Por si fueran pocas las amenazas autoritarias a la frĆ”gil democracia espaƱola, ahora, se ha impuesto una prĆ”ctica especialmente ominosa. A la Presidencia del Congreso de los Diputados, le ha dado por censurar el lenguaje de sus seƱorĆas, cuando considera que una palabra suena insultante o impropia. Es una decisión contraria a los buenos usos parlamentarios. Si en algĆŗn lugar debe brillar la libertad de expresión es, precisamente, en las Cortes Generales, sede de la soberanĆa nacional.
Tomemos un suceso nimio que ya ha sido comentado, pero que resulta muy ilustrativo por las consecuencias que pueda traer. Una diputada de VOX se dirige a los representantes de Bildu, el grupo secesionista vasco, heredero de los terroristas, con el irónico tratamiento de Ā«filoetarrasĀ». MĆ”s bien podrĆa considerĆ”rsele una cortesĆa, pero a la Presidencia del Congreso le pareció una ofensa y decidió retirarla del acta de la sesión.
Es evidente que los integrantes de Bildu se unen por su afinidad con los etarras o terroristas vascos
Vamos por partes. Para empezar, habrĆa que traducir la etiqueta del grupo en cuestión, despuĆ©s de todo, socio del Gobierno. Bildu es tanto como decir Ā«reuniónĀ» en vascuence. Se entiende, reunión de los terroristas vascos y de sus seguidores y herederos, los sedicentes Ā«luchadores por la libertad del PaĆs Vasco (Euskadi)Ā». La organización criminal se hizo llamar Euskadi Ta Askatasuna, PaĆs Vasco y Libertad o ETA). De ahĆ que a los terroristas vascos se les diera el apelativo sonoro de Ā«etarrasĀ».Ā Es evidente que los integrantes de Bildu se unen por su afinidad con los etarras o terroristas vascos. Ciertamente, despuĆ©s de un millar de asesinatos dejaron de matar. Les convino mĆ”s convertirse en un partido polĆtico, asociado hoy con el Gobierno socialista de EspaƱa, del que obtiene considerables ventajas. No es la menor lograr que los terroristas vascos que estĆ”n presos sean trasladados a las cĆ”rceles del PaĆs Vasco y, de ahĆ, bonitamente a la calle. Pero en ningĆŗn momento a los de Bildu se les ha ocurrido condenar el terrorismo; tampoco han colaborado con la Justicia para dilucidar los centenares de asesinatos que quedan por resolver. Por tanto, consideramos que Ā«amigos de los etarrasĀ» no tiene por quĆ© ser un dicterio, y sĆ la descripción de un hecho.Ā
Cabe discutir la calificación del neologismo Ā«etarraĀ». En vascuence, el sufijo Ā«-arraĀ» se utiliza como gentilicio. AsĆ, Ā«donostiarraĀ» (natural o vecino de San SebastiĆ”n). Por tanto, la calificación de Ā«etarraĀ» podrĆa ser un reconocimiento hasta un eufemismo cortĆ©s, pero no una injuria o una impertinencia. Otra cosa serĆa decir Ā«terroristas vascosĀ», por mucho que sea un tĆ©rmino descriptivo con la mayor objetividad. Por cierto, casi nunca se emplea. AquĆ opera el santo temor a la xenofobia.
La Presidencia del Congreso de los Diputados no es quiƩn para censurar las intervenciones de los parlamentarios
En consecuencia, no es para alarmarse si se califica de «filoetarras» a los diputados de Bildu. No es caso de que vayan a ser enemigos de los terroristas vascos. Cuando éstos salen de la cÔrcel, los de Bildu les organizan ruidosas fiestas de homenaje o bienvenida (ongi etorri). ¿Cabe mayor «amistad»?
Con independencia de la anĆ©cdota que nos ocupa, lo que debe quedar claro es que la Presidencia del Congreso de los Diputados no es quiĆ©n para censurar las intervenciones de los parlamentarios. Son ellos los responsables de sus discursos, y asĆ deben ir a las actas. Ćsa es la tradición: luz y taquĆgrafos.
La degradación del Parlamento espaƱol se manifiesta en que su Presidencia se comporta como subalterna o servil del Gobierno. En el caso comentado se ve obligada a favorecer los escrĆŗpulos de Bildu, porque se trata de un firme socio del Gobierno. No deja ser paradójico que un partido polĆtico, cuyos dirigentes no se sienten espaƱoles, al mismo tiempo, colabore con el Gobierno de EspaƱa. Pero Ć©sa es otra historia.