«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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El refugado

10 de agosto de 2024

Algunos nos preguntamos si el episodio, como lo ha denominado el ministro de Justicia, tiene gracia o no. Si todo lo que va a quedar de este patético acontecimiento son unos memes más o menos ingeniosos, es que España ya es un estado fallido. Y de esto no tendrá toda la culpa Sánchez, la tendremos nosotros, los españoles.

Es comprensible que la prensa extranjera se parta de la risa y haga mofa y befa del numerito, ¿pero los propios españoles? ¿No nos queda ya ni un mínimo de dignidad y vergüenza torera?

Las explicaciones de ayer del portavoz de los mozos no ayudaron en nada a tomar con seriedad el asunto. Si acaso dieron ganas de llorar. Desde aquí hago un llamado para que, al menos, hagan un esfuerzo por mentirnos mejor; elaboren un poquito el mensaje; no insulten nuestra inteligencia cada vez que hablan; no nos tengan en tan poco; respeten nuestra dignidad a la hora de engañarnos y, de paso, respeten también la suya. Hubiera preferido que nos dijeran que Puigdemont se marcó un David Copperfield a que alegasen que vieron un muro humano donde todos vimos dos señores nerviosos andando por la calle seguidos por un grupo de gente, entre ellos algunos periodistas.

La comparecencia del portavoz de la policía autonómica fue más el remate de la humillación infligida a todos los españoles que una explicación de los hechos. No es descartable que esa fuera su intención. Resulta que, entre otros insuperables obstáculos, no pudieron detener al prófugo porque dieron con un semáforo en rojo. Imagino al conductor del vehículo policial exclamando un «¡maldita sea mi suerte, ahora el semáforo en vermell, qué más nos puede pasar!». Ya se sabe que las fases semafóricas las carga el diablo. Todo parece indicar que Cataluña está mutando en Bélgica, donde llegada cierta hora de la noche no se pueden realizar detenciones. Pues en Barcelona son tan europeos que no se saltan un semáforo en vermell aunque persigan al mismísimo Jack el Destripador.

Tampoco esperaban los sufridos mozos semejante comportamiento del que fuera máxima autoridad de Cataluña. Del tío del que dicen que huyó de España en un maletero para vivir en el país donde comen mejillones con mantequilla. Y la frase más desconcertante: «El operativo estaba dimensionado, pero no preparado». Sin palabras. Créanme que escribo esto sumida en una mezcla de estupor, enfado y risa nerviosa. ¿Pero se creen que todos somos socialistas o nacionalistas? ¿En serio?

Ya no agradezco ni el punto de sinceridad de decir que habían hecho lo que se les pidió. Es de lo único que no hay duda. Los mozos hicieron exactamente lo que se les exigió: dejar que Puigdemont entrara en el corazón de España —que eso es el centro de Barcelona— quedara bien ante su gente y, a la vez, que Sánchez saliera bien parado con la investidura de Illa el Educado —ni una mala palabra ni una buena acción—. Objetivo conseguido.

¡Pero qué más da todo si ayer fue el primer día del futuro de Cataluña! Este fue el resumen de un aciago día del hombre cuyo corte de pelo es la noticia, Félix Bolaños, emulando a Leire Pajín y su acontecimiento planetario. Y aquí está el quid de la cuestión. Qué más dará que Puigdemont vaya, venga y por el camino no se entretenga si su falta, su golpecito al Estado ha sido amnistiado. Por qué ponerse quisquillosos y montar escenitas desagradables —una detención en el bello parque de la Ciudadela– para que este hombre dé cuentas ante la Justicia si esto ya ni siquiera es delito. La noticia, lo que importa es que Sánchez ha consolidado su poder. Todo lo demás, la Justicia con sus impertinentes órdenes de detención, son ganas de complicar las cosas por parte de la fachosfera.

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