«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.

García-Gallardo no tiene ni idea de embarazos

19 de enero de 2023

Juan García-Gallardo no tiene ni idea -dice la izquierda y gran parte de la presunta derecha- de embarazos. Bueno, es lógico. No tiene hijos. Yo tampoco supe mucho hasta los 29 años, cuando me quedé embarazada por primera vez. Pero además la afirmación no es del todo cierta. Juan García-Gallardo sabe lo suficiente de embarazos. Sabe que lo que crece en el útero de una mujer embarazada es un ser humano. No solo lo sabe, lo dice y quiere que todas las embarazadas lo sepan también. Y eso, por lo visto, es provocador, abre debates indeseables, pone al PP en aprietos o da oxígeno a Pedro Sánchez.

El debate del aborto no estaba superado en nuestro país, como repite la izquierda cual mantra. Solo nos lo habían robado. Porque no es un debate sobre derechos de la mujer. Es algo mucho más simple: un debate entre buenas y malas personas, entre los que respetamos los Derechos Humanos y los que pretenden que finjamos que respetan los Derechos Humanos. Cualquier persona que hable de “derecho al aborto”, simplemente no respeta los Derechos Humanos. Y ni Juan García-Gallardo ni nadie está obligado a hacer que cree que sí, por mucho que le griten, le llamen patán o le monten campañitas mediáticas a uno y otro lado.

Hay matices, como en todo. Yo no me considero moralmente superior a una mujer que haya sido violada y no quiera tener al hijo de su violador. Pero sí me gustaría señalar que ni siquiera a ese agresor sexual se lo condenaría a muerte. En España, gracias a Irene Montero, probablemente lo que harían es sacarlo de la cárcel. Al bebé, inocente de todo, es legal trocearlo. Tampoco sería capaz de decirle a una madre cuya vida corra grave peligro si sigue con un embarazo que hace mal, por mucho que yo prefiriera siempre priorizar la vida de mi bebé a la mía.

El vicepresidente de Mañueco ni siquiera ha entrado en estas consideraciones éticas. Solo ha anunciado que el gobierno regional del que forma parte quiere proporcionar toda la información posible a las embarazadas. Intolerable. Y después ha hecho algo aún más intolerable: aguantar el pulso a la izquierda, a los medios y, con los días, hasta a su socio en el Ejecutivo y, en la firma del protocolo, al PP.

García-Gallardo tiene 31 años, tenía un buen trabajo en la empresa privada y, según tengo entendido, fecha de boda. Tenía una vida hecha -y plena- fuera de lo que los cursis llaman “lo público”. No necesitaba hacerse conocido ni “generar ruido” como dicen medios muy “conservadores” -pero de las subvenciones-. Y aun así pone la cara para que le den bofetadas por asuntos que considera[mos] dignos de ser defendidos. Eso, para mí, es tener vocación política. Una renuncia para prestar un servicio. No nacer y crecer en las juventudes de este o el otro partido ni haber tenido como único oficio conocido el de cajero antes de vivir toda una vida del dinero de todos.

El líder de Vox en Castilla y León es un hombre valiente. Y cuando sepa mucho de embarazos, porque tenga hijos, podrá decirles que vive con la conciencia tranquila porque hizo en cada momento de su vida lo que consideró que debía hacer y defendió lo que creyó que debía defender. Y eso no hay subvención, campaña institucional, sueldo político, elogio progre o loa de periodista centrado que lo pague.

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