«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semalmente una columna satírica en The American Spectator, The Western Journal y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative. Licenciado en Sociología, ha sido también asesor del Ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, y ha publicado anteriormente nueve libros: desde obras de humor como Yo maté a un gurú de Internet o Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti, hasta antologías de columnas como El siglo no ha empezado aún, la crónica de almas Dios siempre llama mil veces, o la historia sentimental del pop español Nos vimos en los bares. Todo iba bien, un ensayo sobre la tristeza, la nostalgia y la felicidad, es su nuevo libro.
Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semalmente una columna satírica en The American Spectator, The Western Journal y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative. Licenciado en Sociología, ha sido también asesor del Ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, y ha publicado anteriormente nueve libros: desde obras de humor como Yo maté a un gurú de Internet o Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti, hasta antologías de columnas como El siglo no ha empezado aún, la crónica de almas Dios siempre llama mil veces, o la historia sentimental del pop español Nos vimos en los bares. Todo iba bien, un ensayo sobre la tristeza, la nostalgia y la felicidad, es su nuevo libro.

La entrevista piscinera

26 de agosto de 2021

Gracias Pepu, alguien tenía que decirlo. Llevamos muchos veranos sufriendo en silencio este drama. Está bien defender siempre a los sufridos refugiados y a los pobres del África, pero ya era hora de acordarse también de ese otro colectivo estigmatizado, sufridor y mil veces mortificado, que es el que formamos los tipos de derechas. Ya sabes: los ricos, los pijos, los cayetanos. Todo eso. Esa pandilla que con tan fino humor describes, en esa entrevista piscinera que te han hecho para ilustrarnos a los demás sobre las secretas diferencias entre el angustioso veraneo del conservador y el feliz veraneo del progre.

Sí. Ser de derechas en verano es fatigoso. Mientras los de izquierdas disfrutáis de verdad de las vacaciones pagadas porque, como has desvelado, las luchasteis y las ganasteis, los conservadores debemos limitarnos a gastar el dineral que has dicho que nos corresponde por ser todos ricos, de cuna o de tumba, cargar con nuestra mala conciencia de explotadores laborales, y por supuesto, ir a misa sin parar. Apenas tenemos tiempo de hacer otra cosa. Que vamos más a misa que el Botafumeiro de Santiago de Compostela y el baldaquino de San Pedro del Vaticano juntos. 

Es un auténtico fastidio no poder ir ni un día a la playa, al monte, de ligoteo, o salir a tomar unas cañitas, por tener que estar a todas horas yendo a misa, que además es larguísima, y la gente canta, y te asas bajo el hábito porque hace muchísimo calor allí dentro, y el cura opina de política, y todo el mundo va allí triste y contra su voluntad, y todo eso que ya conoces perfectamente porque lo habrás leído en alguna obra maestra del célebre teólogo Dan Brown.

Es un auténtico dolor ser de derechas en agosto cuando el resto de la gente normal se divierte, Pepu (…). Os imagino ahora mismo a los socialistas siendo tan felices, con la conciencia social tan tranquila, celebrando manifestaciones solidarias, reventando algunos cajeros…

Yo mismo esta mañana me he levantado de la cama de clavos, he ido a misa en pijama y luego ya me he dado una ducha, antes de prenderle fuego a un fajo de billetes de cien para encender un gran habano. Más tarde, lo típico de los fachas, he estado pintando bigotes y cuernos a los ministros que salen en el periódico mientras daba un garbeo en mi limusina pero, de inmediato, he tenido que abandonar la diversión para ir a misa. Después, el paseíto por el centro, más que nada para lucir la chistera y despreciar un poco a las clases bajas, aunque lo he dado a toda prisa porque llegaba tarde a misa. Y al salir de la catedral, he ido a por el pan y he aprovechado que pasaba delante de otra iglesia para ir a misa antes de comer. Qué agobio, Pepu. No te da tiempo a nada. Si acaso, a comprar unos cuantos kilos de caviar, para luego dárselos al gato del vecino; no imaginas lo difícil que es combinar la riqueza más obscena con la más exigente penitencia.

La comida, claro, cuaresmal y penitente, como es costumbre en el veraneo de toda familia de derechas, mezclando legumbres crudas con ceniza de incensario, y frugal, para no dormirme después en misa. Después, por facha y madridista, he decidido mortificarme un poco leyendo las últimas noticias sobre Mbappé, que dejan este cilicio abdominal que llevo puesto en un juego de niños, pero me he quedado sin enterarme del final de la historia porque se me ha echado encima la hora de la misa. Y la tarde, como todo conservador que se precie, me la he pasado entera en la iglesia, oyendo misa tras misa, obligando a las chicas que entran en el templo a que se cubran la cabeza con el velo, dándome sonoros golpes de pecho, y, bueno, robando los cepillos, que es lo nuestro, ya sabes, el trinque. 

Al caer la noche, siempre hacemos ayuno orante, antes de meterme en cama hambriento y entristecido de tanto mortificarme, aún he reservado un rato para ir a misa dos o tres veces más. Tantas han sido las misas hoy, que casi he dado gracias a Dios al contacto con la dulzura de los clavos de la cama, porque al menos es un cambio de actividad.

Un dramón. Es un auténtico dolor ser de derechas en agosto cuando el resto de la gente normal se divierte. Empleando el mismo método científico que tú para describir a los conservadores, os imagino ahora mismo a los socialistas siendo tan felices, con la conciencia social tan tranquila, celebrando manifestaciones solidarias, brindando por la república, reventando algunos cajeros, pagando impuestos con alegría, y gateando por el suelo de la logia, y se me saltan las lágrimas de envidia solo de pensarlo. Las lágrimas, Pepu. 

Qué bien vivís, granujas.

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