«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Periodista costarricense. Reportero por vocación. Irreverente. Defensor de la democracia. Editor en América de La Gaceta de la Iberosfera. Empezó su carrera cubriendo El Vaticano y realizó sus estudios de comunicación en México. Se ha especializado en la cobertura de la crisis venezolana causada por el régimen chavista.
Periodista costarricense. Reportero por vocación. Irreverente. Defensor de la democracia. Editor en América de La Gaceta de la Iberosfera. Empezó su carrera cubriendo El Vaticano y realizó sus estudios de comunicación en México. Se ha especializado en la cobertura de la crisis venezolana causada por el régimen chavista.

Ni ingratos ni olvidadizos, señor Tovar

25 de noviembre de 2020

Acabo de leer un artículo del activista de derechos humanos, abogado, director, poeta y educador venezolano Gustavo Tovar Arroyo. En dicho texto llama «ingratos y olvidadizos» a los venezolanos que se niegan a seguir apoyando a Juan Guaidó.

Quiero decir un par de cosas al respecto.

El artículo de Tovar Arroyo es un ejercicio de memoria selectiva donde se enaltecen las muestras de valor (innegables durante los años) y se obvian las traiciones y pactos secretos que han provocado el rechazo –justificado– de los venezolanos por los políticos opositores.

Señor Tovar. Tenemos diferencias ostensibles, pero yo le tengo un gran respeto. Justamente por eso me sorprende que se vuelva en contra de sus compatriotas (que lo han dado todo durante estos veinte años) y no sea capaz de alzarse contra los políticos que han traicionado su palabra de forma reiterada en estas dos décadas de tragedia chavista.

Me encantaría ver un texto igual de contundente de su parte exigiendo coherencia y rectitud a ese liderazgo político al que apoya incondicionalmente.

Antes de llamar ingratos a los venezolanos, creo que se debe recordar cuántas veces han confiado y cuántas veces han sido traicionados.

¿Cuántas veces creyó Venezuela en Leopoldo López? ¿Cuántas en Juan Guaidó? ¿Cuántas veces en Henrique Capriles, Manuel Rosales y Henry Ramos Allup? ¿Cuántas, señor Tovar?

¿Cuántos murieron apoyando la ruta que ellos promovían? Cientos.

Los cientos de muertos en las protestas se fueron sin saber que sus líderes terminarían negociando con sus verdugos.

¿Cree usted que los asesinados de esta lucha habrían consentido los pactos de convivencia que propone hoy Leopoldo López con quienes dieron la orden de dispararles?

Venezuela tiene derecho a dudar. Los venezolanos dejaron de ser un rebaño para convertirse en ciudadanos.

En esta historia la ciudadanía es como una rosa que crece en el invierno. Ha nacido en dictadura y no debe ser entregada a quien considera que «el problema es Maduro, pero no su entorno».

El chavismo es una peste. Usted lo sabe bien, señor Tovar. Pregúntese cómo es que sus líderes están buscando pactar con los cómplices de esta tragedia.

Si Venezuela decide no confiar y no participar en la consulta popular que usted defiende, no es por «ingratitud». Es un acto de dignidad.

La ciudadanía no se le entrega a quien te traiciona e impone agendas secretas diciendo que representa «a la mayoría».

Creo que Juan Guaidó dejó de representar a la mayoría de los venezolanos hace mucho. La mayoría no quiere «un gobierno de emergencia» con chavistas (como el que propone Leopoldo).

Venezuela quiere ser libre del chavismo y de los políticos capaces de pactar con los chavistas.

Concluyo, señor Tovar, reiterándole mi respeto.

Espero que algún día podamos vernos en Caracas y hablar con franqueza.

Ojalá alguna vez los venezolanos tengan una dirigencia coherente y que escuche, y no una que imponga y dicte según su conveniencia.

Bendiciones.

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