«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.

Los apaños de Montoro

20 de junio de 2014

“Ha llegado el momento de bajar impuestos”, dice ufano Cristóbal Montoro. Pero la rebaja fiscal no tendrá efecto hasta el 1 de enero de 2015, en pleno ciclo electoral. En mayo, el PP se la juega en municipios y autonomías “sin pedigree”. ¿Por qué será que los aumentos fiscales entran en vigor a primeros del mes siguiente, y las rebajas lo hacen seis meses después de ser aprobadas por el Gobierno? Eso se llama electoralismo.

Montoro hace la rebaja fiscal por eso y por disimular que España estuviera con tipos máximos del IRPF del 52% muy por encima del 44% de media que exhibe la UE. No lo hace porque haya llegado a la convicción de que: rebajar impuestos estimula el consumo, y que eso hacer crecer la economía, que es la única manera de crear empleo.  La cacareada reforma fiscal no cambia nada, si acaso se hace menos proporcional.

Los españoles nos preguntamos ¿Qué ha cambiado, Montoro, para que ahora “toque” bajar impuestos? Se nos dirá que la “prima de riesgo” está en mínimos. Se nos dirá que ahora ahorramos 7.000 millones de euros en intereses, porque Mario Draghi regala en dinero del BCE. Se nos dirá que hay signos de recuperación (que nadie niega). Pero ese entorno favorable puede cambiar, si –por ejemplo- los bancos franceses se resfrían o si Argentina, como parece, incurre en default; podemos llegar a enero y que las circunstancias exijan no rebajar los impuestos… Es decir, toda la bonanza es coyuntural. La pregunta es que ha hecho el Gobierno para que el desequilibrio fiscal español se reduzca, para que no gastemos más de lo que ingresamos. ¿Qué recortes de gasto público hace Montoro? ¿Pueden compararse con los que hace Manuel Valls en Francia, de 50.000 millones de euros?

¿Qué tienen ustedes ahora que no tuvieran? Pues un compromiso de que “el año que viene” les rebajarán el Impuesto de la renta (IRPF) en un 12,5% de promedio. A los “mileuristas” mucho; a los tramos altos del impuesto (que ahora sólo serán cinco) les reducirán un poco al aplicar el máximo del 45%  ¡Cuidado!, que luego vendrá el impuesto especial sobre las segundas residencias, o cualquier otra cosa, que deje en “neutral” la rebajilla a efectos de ingresos fiscales. Eso es lo que le gusta a Montoro.

Las empresas se beneficiarán de un recorte del 5% nominal en el Impuesto de Sociedades,  dado el recorte de deducciones,  quedará en poca cosa. Tres años después de llegar al poder, Montoro ofrece un tipo rebajado a las empresas de nueva creación, por dos años, y -de nuevo el electoralismo- se ofrecen mil eurillos  las familias numerosas; por hijos dependientes…

Miren, España tiene un problema fiscal, antes de Montoro y ahora: con tipos altísimos, recaudamos menos que el país menos ejemplar de nuestro entorno. El peso de la “economía sumergida” unos 145.000 millones de euros año, no se puede seguir soportando. El segundo problema es el dinero español “refugiado” de la voracidad de Hacienda en paraísos fiscales, unos 140.000 millones de euros (la mitad en Suiza) es una barbaridad de pasta. Para corregirlo, Montoro tenía una receta fallida: la amnistía fiscal, que además de injusta y discriminatoria fue del todo ineficaz.

 

No hay más trucos: recorte del gasto público; luchar contra la economía sumergida y el fraude fiscal y perseguir el dinero refugiado en “paraísos fiscales”. Eso el catedrático Montoro lo sabe de sobras, pero prefiere depredarnos cuando no le llega y hacernos recortes cuando llegan elecciones.

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