«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

BiografĆ­a

El fatalismo de los 40 aƱos

27 de noviembre de 2015

La unidad de las cuatro décadas, aplicada a la política, tiene tanto o mÔs sentido que la generacional. Recordemos los 40 años que anduvo Moisés por el desierto del Sinaí hasta llegar a la Tierra de Promisión.

ElĀ rĆ©gimen del turnismo, inaugurado con la Restauración de 1876, dura realmente 40 aƱos, hasta 1916. Por esas fechasĀ JosĆ© Ortega y GassetĀ dictaminaba el paso de ā€œla vieja a la nueva polĆ­ticaā€. En efecto, siguieron dos dĆ©cadas de inestabilidad, huelgas revolucionarias, magnicidios, pistolerismo, dictadura y al final, el caos republicano y una aguda crisis económica.

En 1936 Franco se alza contra la República. Inaugura un régimen vitalicio y autoritario que dura otros 40 años. El franquismo recoge la tradición de la oligarquía y el caciquismo de la Restauración. No debe verse como una mera mímesis del fascismo.

Muerto Franco, en 1976 se plantea un régimen democrÔtico castizo, el de la Transición (a no se sabe qué). Todo parece indicar que va a durar hasta 2016, otros 40 años. Ya es contumacia.

Se observarÔ otra casualidad: la constancia del número 6. Cervantes emplea mucho ese número cabalístico. Recuerda el de los dos triÔngulos cruzados, símbolo del judaísmo.

Lo interesante de las tres cuarentenas dichas es que cada una de ellas conserva elementos fundamentales de la anterior. No suele decirse una verdad, que algunos componentes bÔsicos del franquismo tienen precedentes en la Restauración. Por ejemplo, la semilla del Estado de bienestar, con el Instituto de Reformas Sociales de Maura-Canalejas. No, no fue un invento de Felipe GonzÔlez. Igualmente se oculta que la Transición conserva algunos rasgos del franquismo. Ejemplos: los Sindicatos alimentados por el Estado, el autoritarismo bÔsico, el peso funcionarial, el Estado de bienestar ya desarrollado.

Todo hace suponer que la ā€œnueva polĆ­ticaā€ (otra vez como hace cien aƱos) del rĆ©gimen que ahora se inaugura va a retener bastantes elementos de la Transición. Sin ir mĆ”s lejos, el rechazo de los sĆ­mbolos nacionales, la ilusión del centrismo, el derroche del erario, el desbarajuste regional, el terrorismo.

SegĆŗn mis cĆ”lculos de la estadĆ­stica histórica, la ā€œnueva polĆ­ticaā€ durarĆ” hasta 2056. RecibirĆ” algĆŗn nombre que no sĆ© anticipar. Yo no verĆ© el desenlace, pero los jóvenes, sĆ­.

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