«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

Las cadenas de Sánchez

1 de mayo de 2024

No, no voy a hablarles de las televisiones o emisoras radiofónicas que el sanchismo controla. Y que no son pocas, por cierto. Tampoco de las cadenas que, metafóricamente hablando, suponen las innumerables dádivas en forma de subvenciones, créditos, campañas institucionales, publicidad gubernamental o demás gabelas con las que va regando a la sociedad para tener a la gente callada y sin capacidad de protestar. Quisiera referirme a otras cadenas mucho más sutiles, pero más difíciles de romper: las cadenas de la historia, de nuestra historia, de esa España que tan poco y mal nos han explicado, dejándola en la versión de ZP, la zurdería y ahora Sánchez en un eterno enfrentamiento entre dos Españas. La suya, por descontado, es la buena. La nuestra, la mala, la facha, la odiosa, la España que hay que eliminar.

Aflojadas algo —tampoco mucho— durante aquellos años en los que se hablaba de reconciliación y concordia, las cadenas vuelven a aprisionarnos a los españoles y parece imposible zafarse de ellas. «Yo soy de izquierdas porque mi familia lo ha sido siempre» o «yo soy de izquierdas porque a mi abuelo lo mató Franco» o «yo soy de izquierdas porque no quiero que nos gobiernen los fachas» son expresiones, más bien muletillas, que escuchamos a diario con mucha más frecuencia que hace, pongamos, diez años. De nada sirve decir que García Lorca murió por una venganza personal, que Dionisio Ridruejo al enterarse dijo «hemos perdido la guerra», que un falangista, Rosales, poeta como él, lo tenía escondido en su casa o que el gran poeta y José Antonio Primo de Rivera quedaban en un taxi clandestinamente para intercambiar ideas sobre literatura, poesía y política. Porque al líder de Falange le habría gustado que Lorca fuese el poeta oficial de su movimiento y sentía por él la más viva de las simpatías. Ambos, tristemente, fueron asesinados por esas cadenas que nos han aherrojado secularmente al pueblo español. Si tú eres de ellos no puedes ser de los míos

Eso evita tener que reflexionar y conceder la oportunidad al otro de explicar sus razones. Es más sencillo decir que eres un facha y despacharte con ese detente bala que ponerte a pensar en qué consiste el fascismo y si hay tal cosa en España en la actualidad, que ya les digo que no y me atrevo a añadir que jamás lo hubo a excepción de Ernesto Giménez Caballero o Ramiro Ledesma. Pero las cadenas viejas, oxidadas, sucias y pesadas como el plomo, vuelven a atraparnos y Sánchez se jacta de haber levantado un muro entre españoles. Qué enormidad, Dios mío. Pero es cierto. Tenemos muros entre regiones, entre mujeres y hombres, entre trabajadores y empresarios, entre izquierdas y derechas. Tantos muros como cuestiones existan. Y sin posibilidad de acercamiento porque nos atan las cadenas. Eso nos debilita como nación y nos envilece como individuos, porque aborta cualquier posibilidad de diálogo entre compatriotas. Y España, una vez más en su historia, llora desconsolada en un rincón.

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