«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Madrid 1948 Escritor. Premios. Mariano de Cavia, González-Ruano, Jaime de Foxá y Baltasar Iban. Especial Ejército, Fundación Guardia Civil y FÍES de periodismo. 53 libros. Distinciones. Gran Cruz del Mérito Naval. Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Medalla de Oro de Madrid. Cruz de Plata de la Guardia Civil. Entre ABC, Tiempo, Época, y La Razón, más de 20.000 artículos. Pluma de Plata y Pluma de Oro.
Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Madrid 1948 Escritor. Premios. Mariano de Cavia, González-Ruano, Jaime de Foxá y Baltasar Iban. Especial Ejército, Fundación Guardia Civil y FÍES de periodismo. 53 libros. Distinciones. Gran Cruz del Mérito Naval. Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Medalla de Oro de Madrid. Cruz de Plata de la Guardia Civil. Entre ABC, Tiempo, Época, y La Razón, más de 20.000 artículos. Pluma de Plata y Pluma de Oro.

Madrid

4 de julio de 2021

Llevaba tiempo sin ir a Madrid. Mi cuna, mi ciudad, mi vida durante más de setenta años. La Capital de España, la Capital del Reino, la Capital del Estado, La Villa y Corte, El Foro… ¡Demasiado para los envidiosos! Me hallaba sentado en el interior –aire acondicionado, claro-, de mi querido ‘Richelieu’,  que tiene el mejor servicio de España, cuando , respetando las distancias, y en mi caso con lógica tranquilidad, irrumpió una dulce pareja de homosexuales de avanzada edad, como la mía. Educados, bien vestidos y con acento en el lenguaje. Solicitaron un par de ginebras con tónica. Se las llevó a la mesa Luis, un barman portugués que lleva en Richelieu desde los tiempos del Cardenal y los Tres Mosqueteros, que eran cuatro. Uno de ellos, el del acento francés le preguntó por la Sagrada Familia. Luis miró a su compañero Felipe, que mide casi dos metros y podría pasar por ser un hermano de Courtois.

Madrid es una ciudad tan grande y abierta que es capaz de apoderarse de monumentos que se construyen a más de 600 kilómetros de distancia

—Para visitar la Sagrada familia necesitan ustedes viajar, bien por carretera, avión o tren a Barcelona. No merece la pena el esfuerzo. Todavía no la han terminado. En Madrid, todos sus grandes museos, iglesias, palacios, y monumentos están en perfecto orden de revista. Por otra parte, en Madrid están ustedes tranquilos y respetados, y en Barcelona les pueden dar un par de sopapos en cualquier momento”.  El otro “gay”, con acento de Flandes, asintió. –Visitar una ciudad para contemplar una iglesia en obras no tiene sentido. Dos “gin-tónics” más, por favor”. 

Madrid es una ciudad tan grande y abierta que es capaz de apoderarse de monumentos que se construyen a más de 600 kilómetros de distancia. Un monumento, por otra parte, muy abierto al debate. Los que han tenido la oportunidad de admirarlo se dividen en dos grupos. Los que lo consideran más feo que original, y los que opinan que es más original que feo. A su proyectista, Gaudí, lo atropelló un tranvía, que ya es decir.

Pero me encontré con una ciudad alegre y confiada. Miles de terrazas, todas abarrotadas. Y los restaurantes llenos, y el 99% de los viandantes con sus mascarillas perfectamente adaptadas a sus rostros. No recordaba un Madrid tan volcado hacia la calle, tan seguro de sí mismo. En un restaurante, un grupo de clientes se sentó en una mesa de cinco. El portavoz del grupo preguntó al “maitre”. -¿Qué tenemos para hoy?-.

Y el “maitre” no lo dudó. “Además de mayoría absoluta del PP y VOX, tenemos lo de todos los días”. Se levantaron. El “maitre” había intuído su militancia. La mesa abandonada se ocupó en menos de un minuto. 

Madrid está más guapo que nunca, con toda su historia, sus museos, sus palacios, sus monumentos terminados y sus frondas soberbias

Me alegró no oír charlas sobre la Eurocopa. Una mujer muy guapa comentaba a sus amigas que el Gobierno prepara una ley estalinista para movilizar a la ciudadanía en situaciones de emergencia. “A nosotros no nos moviliza nadie, porque Madrid tiene más poder que el maduro cursi que nos ha tocado. Y si Madrid no se moviliza, no lo hará nadie en España”. La señora guapa e inteligente es parlamentaria.

A pesar del calor, me dí un largo paseo. Madrid está limpio, adornado por centenares de miles de flores. Los madrileños y los visitantes, como siempre, formando grupos comunes. Y a pesar de la ruina, el dinero corría con caudaloso regocijo. Madrid está más guapo que nunca, con toda su historia, sus museos, sus palacios, sus monumentos terminados y sus frondas soberbias. El Retiro abarrotado. Muchos madrileños ignoran que Madrid, allí en plena meseta a 700 metros de altitud, es la ciudad con más árboles del mundo, desde las acacias recién sembradas al taxolio del Retiro, allí clavado y majestuoso desde el siglo XVII. Y a la vera del Real Jardín Botánico, con su formidable colección abigarrada de árboles, arbustos y flores. Las obras del Bernabéu avanzadísimas. De estar el Bernabéu en la Diagonal en lugar de alzarse en el Paseo de la Castellana, se hallaría como la Sagrada Familia, a medias. Y sí, abandoné mi cuna, mi ciudad y mi Capital de España con necesidad de paisajes solitarios, pero sabiendo que dejé a mis espaldas mi Villa y Corte, la ciudad más alegre, cuidada, simpática y abierta del mundo.

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