Tiene razón Javier Solana en su artĆculo de El PaĆs titulado Tarde y mal sobre el ataque-interruptus de Obama contra el tirano damasceno. ĀæPor quĆ©? Porque no va a resolver el complejĆsimo avispero sirio (Āæsi quitamos a Assad, nuestro hijo puta, a quiĆ©n pondremos? ĀæA los seƱores de guerra en que ha degenerado la turbamulta de los rebeldes?); porque llega con retraso, un retraso de 100.000 muertos y dos millones de desplazados (Āæpor quĆ© ahora, precisamente ahora, y no hace meses?); porque lo de las armas quĆmicas suena a pretexto (como el pretexto del Maine, de Pearl Harbour, del tiro en la nuca de Sarajevo en 1914). Porque ya nos engaƱaron una vez, con aquellas armas de destrucción masiva de Irak, que sólo existĆan en la imaginación del PentĆ”gono (y de Downing Street), como se demostró despuĆ©s, dejando en evidencia a Bush, Blair y el telonero espaƱol del trĆo de las Azores. Porque tambiĆ©n aquello fue una excusa para acabar āejecución ejemplar medianteā con Sadam Hussein (Āæpor quĆ© entonces y no 10 aƱos antes?). Y por supuesto, por lo de siempre: porque la archianunciada intervención americana en Siria carece de aval de las Naciones Unidas. No es necesario, ya lo ha dejado bien claro David Cameron, pero el plĆ”cet de la ONU le darĆa legitimidad āsi es que se puede usar esta palabra en una intervención de una potencia extranjeraā.Hasta aquĆ bien. El problema es que quizĆ” no sea el ex secretario general de la OTAN la persona mĆ”s indicada para impartir encĆclicas a lo Mahatma. O epĆstolas. Nada mĆ”s agresivo que un pacifista, con o sin premio Nobel, llĆ”mese Barack Obama o Javier Solana, a quien maliciosamente motejaba Anasagasti en su blog como āun creĆdo en cinco idiomasā, por aquello del tonto y los idiomas de su tĆo abuelo, Salvador de Madariaga.Solana ha sabido construirse una leyenda ad hoc, y va por ahĆ con su aureola de profesor universitario, y su prestigio, pelĆn inflado, de socialista ilustrado, pero lleno de contradicciones: desde aquello tan hippie de āOTAN, de entrada, noā ascendió a capitĆ”n general de la Grande ArmĆ©e. Nunca fue para tanto, pero como la izquierda no tiene lĆderes, desde que el Viejo Profesor ascendió a los cielos, han puesto en una peana al sobrevalorado Solana.Siendo ministro de Cultura se hacĆa de la cosa un lĆo con los quebrados y los ordinales (catorceavo por decimocuarto), y luego presumió de ser el Henry Kissinger europeo, dedicĆ”ndose al frente de la OTAN a jugar a los soldados con los hijos de los demĆ”s o a silbar con disimulo cuando lo de la limpieza Ć©tnica en Kosovo. El famoso mĆster PESC ordenó bombardear Belgrado sin contar con la autorización de Naciones Unidas. O sea que no venga ahora dĆ”ndoselas de florecilla de San Francisco, con un ramo de olivo en el pico.
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