«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

La verdad sobre la inmigración ilegal

24 de enero de 2024

En España decir la verdad sirve de poco. Recordemos lo que dijo el rey Ludovico XI de Francia cuando al preguntarle qué cosa encontraba a faltar en su palacio respondió: «La verdad». Decir lo que vemos en nuestras calles, plazas y pueblos es un deporte de riesgo. El orwelliano tinglado político-mediático impide transgredir la consigna de las élites y quien lo hace ha de ser silenciado. No se permite dar publicidad a que el problema inmigratorio es de una gravedad terrible, no tan solo para nuestro país sino para toda Europa. La omertá ha hecho que la realidad se haya impuesto y que la gente reaccione vivamente ante una situación insostenible. Ya no por el problema que la inmigración ilegal supone en el terreno de la delincuencia, merecedor de políticas activas de detención y deportación a quien delinque en suelo español sin tener papeles. El problema de igual relevancia es el terrible choque cultural para que la izquierda woke y la derecha bienquedista han provocado. Unos, por su implicación directa en atraer elementos que no emigran de sus países para conseguir un futuro mejor; otros, por su cobarde silencio de plomo.

Ni es cierto que en España quepa todo el mundo, porque los recursos son los que son, ni es justo que se haya permitido que barrios o pueblos enteros vivan sojuzgados por elementos foráneos ni es entendible que la rendición de instituciones y sociedad haya llegado al extremo de la dejadez que vivimos. Ahora empiezan a verse las consecuencias de las políticas suicidas que en esta materia se han venido llevando a término en toda Europa. Empiezan a producirse auténticos maremotos políticos que han pillado en bragas enjutas a los políticos de siempre, que solo saben gritar acerca de una extrema derecha que, normalmente, suele ser el grito de los pueblos ahogados por esa invasión cultural y demográfica. Un SOS en toda la regla.

En Cataluña se viven momentos de revuelta en este sentido. Cuando hasta algunos sectores separatistas empiezan a adoptar posturas firmes en contra de los ilegales —véase el caso de Aliança Catalana, ultra independentista a machamartillo, pero también inflexible con la islamización que se vive en mi tierra— significa que los grandes partidos nos han vendido con su política del avestruz. Cosas que hasta ahora tan sólo unos pocos como VOX habían tenido la valentía de decir en voz alta comienzan a ser repetidas por gentes de otras formaciones como la citada Aliança o incluso por gentes de Junts o Esquerra, ojo, estos dos últimos responsables por favorecer la llegada de inmigrantes de habla no española, creyendo que así favorecían más su nefando proyecto de ingeniería social. Lo mismo sucede en el resto de España, en Francia, en Alemania, en Suecia, en Dinamarca, en Italia. Debemos decir la verdad y ésta no es más que una: o frenamos este problema y tomamos soluciones enérgicas o dentro de pocos años habremos desaparecido como pueblo, como cultura y como civilización.

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