«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

BiografĆ­a

Epƭstola de Solana a los espaƱoles

1 de septiembre de 2013

Tiene razón Javier Solana en su artĆ­culo de El PaĆ­s titulado Tarde y mal sobre el ataque-interruptus de Obama contra el tirano damasceno. ĀæPor quĆ©? Porque no va a resolver el complejĆ­simo avispero sirio (Āæsi quitamos a Assad, nuestro hijo puta, a quiĆ©n pondremos? ĀæA los seƱores de guerra en que ha degenerado la turbamulta de los rebeldes?); porque llega con retraso, un retraso de 100.000 muertos y dos millones de desplazados (Āæpor quĆ© ahora, precisamente ahora, y no hace meses?); porque lo de las armas quĆ­micas suena a pretexto (como el pretexto del Maine, de Pearl Harbour, del tiro en la nuca de Sarajevo en 1914). Porque ya nos engaƱaron una vez, con aquellas armas de destrucción masiva de Irak, que sólo existĆ­an en la imaginación del PentĆ”gono (y de Downing Street), como se demostró despuĆ©s, dejando en evidencia a Bush, Blair y el telonero espaƱol del trĆ­o de las Azores. Porque tambiĆ©n aquello fue una excusa para acabar –ejecución ejemplar mediante– con Sadam Hussein (Āæpor quĆ© entonces y no 10 aƱos antes?). Y por supuesto, por lo de siempre: porque la archianunciada intervención americana en Siria carece de aval de las Naciones Unidas. No es necesario, ya lo ha dejado bien claro David Cameron, pero el plĆ”cet de la ONU le darĆ­a legitimidad –si es que se puede usar esta palabra en una intervención de una potencia extranjera–.Hasta aquĆ­ bien. El problema es que quizĆ” no sea el ex secretario general de la OTAN la persona mĆ”s indicada para impartir encĆ­clicas a lo Mahatma. O epĆ­stolas. Nada mĆ”s agresivo que un pacifista, con o sin premio Nobel, llĆ”mese Barack Obama o Javier Solana, a quien maliciosamente motejaba Anasagasti en su blog como ā€œun creĆ­do en cinco idiomasā€, por aquello del tonto y los idiomas de su tĆ­o abuelo, Salvador de Madariaga.Solana ha sabido construirse una leyenda ad hoc, y va por ahĆ­ con su aureola de profesor universitario, y su prestigio, pelĆ­n inflado, de socialista ilustrado, pero lleno de contradicciones: desde aquello tan hippie de ā€œOTAN, de entrada, noā€ ascendió a capitĆ”n general de la Grande ArmĆ©e. Nunca fue para tanto, pero como la izquierda no tiene lĆ­deres, desde que el Viejo Profesor ascendió a los cielos, han puesto en una peana al sobrevalorado Solana.Siendo ministro de Cultura se hacĆ­a de la cosa un lĆ­o con los quebrados y los ordinales (catorceavo por decimocuarto), y luego presumió de ser el Henry Kissinger europeo, dedicĆ”ndose al frente de la OTAN a jugar a los soldados con los hijos de los demĆ”s o a silbar con disimulo cuando lo de la limpieza Ć©tnica en Kosovo. El famoso mĆ­ster PESC ordenó bombardear Belgrado sin contar con la autorización de Naciones Unidas. O sea que no venga ahora dĆ”ndoselas de florecilla de San Francisco, con un ramo de olivo en el pico.

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