La última ocurrencia de Pedro Sánchez para librarse de los infiernos políticos a la que le arrastrarán de forma inevitable las elecciones cuando las convoque, es la de incurrir en el populismo más abyecto al denunciar que la derecha representa el poder de los poderosos. Los poderosos en este caso se refiere a las empresas energéticas.
Infiernos políticos que también pueden acabar siendo personales si el próximo Gobierno investiga a fondo las compras de material sanitario que ha hecho el Estado durante la pandemia. También hay que aclarar las conexiones venezolanas, en particular el dineral que se le ha regalado a determinada compañía aérea.
La denuncia de Sanchez suena a broma si se repasan los consejos de administración de estas empresas que no se salvan de tener entre sus consejeros a un socialista o a alguien de los partidos que sustentan al actual Gobierno. Incluso uno de ellas jubiló —de la política , claro está— a Antonio Carmona con un sueldo astronómico. No creo que el señor Carmona se haya hecho muy de derechas.
El clientelismo y el capitalismo de amiguetes que se practica en España es atroz
Esta ocurrencia de Sánchez puede parecer divertida en cualquier otro contexto pero no en la de la actual crisis, ni tampoco por el trato que dan nuestras administraciones a pymes y autónomos.
El clientelismo y capitalismo de amiguetes que se practica en España es atroz. Y no solo a nivel nacional sino que se replica en casi todas las Comunidades Autónomas. Los casos más extremos son los de algunos grupos empresariales de gran implantación regional que llevan años sin beneficios y que sobreviven gracias al favor y la licitación pública.
El acceso a los fondos europeos y demás ayudas públicas es prácticamente imposible para pymes y autónomos. Hay la sensación de que la tarta del Estado, que es enorme —supone casi la mitad del PIB—, siempre va a los mismos.
‘Libres e iguales’ es una gran frase que debería aplicarse también a las empresas
Ni siquiera en la fiscalidad hay igualdad. Hace años, el propio Cristóbal Montoro denunció que las grandes empresas tributan algo menos de la mitad de lo que les toca pagar a Pymes y autónomos. Y desde luego las grandes no están sometidas al sadismo fiscal de la Agencia Tributaria cuando les inspeccionan.
Libres e iguales es una gran frase que debería aplicarse también a las empresas. Un Gobierno que debe actuar y, sobre todo, legislar para que, y cito al colectivo Sansón Carrasco:
“Los actores del capitalismo prosperan, no por hacer las cosas mejor que la competencia, sino por ‘capturar’ el entramado institucional”.
De Sánchez nada bueno se puede esperar. Esperemos que el próximo Gobierno, y sus apoyos, que suceda a Sánchez tome medidas para modernizar nuestra economía y hacerla próspera y competitiva para todos.