En el Parlamento Europeo se ha impuesto una soga a la pluralidad y a la representación de todos los europeos. Y lo han hecho populares, socialistas, progres, verdes, y extrema izquierda. Todos unidos. Todos coordinados. Todos perfectamente alineados. No tengo dudas de que muchos españoles que hace sólo un mes y medio votaron al PP creyendo en los eslóganes y discursos de campaña, hoy ya se arrepienten. Han sido de nuevo estafados. A nadie le gusta descubrir que ha sido engañado. Pero menos aún que un tercero te lo recuerde. Por eso no insistiré, porque estoy en política y en VOX con ánimo de unir, de abrazar y de construir una alternativa real y completa al discurso imperante desde hace décadas. Y nuestro discurso ha de ser el de la unidad de los españoles, en legítima defensa. Pero la unidad, en la verdad.
La semana pasada en Estrasburgo, y esta en Bruselas, se han constituido el Pleno y las comisiones parlamentarias. En la distribución de puestos de gobierno se aplica, como en la mayoría de parlamentos, la regla de D’Hondt, que supone la proporcionalidad en la asignación de puestos con un sistema concreto para el reparto de «los restos». También se aplica una regla de «equilibrio» de sexos.
Pues bien, Partido Popular, socialistas y separatistas de todo pelaje (incluidos Bildu, BNG, PNV, Junts…) han llegado a un acuerdo en Bruselas para, saltándose ambas reglas, impedir que los diputados del grupo Patriotas por Europa no esté representado. Y lo han aplicado con rigor, llamándonos fascistas. Ellos son la metáfora de un mundo ruinoso y asqueroso, donde no imperan ni la verdad, ni la justicia, ni la libertad. Es su mundo de la Agenda 2030, del urbanita ensoberbecido, de las puñeteras «elites dirigentes» que odian al hombre europeo, al hombre de campo, al trabajador manual, al autónomo sacrificado, a los padres de familia preocupados por el futuro de sus hijos.
Con su voto hoy en contra de todos los candidatos del grupo Patriotas por Europa, y con su comportamiento la semana pasada, donde prefirió apoyar a un extremista de extrema izquierda, proislamista antes que a Fabrice Leggiere, (ex director de Frontex) como vicepresidente del Parlamento europeo, es evidente que el Partido Popular Europeo ha declarado la guerra a millones de europeos representados por los diputados de Rassemblement, de Fidesz, de FPO o de VOX; ha declarado la guerra al Estado de Derecho, y al respeto a una inmensa minoría pujante, una minoría que reclama libertad para las personas, soberanía para la nación y respeto a la autonomía de instituciones como la familia.
Con su voto han declarado la guerra a la libertad de pensamiento, a la libertad ideológica, a la libertad de opinión, a la libertad de conciencia y a las naciones de Europa.
Los patriotas de Europa somos ya el último aliento de la verdadera Europa, la que levantó catedrales y alumbró la revolución científica e industrial. Si fuera por ellos, aún haríamos sacrificios humanos.
Son y seguirán siendo barbarie; la barbarie del consenso antieuropeo, la tiranía de los valores tergiversados, de los medios comprados y el resentimiento. Nosotros estamos donde estábamos. Donde debemos estar. Y ganaremos. Hoy no. Pero lo haremos. Porque tenemos la firme determinación de luchar por España y los españoles.
