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Pablo Iglesias, el leninista que aleccionó a la derecha

29 de octubre de 2020

Estimado lector, la pasada semana se debatió en mi país, España, una moción de censura en contra del gobierno de coalición formado por el Partido Socialista y Podemos.

En ella, el vicepresidente segundo del gobierno y líder del partido morado, Pablo Iglesias, en un alarde de soberbia que siempre le ha caracterizado hizo referencia a las que diagnosticó como diferencias en el seno de las derechas españolas.

Iglesias pretendió demostrar, ante un auditorio que apenas opuso resistencia, que manejaba de manera solvente la obra de dos grandes pensadores y políticos españoles a los que contrapuso: Antonio Cánovas del Castillo y Juan Donoso Cortés.

Aquellos que hemos seguido el itinerario intelectual del vicepresidente Iglesias sabemos que en este tema “toca de oídas”. Al comparar a Casado con Cánovas y a Abascal con Donoso Cortés, Iglesias demostró que su conocimiento sobre la derecha española no pasa más allá de la lectura de la “Historia del Poder Político” de José Luís Villacañas.

En el programa Otra vuelta de Tuerka que realizó con el profesor de la Universidad Complutense, ambos compartieron unas palabras acerca de las diferentes tradiciones de la derecha española y señalaron a Donoso Cortés como un pensador fundamental (entre otros motivos por el furibundo antiliberalismo que destiló en la segunda parte de su vida y obra).

Iglesias ha encontrado su “ventana de oportunidad” para imponer una agenda que terminará por destruir los pocos anclajes liberales en los que se sustenta nuestra democracia

Donoso, al igual que Carl Schmitt, ha sido un pensador fetichizado por los principales fundadores de Podemos, especialmente Errejón e Iglesias, quienes lo han recibido a través de la obra de su adorada Chantal Mouffe.

Al comparar a Casado con Cánovas y a Santiago Abascal con Donoso, Iglesias quería profundizar en la división que aqueja a la derecha española contemporánea y, de manera velada, acusó a los miembros de Vox de ser el reflejo de lo que él es: contrario al parlamentarismo liberal y partidario de, en términos oakeshottianos, una concepción ideológica de la política.

Con todo, Iglesias ya no engaña a nadie. Si repasamos brevemente hacemos su trayectoria como conferenciante y politólogo, encontraremos numerosas muestras de su admiración por el siniestro Vladimir Ilich Uliánov (Lenin). 

El secretario general de Podemos se enorgullecía por el hecho de considerarse un “leninista heterodoxo”. Alguien que comprendió que la principal lección que se podía sacar de la Revolución de Octubre y de la toma del poder por parte de los bolcheviques era precisamente esa, la manera en la que éstos aprovecharon los momentos de excepcionalidad para hacerse con el poder.

Ahora, en una España aquejada por una de las peores gestiones sanitarias y económicas de una pandemia que se antoja histórica, Iglesias ha encontrado su “ventana de oportunidad” para imponer una agenda que terminará por destruir los pocos anclajes liberales en los que se sustenta nuestra democracia.

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