«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las paridas de Rajoy

29 de septiembre de 2014

 

He consultado cuidadosamente el Diccionario para aplicar el término adecuado al caso. La palabra más adecuada ha sido, sin duda, parida. Hace  un par de años Rajoy aseguró que las Autonomías no podían suspenderse, ni tocarse, porque están consagradas en la Constitución. Eso, además de otros descalificativos, se llama parida. Simplemente porque antes de aprobarse la división político administrativa del Estado español en Autonomías hace más de 30 años, existía ya esa división del Estado pero en Provincias, también consagradas, por supuesto, en la Constitución desde hacía 180 años y, a pesar de esa consagración, se eliminaron sin el más mínimo problema. 

Hace unos días, Rajoy ha manifestado que decidió personalmente suspender la Ley del aborto, compromiso que había adquirido con el pueblo, entre otras razones absurdas, para evitar que cuando llegue otro Gobierno la cambie. No conozco ningún caso de un gobernante que incumpla una promesa de gobierno porque pueda ser anulada por el próximo que venga. Esa manifestación, de acuerdo con la más estricta definición de la Real Academia de la Lengua, es también otra parida. En ese momento de su nefasta declaración, Rajoy no tuvo en cuenta, no sólo su promesa, sino tampoco sus principios ideológícos, éticos y morales, ni siquiera que está gobernando para una mayoría que esperaba ansiosa el inminente cumplimiento y vigencia de la Ley del Aborto, que, ni más ni menos, se basa en la defensa del derecho a la vida de quien no puede defenderse y la merece, por encima de cualquier otra razón de la madre que, según las circunstancias, tiene asistidos todos sus derechos, que sin duda merece, de acuerdo con la más estricta ética, moral y buenas costumbres. Es, por tanto, un derecho natural y justo a parir, que Rajoy ha convertido en una parida

 

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