«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El Real Madrid se pone la rebeca de entretiempo

26 de septiembre de 2016

Ya tenemos terreno abonado para la reflexión. La reflexión de toda la vida, no como la de Pedro Sánchez que utiliza a la susodicha y al día en cuestión como le sale a él de la nariz. Ya se está creando ese espacio vital, se ha abierto ese aspersor que nace, crece y se reproduce en torno al Real Madrid tan pronto va líder o porque, en general, la gente ‘del opinar’ se aburre mucho. Vaya por delante que soy la primera que ve ciertos detalles en el campo y me dan ganas de salir del bar donde estoy viendo el partido y hasta escupir un poco, sin ser yo de eso. Ganas de llorar por esos puntos que hemos dejado partir en estos últimos partidos. Pero, amigos, el Madrid va líder. Yo ya tengo activados todos mis mecanismos de defensa ante el saco de opiniones sacadas de la más perturbada imaginación de algunos. Ante esos que lloran porque el Real Madrid no sale en tropel desde el minuto uno, pero envasarían al vacío el minuto 92. Esos que lloriquean por las rotaciones de Zidane. Para rotaciones las que le hacía Brad Pitt a Angelina tan pronto se descuidaba. Esos que ya tocan las trompetas del Apocalipsis, que os leo y parece que Las Palmas sólo era un espeluzne de contragolpes en forma de lanzas amarillas. Qué duro aguantar la milonga del entendido cuando sabes que después de ese “te voy a decir una cosa”, casi siempre viene una idiotez que ya sabías. Y, encima, te ves envuelta entre kilos y kilos de cáscaras de pipas. Que más de uno hacéis el escrutinio hasta al último hilo del algodón y al látex de una de las vendas de Cristiano.  Una cosa os digo, tomad esto con alegría, que los berrinches no te llevan a ninguna parte. Yo, por lo pronto, ya me he ganado cuatro aperitivos, por la cara, adivinando la alineación antes del partido. What you see is what you get, que decía alguien. Porque de objetividad y de memoria andáis escasos.

 

La mirada de Zidane ya no es para los derrotistas tan Gran Azul. Llega el otoño y os invade el desaliento. Se os ha quedado perdida ‘en lontananza’ la caza de Pokemons. Ese verano que invitaba a invadir en masa Central Park para cazar ‘Vaporeones’ (no me preguntéis). Ya ha entrado esto que llaman entretiempo y os da perezón, claro, teméis los resfriados. Cuando yo llamaría entretiempo más a ese Mundialito que, hace dos temporadas, nos dejó bajo mínimos después de un arranque de temporada espectacular. Ese jet-lag futbolístico de gabardina con sandalias o unos pendientes a lo Marcos Benavent probando combinaciones alocadas. Ese invierno postmundialito fue más propio de la escuela de Cecilia de Borja. De eso ya hablaremos. Porque aún con Benzema imprevisible, pero que resucita en cuerpo presente marcando el gol que te da la vida. Aun contemplando a un eje Kroos-Modric salvajemente despistado cuando en mi cabeza son tan impepinablemente indivisibles como packs de natillas de chocolate. Y quieran derribar los muros de la patria mía con el sólo apellido del portero que te trae a la memoria desastres que creías borrados…No podemos evitar entrar en alarma real: la baja importantísima de Casemiro y el raro estado de forma de Varane. Además de la caraja de Ramos, al que ahora obligan a poner los brazos atrás cada vez que el balón merodea a su vera, esa resolución efectiva Casemiro-Varane se nos resquebraja. Varane era el dominio abrumador del tiempo narrativo del relato. Arrebataba la pelota, al que osaba penetrar, con la elegancia y la suavidad del que corta con un cuchillito de postre la mantequilla. Ahora la cabeza de Varane está más a la deriva que Kate Winslet agarrada a su tablón en Titanic. Y vosotros perdiendo el tiempo con que si Ronaldo ha salido mosqueado del campo. A ver, ¿quién de vosotros hace la fiesta de su vida cuando lo sustituyen por otro? Zidane sabe que empieza a refrescar de noche y viene bien siempre una rebequita de entretiempo. Hay que prevenir y mejor cuidar material, que la temporada es muy larga. La importancia de lo práctico. ¿Qué me importa más, que Ronaldo juegue los 90 minutos o cambiarme al lado fresquito de la cama cuando aún, en otoño, hace calor de noche? Lo tengo claro. Que no cunda el pánico. Esta jornada ni ha mejorado ni ha empeorado la cosa. Positivo: Morata está saliendo de ese estado de semiautismo futbolístico.  Los cambios, perdón rotaciones, de Ronaldo están más que hablados entre jugador y entrenador. Eso sí, es importante saber que a pesar de ser un juego coral y la grotesca  importancia que muchos dais a  los diagnósticos generales, yo tiraría más por las conciencias individuales. Y, en definitiva, el Real Madrid es ese lobo que chupa la sangre y te convierte en carne mortal. Porque, como dice Woody Allen, en voz de Alan Alda en ‘Delitos y Faltas’, “comedia = tragedia + tiempo”. Que estamos aún en septiembre, hijos míos. Y que cada análisis que os oigo lo recojo amortiguado como los gritos de la calle cuando te encierras a leer tras el PVC de la ventana. Y una cosa está clara, para ganar al Madrid hay que sudar sangre. Igual que la de ese lobo que os gusta tanto profetizar.

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