«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.

Señoritos

11 de febrero de 2024

Hace una semana, mi amigo Robert nos invitó a pasear por sus diez hectáreas y repartirnos varios capazos de naranjas, mandarinas y aguacates. Fue un día de invierno valenciano, que este año es más templado y seco de lo habitual para alegría de los urbanitas del grupo, que pagamos menos luz, y el cabreo de Robert que ve sus naranjas más pequeñas a pesar del riego. Nos contaba de camino cuál era la variedad que íbamos a cortar, parecidas a las sanguinas, y dónde estaba el otro campo donde crecían unas mandarinas que se pelan fácil y salpican un olor tan intenso que, de tanto prometer, salivas. Acabamos subidos a dos aguacates inmensos que plantó su abuelo hace más de cincuenta años tras un viaje a México del que trajo un par de huesos envueltos en su pañuelo de tela. Robert se conoce cada árbol y cada esquina de sus huertos. Es como un químico cuando te habla de venenos para bichos y vitaminas para sus árboles, un meteorólogo cuando mira al cielo, un ingeniero agrícola y también un comercial que comparte con cada agricultor de su pueblo variedades, precios y mercados donde vender mejor sus productos mientras mira preocupado la subida de los precios del gasoil y otros materiales que usa y cómo nuevas enfermedades que traen la fruta, las hortalizas y las plantas que importamos, ponen a prueba su fuerza, paciencia y bolsillo cada año.

Por si todo eso fuera poco, ahora pelea con dos nuevas plagas: Ecologetas y burócratas europeos. La PAC es la política más importante de la UE. Pretende que no nos pase con los alimentos lo que ocurrió con las mascarillas. Persigue que mantengamos una soberanía alimentaria y evitar que quedemos en manos de algún país desaprensivo que un día nos cierre el grifo y nos condene a la carestía o al hambre. ¿Recuerdan lo que nos pasó con el gas? Ocurre que de un tiempo a esta parte la PAC y la UE están permitiendo que entren en nuestro territorio alimentos que se cosechan usando productos fito sanitarios que aquí ya están prohibidos y, sobre todo, desde unos países que pagan jornales ridículos con los que es imposible competir. Así que ahora la PAC y la UE, arruinando a los agricultores, y obligándoles a dedicar horas a rellenar cientos de documentos, se están convirtiendo en el mayor enemigo de nuestra soberanía alimentaria. Tócate los huevos. Nuestro país, que fue uno de los mejores del mundo, ha dejado de investigar para crear nuevas especies más resistentes a la sequía o las plagas. Seguimos teniendo explotaciones demasiado pequeñas como para mecanizarlas y ganar competitividad. Y nos falta modernizarnos algo más como han hecho en otros lugares.

Los ecologetas españoles han contaminado por completo las políticas agrarias de la izquierda española. Sin ir más lejos, en la Comunidad Valenciana pretendían prohibir cualquier avance genético o pesticida y abogaban por volver al arado y al buey de carga y al caballo en vez de usar los «tractores contaminantes». Son unos señoritingos de ciudad que quieren un campo a la antigua que visitar en sus cuatro por cuatro o en sus tesla. Señoritos ecopijos que desean jardineros que se deslomen para mantener un recuerdo romántico.

Los comegambas de UGT y CCOO y la izquierda española han tachado a los agricultores de empresarios elitistas. En esta España de ahora a cualquier autónomo nos tratan de esa manera. Volcados boca abajo para sacarnos los cuartos. Marlaska lanzó a los suyos a repartir tortas desde el minuto uno. Yo recuerdo el año y pico que duraron los cortes de la meridiana en Barcelona sin que nadie moviera un dedo. Las barricadas en la A-7 de sus socios, los incendios…

Veo los tractores e imagino a Robert encima. Y le animo. A él y a todos. Me hago un zumo, pelo una mandarina y abro ese aguacate mexicano que trajo su abuelo escondido en el bolsillo. Trajo sólo dos huesos. No le falló ni uno. Ahora miden más de diez metros. Sabiduría y cariño. Y se bastan para alimentar a más de una familia. Benditos sean.

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