendo el país devastado por la peste. De una población de más de 17 millones, solo hay doscientas personas en UCI, y los estudios calculan que un 95% de la población tiene anticuerpos contra el virus. Y, a pesar de todo, se diría que no van a ahorrar ningún esfuerzo para que el 15% de población que, por lo que sea, no se quiere ‘vacunar’ se someta a la inoculación. Esa gente, como leprosos en su lazareto social, tienen que resignarse a una vida de segunda o a gastarse el sueldo en continuas pruebas de diagnóstico. Eso, naturalmente, hasta que llegue, quizá, el momento de inocularlos a la fuerza. Por otra parte, el caso israelí muestra que el camino es la vacunación periódica e indefinida.

Los gobiernos no se han puesto, por lo demás, meta realista alguna para dar fin a este demencial estado de cosas, que convierten el antaño mundo libre en una distopía maoísta, salvo ese absurdo ‘covid cero’ que no es más realista que ‘gripe cero’. Es decir, no hay razón para pensar que los pases con información personal vayan a desaparecer en un futuro previsible. El control ha llegado para quedarse, si no se le para en el primer paso.

Es evidente que si se acepta que una emergencia permita al poder crecer y controlar más nuestras vidas, estará procurando encontrar emergencias por todas partes

La excusa es perfecta: es por tu seguridad. Por tu salud. La alternativa puede ser fatal, dudar mata. Pero cualquiera con un mínimo de conocimiento de la naturaleza humana, del comportamiento político o de la historia se dará cuenta de que si se acepta que “la situación exige” que cedamos nuestra libertad y nuestros derechos en esta situación, el gobierno encontrará otra situación cualquiera que “exija” otro tanto, e incluso no encontrará razón para acabar con la presente. Prepárese para estar mostrando sus papeles continuamente.

De hecho, el paso siguiente no es precisamente secreto. Medios y activistas internacionales vuelven al pánico anterior a la pandemia, que regresa habiendo aprendido muchas cosas, y se habla ya de ‘confinamientos por el clima’. Greta Thunberg, la niña (ya menos niña) sueca que los medios convirtieron en la Juana de Arco de la locura climática, confiesa tener envidia del covid, es decir, de las medidas de control y coacción que ha permitido la pandemia, y las quiere aplicar a lo suyo.

Es evidente que si se acepta que una emergencia permita al poder crecer y controlar más nuestras vidas, estará procurando encontrar emergencias por todas partes.

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