«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.

Pepito Piscinas

24 de julio de 2022

Abel Hermant, en su libro Eugenia de Montijo, contaba la siguiente anécdota sucedida en la Exposición Universal de París de 1867:

«La nota verdaderamente cómica la dio el rey, el exrey Luis I de Baviera, que cuando Napoleón III, siguiendo la etiqueta, le dijo: —¿Vuestra Majestad me permite presentarle mis ministros? —, contestó: —No, eso me aburre—»

A Sánchez sólo le divierte el sanchismo —Falcon, Superpuma y muchos audis— y no tiene problema alguno en disimularlo

Si a Luis I de Baviera le aburrían los ministros de los demás, a Sánchez ya le aburren incluso sus propios ministros, se la trae al pairo su equipo y le sume en el sopor todo lo que no sea él. A Sánchez sólo le divierte el sanchismo —Falcon, Superpuma y muchos audis— y no tiene problema alguno en disimularlo. Todos recordamos el día que Paco Umbral fue a la tele a hablar de su libro, pues nuestro presidente ha venido a la política para hablar de sí mismo. Como comprenderán, que las ministras podemitas de su Gobierno se líen a pioletazos entre ellas, le da exactamente igual.

Los cambios que ha realizado esta semana en el partido le importan un soberano bledo. Sánchez se precede, se cede y se sucede. Todo es Sánchez. Por eso le da lo mismo poner de portavoz parlamentario a Pachi Nadie —que es más nadie que nunca—, que a Perico de los Palotes. El mensaje lo protagoniza Sánchez porque no hay otro contenido que no sea Sánchez, así que quién mejor que Sánchez para hablar de Sánchez. Y Pachi Nadie aplaude agradecido con las orejas al que quiso humillar allá por 2017 con aquello de —¿sabe usted lo que es una nación? —, a lo que bien podría haber contestado su Sanchidad con algo así como —lo mismo que los principios de Arquímedes, compañero Pachi Nadie—. Este es el nivel del PSOE.

Por cierto, con todo el lío de los cambios y las pseudodimisiones Lastra ha hecho su último servicio al líder simulando una dimisión— nadie ha reparado en Héctor Gómez y Felipe Sicilia. Sólo hay algo más penoso que una destitución, es que nadie se haya dado cuenta de que tú existías y que te han cesado. Pues esto le ha sucedido a este par.  Se han ido sin que nadie sepa quiénes eran ni qué hacían. Ninguno de los dos es Castelar, es verdad, pero en su favor he de decir que es muy difícil hacerse notar en el PSOE de Sánchez. Es casi imposible. ¡El PSOE ha muerto! ¡Viva Sánchez!

Sánchez es el Pepito Piscinas de la política, un impostor de toda la vida como el que representaba Fernando Esteso en su película

En la ejecutiva del partido de ayer no se vio nada que no fuera pedrismo grazie, Antonio— puro y duro. Jamás he conocido un tipo tan encantado de conocerse y con tan poco pudor. Cuando lo veo o lo escucho muy a mi pesar, recuerdo aquello de Joaquín Sabina sobre una novia suya un tanto descarada: siempre tuvo la lengua muy larga y la falda muy corta. Tenemos un presidente descarado y malencarado. No conoce la vergüenza ni el sentido del pudor. Y sigo con Sabina, Sánchez es el perfecto macarra de ceñido de pantalón, en su acepción de agresivo, achulado, vulgar y de mal gusto. Bueno, y en el sentido literal: es un macarra de muy ceñido pantalón.

Sánchez es el Pepito Piscinas de la política, un impostor de toda la vida como el que representaba Fernando Esteso en su película. Un tipo vulgar que engaña a una millonaria viuda loca de los rallies a la que pretenderle un Ferrari que no tiene. Pues, en este caso, la viuda millonaria somos los españoles, Europa, la OTAN, Biden o quien se ponga por delante. Nos intenta vender lo que no tiene: principios, inteligencia, eficacia e ideas. Es un vendemotos profesional.

Al final, España es el escenario de una comedia bufa protagonizada por un actor de baja estofa, un impostor de la política que nos lleva a la ruina protegido por las mil excusas que la actualidad le proporciona: el virus, la guerra de Putin o la emergencia climática. Ayer sacó toda la artillería para el próximo año electoral, en el que sólo le importa una cosa: su futuro personal.

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