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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Origen y desarrollo de la Alianza Atlántica

3 de octubre de 2016

Por Felipe Quero Rodiles

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Europa tomó conciencia de la necesidad de adoptar medidas para impedir que volviera a repetirse. Francia y Reino Unido, las dos grandes potencias europeas vencedoras, trataron de crear un sistema de seguridad y apoyo mutuo que produjese la debida protección ante la hipotética posibilidad de una nueva amenaza alemana.

Con esa finalidad, acordaron en 1947 formar una alianza militar, el Tratado de Dunkerque, pero las disputas por su dirección y control, la insuficiencia de sus capacidades militares y, sobre todo, la realidad de que la destruida Alemania pudiese ser amenaza revelaron que las pretensiones de seguridad eran inalcanzables y, hasta cierto punto, innecesarias, lo que hizo que el Tratado quedase reducido a una declaración de intenciones

En búsqueda de la fórmula que robusteciese el vínculo defensivo, en 1948 Bélgica, Francia, Holanda, Luxemburgo y Reino Unido suscribieron el Tratado de Bruselas, también denominado de Unión Occidental, de colaboración económica, social, cultural y militar. Se configuró como un sistema de seguridad colectiva de forma que, en caso de agresión a uno de sus miembros, los otros le proporcionarían ayuda y asistencia con todos los me­dios a su alcance, militares y no militares, con­forme a lo dispuesto en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

Pero lo cierto era que la amenaza real no provenía de Alemania sino de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que se hallaba ya presente en Prusia, Sajonia y Turingia, y con una considerable fortaleza militar. Era pues necesario un replanteamiento.

La debilidad militar de la Unión Occidental demandaba la incorporación de Estados Unidos, por lo que los cinco países europeos iniciaron conversaciones para formalizar un nuevo sistema que integrase a Estados Unidos. A las conversaciones asistieron Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega y Portugal. El 4 de abril de 1949 se firmó en Washington el Tratado de la Alianza Atlántica, como coalición militar trasatlántica en tiempo de paz —sin precedentes— suscrito por doce naciones: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido.

Desde el primer momento la política de la Alianza se orientó a evitar la guerra, haciendo comprender a cualquier hipotética amenaza que su agresión no resultaría rentable, dando lugar a una estrategia de contención para mantener lo más alejado posible al adversario soviético.

Los doce países fundadores expresaron su deseo de vivir en paz con todos los pueblos y gobiernos del mundo, y reafirmaron su fe en los principios de Naciones Unidas, comprometiéndose a mantener la paz y la seguridad internacional, y a promover la estabilidad y el bienestar de la zona del Atlántico Norte, que se definió como el territorio de Europa y América del Norte al norte del Trópico de Cáncer, incluyendo el departamento francés de Argelia, el territorio de Turquía y las islas bajo jurisdicción de cualquiera de sus partes, sin que ello significase que acontecimientos que ocurriesen fuera de esta zona no pudieran ser objeto de consulta en el seno de la Alianza.

Para asumir sus finalidades la Alianza adoptó una Organización, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), constituida por una estructura civil y otra militar. La estructura civil estuvo formada por el Consejo General, presidido por el Secretario General y conformada por los representantes permanentes de los ministerios de Asuntos Exteriores o, según los casos, por los Jefes de Estado y Gobierno, y por diversos Comités, siendo el principal el Comité de Planes de Defensa (DPC). La estructura militar constituida por el Comité Militar, formado por los Jefes de Estado Mayor, con representantes permanentes, y por varios Mandos.

El Tratado dejó libertad a cada país asociado para ejecutar cualquier acción que considerase adecuada pero, individual y colectivamente, las naciones miembros deben adoptar medidas para restablecer la paz y mantener la seguridad.

Pero una Europa desgastada y desarticulada, con un gran vacío de poder en sus partes Oriental y Central por la presencia comunista, hacía evidente que la identidad europea estaba en peligro y, aunque el Tratado de Bruselas y la OTAN habían aumentado la capacidad teórica de defensa de Europa Occidental, el problema de fondo es que no resolvían la situación de Alemania.

En 1950 las naciones de Europa Occidental sentían la necesidad de integrar a la República Federal de Alemania en el sistema de seguridad colectiva, y actuó como catalizador la guerra de Corea. En 1952 elaboraron un proyecto de Comunidad Europea de Defensa, al que la Alianza Atlántica le planteó la coexistencia y la colaboración. El proyecto ponía claramente de manifiesto la vocación europea de protagonizar su defensa, pero su desestimación por la Asamblea Nacional de Francia no dio paso al proyecto, pero provocó la revisión del Tratado de Bruselas, la incorporación de Italia y de la Repú­blica Federal de Alemania, y la adopción de la denominación de Unión Europea Occidental (UEO).

En este contexto se desarrolló el Tratado de la Alianza Atlántica, como marco de una alianza militar, de duración indefinida, diseñada para prevenir una agresión o, en su caso, repelerla, y proporcionó la posibilidad de cooperación y consultas en los ámbitos políticos y económicos, con lo que, en realidad, la OTAN se configuró como una alianza militar y política. 

El desarrollo de la Alianza Atlántica fue progresivo y continuo. En febrero de 1952 se incorporaron Grecia y Turquía, en mayo de 1955 la República Federal de Alemania, y en mayo de 1982 España. La caída del orden soviético y la desaparición de la antigua Yugoslavia propiciaron su desarrollo, así, en marzo de 1999 se incorporaron Hungría, Polonia y Republica Checa, en marzo de 2004 Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumania, y en abril de 2009 Albania y Croacia. Así la OTAN está constituía al día de hoy por las citadas veintiocho naciones.

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