Yo no quiero cuestionar los méritos de Nelson Mandela que, sin duda, son muchos, si bien Mandela tuvo, como todos tenemos, su pasado en el que –quizás porque no le parecía viable o productivo– no preconizaba precisamente la paz. Sin embargo, entendiendo al pueblo sudafricano en su rendido y masivo homenaje, me parece que quizás hay una cierta sobredosis en el plano informativo a nivel mundial y también en el despliegue de mandamases que se ha hecho para asistir a su funeral. Seguramente soy yo el que está equivocado, pero tengo para mí que a Mandela lo que le gustaría es que, más que acompañarle en las exequias, se pusieran en marcha en el resto del mundo aunque sólo fuera un poco de lo que él preconizó y ejerció en la última etapa de su vida en la que tuvo responsabilidades de gobierno. ¿Se imaginan ustedes, por ejemplo, a cualquier gerifalte de los que se dan cita en este macrofuneral haciendo lo que hizo Mandela, es decir, manteniendo al jefe de protocolo de su antecesor o permitiendo que en su Gobierno hubiera personas de raza blanca? No parece que sea la concordia o la colaboración con personas de signo ideológico diferente lo que distinga, por regla general, a la clase política, pero hay que cubrir las apariencias y si las grandes potencias mandan allí a sus mandamases, las de medio estatus como España ¡no pueden ser menos! Lo que no sé es cómo Artur Mas se pierde esta fiesta. Además, le habría dado tiempo a ir y volver y asistir a la inauguración de la farsa histórico-congresual que han montado en Barcelona contra España. Don Artur, no ha andado usted muy avisado en esto del mandelazo; se pierde usted la gran oportunidad de haber cogido por sorpresa a unos cuantos administradores importantes de la cosa pública mundial y haberles dicho que los catalanes, al igual que lo fueron los negros en Sudáfrica por los blancos, llevan siendo masacrados por los sinvergüenzas de los españoles, estos opresores castellanos, desde hace ya trescientos años o más. Imagínese el sofoco de Rajoy sabiéndole allí con las inmensas posibilidades que usted tendría de cogerse del brazo del amigo Barak o pidiéndole al compañero David Cameron que convenciera a Rajoy para que hiciera lo mismo que él ha hecho con los escoceses. ¿Cómo es posible que a alguno de los consejeros que Vd. tiene no se le ha ocurrido plantearle esta audaz peregrinación en el marco de su más que activa agenda internacional? ¿Por qué, si acaba usted de visitar Israel y la India, no se ha dado una vueltecita por Sudáfrica? ¡Tampoco está mucho más lejos! Bueno, creo que la explicación que usted va a dar a todo esto es que como se le empieza a romper el invento por “do más pecado había”, es decir, por sus socios de suicidio, los buenos compañeros de Esquerra Republicana, no está en condiciones de mandelizarse, al menos por el momento, porque tiene que ocuparse de que el precario traje del independentismo no se le empiece a reír ahora por sus más incipientes costuras. A ver cómo lo arregla usted.
