«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.

La gran aporía del feminismo rampante

8 de julio de 2023

Punto de partida: el Gobierno actual es el más incompetente de la España contemporánea. Lo peor es que no parece haber salida expedita del laberinto. Se me objetará que, al menos, de los 22 puestos ministeriales, más de la mitad son mujeres. Peor me lo pone usted, pues es el feminismo resultante lo más atrabiliario del Ejecutivo. A la deplorable estadística de la hueste de las ministras habría que agregar la oronda figura del ministro de Cultura. Lo permite su orientación sexual y su desorientación académica.

El feminismo hegemónico es más destructor que el machismo. Al menos ha conseguido elevar a la dignidad del «orgullo» colectivo una estrambótica orientación sexual; bueno, varias, hasta el punto del exhibicionismo. Su bandera infantiloide aspira a desplazar las nacionales o regionales, cual si fuera un nuevo y definitivo patriotismo. Es una auténtica inversión de valores. No puede resultar más dañina. ¿A qué santo la bandera homosexual es «símbolo de libertad» y no tantas otras, igualmente, privadas?

Es de una simpleza atroz manifestar, ostentosamente, el «orgullo» de ser homosexual. Por la misma razón, uno podría enorgullecerse de ser zurdo o rubio. En el fondo, son formas de racismo, sobre todo, cuando se trata de imponer tales arbitrariedades a la población. Entre otras extravagancias, llama la atención el hecho de que el movimiento «arcoíris» se ponga bajo el marbete de la «igualdad». Más bien, el dato de hacer ostentación de las heteróclitas combinaciones sobre gustos sexuales fuerza a que se manifiesten nuevas desigualdades. No quiero ni pensar que, con estos presupuestos, el actual Gobierno vaya a ganar las elecciones del 23 de julio.

Cabe imaginar una salida radical a la gran aporía, que es, esencialmente política. Se acerca más al ideal bipartidista, hoy por hoy imposible. El PP y Vox se subsumirían en un gran partido conservador. En el otro lado, aparecería otra gran formación política de izquierdas de verdad, recortando localismos y extremosidades, igualmente libre de particularismos. El gran obstáculo a ambos proyectos es la persistencia de la corrupción política y el feminismo alocado. ¡Cuán largo me lo fiais! De momento, no se perciben voluntades para tal necesaria transformación.

La aporía a la que me refiero se traduce con este dilema. Si el PSOE y sus secuaces serviles ganaran las próximas elecciones, la consecuencia sería el caos. Si las ganara el PP (con la ayuda de Vox) se impondría la norma de que todos los grados de la enseñanza se desarrollaran en español, sin perjuicio de seguir cultivando, potestativamente, las lenguas regionales. No es una fórmula caprichosa. Es la que existe en Francia, Irlanda, Reino Unido y tantos otros países europeos con varias lenguas y, por encima de ellas, la común. Lo que ocurre es que una propuesta tan elemental es un sueño vano. En donde se demuestra que un eventual Gobierno del PP, incluso «en solitario», no va a cambiar el actual estado de cosas. Es decir, en la práctica, el PP se acerca más al PSOE que a una supuesta «ultraderecha», según la propaganda de la izquierda.

.
Fondo newsletter